¿Qué deben discutir perentoriamente las patrullas?

Las patrullas, poder constituyente y constituído

Es sustentable opinar que las patrullas, como organismos más pequeños y en consecuencia ágiles, pueden ser fáciles de controlar y coordinar por parte de quienes ellas determinen que deban hacerlo.

Es también válido el pensamiento que asume lo voluminoso de los batallones, su composición en veces sin atender al espacio donde el militante tiene sus relaciones habituales, como causales para que aquellos fuesen en cierto modo infuncionales y no actuasen como organismos revolucionarios. Uno podría decir, en base a las vivencias y lo que sabe del intercambio de informaciones con otros compatriotas, que la cotidianidad política y hasta los acontecimientos eventuales, como las campañas y actos electorales, fluían sin que los batallones tuviesen una incidencia significativa en ellos. Otras instancias u organismos distintos a esas estructuras de base del Psuv, se han encargado felizmente, en la mayoría de los casos, de asumir las tareas correspondientes a aquellas.

En la organización de las actividades electorales de un área determinada, se procedía sin atender estrictamente con la línea interna de comando. Se operaba de acuerdo a procedimientos que ignoraban la existencia del batallón y su estructura. Pese a que a los integrantes de éste, en muchos casos, se le asignaban tareas, pero por vías diferentes.

Estas circunstancias, son evidencias que en el tejido organizativo del partido, aparte de lo ya referido a los batallones, hay demasiados baches o desconexiones y hasta improvisaciones, que se deben corregir. Aunque resulte urticante, tenemos que decir de la mejor buena fe, que esas fallas a lo largo de la cadena o nudos de la organización se encuentran al halar en busca de la punta de la madeja.

Estas nuevas decisiones, hacen que uno se llene de esperanzas y expectativas promisorias, sobre todo cuando se habla de constituir las patrullas, por la agilidad que darían al funcionamiento del partido y porque se abren posibilidades de discutir con amplitud, tanto como desde la base, el problema organizativo.

Las patrullas son en gran medida el poder constituyente. Lo son por definición y derecho soberano en lo que al ámbito partidista concierne y además, porque significan una posibilidad real de acercarse al mundo chavista todo que, sin ser de militantes, en el estricto sentido del término, se debe y viene consultando para importantes decisiones internas.

Esas instancias partidistas tienen también la posibilidad de organizar al pueblo, más allá del chavismo, convertirse en portavoces eficaces y organizadoras de las luchas populares y orientadoras del proceso de cambio. El poder originario y revolucionario les alienta.

El poder constituido, hablamos del ámbito del partido, está obligado a reconocer esa majestad. Por lo que gobierno y gobernantes, serían mecanismos, agentes importantes y valiosos, mediante los cuales el soberano hace cumplir su mandato.

Esto es lo mismo que antes hemos dicho; es el pueblo mediante las instancias de consejos comunales, todas otras formas de organización popular, patrullas y partidos revolucionarios, quien debe ejercer el mandato; el poder constituido obligado está a reconocerlo y admitirlo.

Los liderazgos son formas o nudos donde el sentimiento y mandato popular se reconoce e internaliza. Y estos, cuando así sucede, como en el caso del presidente Chávez, no están en discusión.

Por todo lo anterior, está muy bien la agenda de discusión establecida para las patrullas, de acuerdo a lo mencionado a través de la prensa por la dirección nacional, particularmente por Aristóbulo Istúriz, pero nos parece procedente que ellas, ejerciendo el derecho y obligación, pertinentes a los organismos revolucionarios, tomen la iniciativa de discutir perentoriamente acerca de su estructura, línea de mando o por lo menos de conexión con las instancias superiores, que siguen siendo provisionales y su propia forma de operar. Además de otras cosas largas de enumerar, como sus planes de trabajo dentro de la táctica y estrategia del proceso.

Pero además, para que el mandato del poder constituyente fluya y se materialice, debe haber un procedimiento para que en la sana aplicación de éste, se vayan renovando o germinando de ser necesario, eso que antes, en dos oportunidades hemos llamado nudos o cuadros dirigentes intermedios.

Sólo se trata que aplicando la racionalidad, dialéctica o mecanismos democráticos y expeditos, fluya el liderazgo o por lo menos los cuadros directivos intermedios con el necesario reconocimiento. Y ojalá que en este proceder, como lo ha dicho varias veces el presidente Chávez, y uno lo sueña, las tendencias con toda libertad expresen sus opiniones y no operen mecanismos que, como los desfoliadores no dejan, para decirlo en un poema de Mao, leído en la edad juvenil, “que florezcan las flores”.

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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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