La rabia y la insumisión ante la desidia, ante los cinco molinos de mierda que nos consumen. La burocracia, la corrupción, la ineficacia, la ineficiencia y el reformismo. No se marchó en derrota, señaló claramente y de madrugada la dirección de la campaña, a tomar la iniciativa! a no dejarse robar la felicidad del mañana!

Las derechas respiran felices, esperan en su esencia carroñera apropiarse del momento. Suponen que ahogan el desespero de los excluidos que exigen se respete su papel de vanguardia en la historia. Nada de eso señores miserables. No se equivoquen. Que la presión acumulada explotará en el rostro del Imperio y sus criollos vende patria.

Lina fue siempre controvertida, una suerte de “Juana de Arco” del Socialismo del Siglo XXI. Como amaba a su Pueblo! Como amaba al Comandante en Jefe! Con una fe verdaderamente religiosa.

Era sin duda, llevada a sus ideas, impredecible e incomprendida por burócratas y funcionarios de etiqueta. Amiga de sus amigos, terca y de una inteligencia natural fina y aguda. Andaba siempre descifrando conspiraciones, arrojada, leal, sobretodo leal Comandante-Presidente, más allá de sus indisciplinas y sus acciones a destiempo. A veces en los revolucionarios intenta imponerse un análisis racional y objetivo que pierde sus nexos con la realidad, y nos cuesta entender las particularidades del sujeto histórico, de sus contradictorias esencialidades.

Lina, era parte de este Pueblo Pobre sin tradición orgánica, pero fiel hasta los tuétanos con el código ético y valórico de quienes no tienen nada que perder, nada más la efímera vida terrenal. Pero de que vale esta, ante siglos de opresión y esclavitud física y espiritual? Cuando la historia nos reclama tomar los cielos por asalto, para dejar atrás tanta barbarie, que el capitalismo sigue sembrando por doquier.

Lina, nuestra hermana, la siempre presente en “la hora de los hornos”. La madre abnegada de los invisibles insumisos de Caracas, de colectivos revolucionarios y desdentados huele pega, de prostitutas y mendigos, de nosotros campesinos pobres, y de jóvenes que se hastían de patear piedras en los barrios, de trabajadores arrechos con tanta mafia sindical, de mujeres golpeadas por la estupidez machista. De la militancia revolucionaria y bolivariana siempre colocada al margen de “la política”, de sus eruditos personajillos “robacámaras” de oficio.

Lina nunca abandonó a los suyos. A pesar de los pesares y del error que hubieren cometido.

Lina también era una extraordinaria operadora política y de altísimo nivel. A pesar de su radicalidad caricaturizada por tirios y troyanos, fue capaz de entablar relaciones políticas orientadas desde el alto gobierno con representantes de la oligarquía criolla en aras de pactar su alejamiento de actividades conspirativas y sediciosas. Jugó un papel clave en la remodelación del Poder judicial. Se extrañará medio mundo cuando se sepa todo lo que Lina hizo por esta Revolución.

Nosotros sabemos que partió con el corazón herido. La Revolución no puede operar como máquina de moler carne, ni almas. No se puede desechar a los y las buenas como si fueran un objeto inanimado, simplemente por rumores, por chismes malintencionados, por los aduladores de palacio, ni los bufones de turno. Ante los errores políticos, medidas políticas. En nuestras filas no ha habido diálogo ni comunicación fluida, sólo órdenes y decisiones verticales, perdiendo tantas veces la humanidad que nos cobija…

En verdad nos aflora la rabia, no podemos negar que nos invade una enorme tristeza y que los pensamientos fluyen contradictorios en medio de lágrimas y una fuerte dosis de una soledad tan concurrida...

No era el momento de partir Lina…

Recuperaremos la paciente impaciencia y se impondrá en nosotros la decisión enérgica que entraña la insumisión ante un presente que se niega a la pasividad de jerarquías y estructuras enajenadas.

Es hora que la Revolución bolivariana desate la pasión popular, es hora de quienes mantienen represada en una gris alcabala al protagonismo popular, sean despojados de credenciales y jinetas. Es hora de ponerse al frente de un proceso revolucionario que clama desesperado por recobrar el rumbo libertario que le pertenece.

La partida de Lina no puede generar desconsuelo, no puede imponerse la impotencia, ni el acto meramente emocional de la protesta popular. Es tiempo histórico de asumir las cargas que trae consigo inventar el futuro de igualdades y de la felicidad que merecen los descamisados y descalzos rostros de nuestro pueblo. Es hora de mucha disciplina, de cohesión y de rabia encauzada.

Es más urgente que nunca forjar la Unidad, la Unidad política e ideológica del Pueblo Pobre en torno al Comandante en Jefe, que es forjar la Unidad Nacional en torno al Socialismo. Es hora de soltar amarras y que el Poder Popular asuma el protagonismo en el derribo de las viejas estructuras de la dominación oligárquico-burguesa. Es hora de ser implacables con los cinco molinos y de poner a Rocinante y a Jumento a galopar para derribar con ellos tanta injusticia que aún impera por todos los rincones de la Patria.

Adiós, por ahora, Lina. Aunque estamos ciertos que seguirás en filas cuidando nuestros pasos, agitando en la marcha, gritando mil veces desde las gargantas en la movilización, y asumiendo tu rol de combatiente abnegada y dulce, intransigente y tierna.

Lina hermana:

Gracias por los Tiempos Compartidos, Caminarás por siempre entre Nosotros.

Patria Socialista o Muerte!

Hasta la victoria siempr