Cuando veo una película de esas que muestran los barrios de China o de la India, donde reina la pobreza y el desamparo, no puedo más que evocar a la ciudad de Cagua, o mejor dicho, a uno de esos barrios de miseria antes mencionados.
Yo tengo familiares radicados en la ciudad de Maracaibo, y por muchos años en esa ciudad se daba el hecho que el gobernador era de una tendencia política y el alcalde de una opositora, pero ocurría lo que ahora falta, que se daba una competencia entre ambos, alcalde y gobernador por hacerle obras a la ciudad que le dieran comodidad al marabino y mejorara la imagen del gobernante, local y regional, para una reelección, pero la calidad de vida del pueblo la mejoraban ambos.
En Aragua el único municipio que es de oposición es el Municipio Sucre, capital Cagua, y el gobernador es rojo rojito, pero aquí pareciera que la competencia es quien lo hace peor. Las calles están dañadas, llenas de huecos, las aguas servidas corren por muchas de sus calles y los carros al pasar la envían a los transeúntes, las calles del centro están trancadas a la circulación vehicular, la energía eléctrica se va por lo menos una vez al día, todos los días, a cualquier hora y durante lapsos de tiempos que nadie puede predecir, y ¿saben a quién culpan sus habitantes y transeúntes?, inclusive muchos simpatizantes del proceso de cambios, acertaste, al presidente.
La lógica pareciera indicar que si se desea que el Municipio Sucre vuelva a ser territorio de la revolución, lo más indicado es que el gobernador y el gobierno nacional volcaran su atención hacia él y realicen obras que ayuden a elevar la calidad de vida del pueblo en general y lo publiciten indicando el origen y la falta de cooperación del alcalde.
Cagua también es territorio rojito, el gobernador le ganó con los votos del pueblo a su contendor aquí por casi un 20% de diferencia, lo cual es significativo, pero parece que no sucederá de nuevo a menos que le den atención a las necesidades del pueblo y sus comunidades.
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