Para fortalecer el proceso revolucionario es necesario retomar el protagonismo popular activo, la organización de las comunidades y de la militancia, además despertar la conciencia del pueblo en defensa de los intereses colectivos, es necesario activarlo como cuando en los años del golpe de abril, el sabotaje petrolero y el referendo revocatorio. A mi juicio pienso que hace falta una participación popular capaz de discutir, criticar, autocriticar, proponer ideas, tareas y que pueda luchar contra la rutina, la guerra económica y el burocratismo interno. Y a pesar de que tenemos todos los mecanismos e instrumentos para hacerlo, esto no ha sido suficiente, el pueblo conciente debe ser capaz de transformarse en una masa capaz de analizar, discutir y elaborar líneas políticas con audacia y criterio propio. Todos los partidos deben ser capaces de superar sus fallas, desarrollar la democracia interna, enfrentar su propio burocratismo, amenazas estalinistas, respeto y buen trato por los aliados, superar los vicios de la izquierda y aprender a discutir con amor.
Considero que es preciso trabajar con más ahínco en la organización de las comunidades mediante las comunas, figura organizativa que considero, es el verdadero poder del pueblo, la esencia del socialismo, sin el que no se puede avanzar, sino que se perdería lo hasta ahora ganado. Y no se trata de que le demos poder, se trata de que es el pueblo, el protagonista fundamental masivo de este proceso y se lo toma, si nos achantamos, nos burocratizamos, nos corrompemos, el pueblo tiene que tomar ese poder para lograrlo. La efectiva gestión revolucionaria debe despertar la conciencia del pueblo, para que comprenda cuanto le cuesta al Estado bolivariano, el pago de la deuda social manifestada en bienes y servicios al pueblo para mejorar y darle mayor calidad de vida, el pago de esa deuda no puede verse como una obra asistencialista o de simple paternalismo estatal sino es la forma de hacerle entender al pueblo que es la justa redistribución de la riqueza y esa gente que recibe una vivienda o un carro, créditos o cualquier beneficio que eso tiene un valor que debe defender porque la amenaza de la derecha es quitárselo para dejarlo en la miseria.
Los procesos de auto-educación política en sentido emancipador (auto-emancipador) y socializador del poder de los pueblos de Nuestra América. En efecto, la formación militante resulta imprescindible para el desarrollo de una subjetividad política emancipadora, es absolutamente necesaria para la construcción de poder popular, son pares inescindibles. La formación militante, concebida como praxis, es insoslayable para aquellas organizaciones que reclaman para sí una función racionalizadora y humanizadora de la sociedad, una función ejercida desde abajo, por la acción libre de todos y todas.