Un libro es una pulsión de vida y su contrario. Es una prótesis y una responsabilidad. Es edificar un Otro lacaniano. Foucault dice que un libro se parece a todas las cosas, pues contiene líneas de articulación, de segmentaridad, estratos, territorialidades, pero también líneas de fuga, movimientos de desterritorialización y de desestratificación, en fin, es multiplicidad, una composición inatribuible. Hace unos años, de vuelta sobre Los Grundrisse (Marx, Tomo 3, de 1857 al 58); encontré una de esas líneas. Me hice de elementos sustantivos para leer a Marx desde Spinoza y de allí desplegarme para actualizar y recrear la teoría del valor con una mirada que lo entronca con el quantum o paquete de energía del que habla la física. Así, logré una epistemología semiótica hermenéutica, un régimen de signos de los flujos de información-comunicación: forma concretas de las distintas potencias energéticas que dan cuenta de los tiempos que corren.
Este pensamiento lo expusimos con mucha humildad ante distintos centros académicos, en varios lugares del mundo, a intelectuales reconocidos universalmente y de punta en la vanguardia del pensamiento, de la talla de Vattimo, Virilio, Negri, Hardt, Laclau, Morin, Bordieu, Baudrillad, Rorty y muchos otros. Parece que pasamos el examen con buenas calificaciones en el modo de expresión de nuestra máquina de captura de los devenires, pues todos aceptaron venir a Venezuela y acompañarnos en foros y debates. Por fortuna, de ellos recibimos amables comentarios debidamente soportados y documentados, que luego fueron recogidos en mi tesis doctoral, Crítica de la Razón Mediática. Un primer pequeño aporte al debate.
A partir de ese momento, surgieron dos libros más, preparadores del camino de Antecedentes Heroicos del Gobierno Popular: La Comuna; nuestro último texto, que es continuidad y síntesis de lo anterior, recién salido del horno, por la audacia y afecto del poeta Miguel Márquez, a quien siempre agradeceremos eternamente el gesto. Este libro es el fruto de conversatorios, notas, foros, columnas, pequeños escritos, que toman forma de la mano aguda y dedicada de Héctor Sánchez, apoyado en Jorge Reyes, Jesús Parra y Eleonora Silva. Un maravilloso equipo con el que nos hacemos y somos colectivos, sin el cual la vida no tendría ni gusto ni sentido. También surge de largas horas de reflexión y platica con mis hermanitos, El Ruso, Salvador, Julio, La Chiqui, Yerlin y demás camaradas del colectivo Alexis Vive, de la parroquia 23 de Enero de Caracas.
Para todos ellos mi eterno agradecimiento, aunque un sentimiento grande y positivo es indecible, no cabe en el lenguaje. Juntos hemos asumido la necesidad de recopilar y sistematizar lo que se va pensando y logrando, para hacer de la memoria parte del arsenal, un instrumento para las prácticas. Lucha cotidiana que supere los errores de las experiencias del pasado. Será distribuido por Librerías del Sur. Presentado en La Feria del Libro, por Gonzalo Ramírez. Las reflexiones que con humildad, sometemos a consideración, no tienen otro propósito que ir al encuentro del torrente de ideas del debate fecundo que se libra en el movimiento popular, que impregna también a cuadros y partidos del proceso de cambios.
Quisiéramos hacer de nosotros una partícula de un intelectual colectivo comprometido. Elaborar una piel y una mirada común, poner las orejas sobre el suelo para conseguir las señas que develen la importancia de aquello que es cercano: Un Concreto, materialista y radical, rojo como el desafío mas extremo: Cambiar la vida, la emancipación del tiempo humano, la abolición del trabajo. Fuerza impugnadora del capital y sus lógicas, que invita a tomar partido por la gente en el bullicio de las calles, sabiendo que el porvenir es largo.
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