El pueblo es el Cordero que será redimido

A propósito de las víctimas del 11 de abril y la Semana Santa

Basta ver las imágenes del extraordinario documental “Puente Llaguno: claves de una masacre” para entender que la saña con la cual la Policía Metropolitana arremetía contra nuestro pueblo en el pasado fue aplicada de nuevo, en pleno golpe de estado, contra la Revolución Bolivariana y reconocer cómo el mismo patrón de odio al pueblo, a su participación protagónica, fue exacerbado por los medios de comunicación quienes conspiraron y conspiran sin pudor cuando reivindican ese accionar criminal, con la complicidad de la Iglesia Católica. Es este patrón que contiene un sentimiento de superioridad intrínseco, el que les impide reconocer sus propios errores, sus crímenes.

Jesús pasó doce largos años errando solo por los desiertos, dedicado a la indagación sobre su relación con Dios. Al final de este período retornó entre los hombres y anunció en nombre de nosotros: Yo Soy el Hijo de Dios. Debemos recordar que en esa época los sacerdotes de Jerusalén se habían vuelto corruptos. Habían degenerado en hombres soberbios y egoístas. Jesús los condenó y trató de arrancar de raíz esas costumbres que dañaban el alma. El trató de enseñar a todos la paternidad de Dios y la hermandad entre los hombres. Pero ellos lo consideraron, cegados por sus tradiciones y dogmas, un falso profeta y emplearon todos los medios para impedir su misión.

Enfrentando la inmensa oposición que significaba una decadente jerarquía judía sumisa frente al imperio romano, Jesús continuó siendo ejemplo de verdad viviente en la sociedad. El tuvo doce discípulos, de los cuales la mayoría tuvo fe en El y vivieron sus enseñanzas, pero Judas cedió a la codicia y traicionó a su Maestro por 30 monedas. Luego no encontró otro camino que quitarse la vida.

En estos días los Judas y simuladores, se han multiplicado. Pareciera que la historia se repite, y el corazón de piedra de la jerarquía católica se alía de nuevo con otro imperio y no le importa la cantidad de pueblo que indefenso, sin armas, estaban por los lados del Puente Llaguno concentrados para apoyar a un gobierno que ellos eligieron porque les ha abierto las puertas de la esperanza.

Los que duden de si la pena a parte de los responsables por la masacre del 11 de abril fue justa, por favor léanse la Ley y busquen la prensa de esos días. Estos individuos fueron unos de las cabecillas de estos crímenes contra jóvenes, mujeres embarazadas, artistas, dirigentes comunales, fotógrafos, entre otros. Sugiero a la asociación de familiares de estas víctimas que publiquen las fotos de todos estos seres humanos con sus respectivas hojas de vida para que mientras ellos hablen y den sus testimonios, las televisoras puedan ir mostrando las imágenes de los que se fueron para guardarlas en nuestros corazones.

La desmemoria es un mecanismo de defensa inconciente que tenemos el cual aflora a veces cuando existe el miedo o nos llenamos de dolor. En algunas ocasiones es interesado y otras es involuntario. De allí que en el periodismo es básico la repetición y el uso de todas las formas para sustentar la veracidad de los hechos. Esta acción se sumaría a la educación política y moral de los venezolanos.

sathya954@yahoo.com


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Carmen Cecilia Lara

Profesora de comunicación social de la UBV

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