En función de los preceptos de nuestro máximo líder bolivariano, creo que vale una autocrítica en torno de hechos que pienso debería saber porque dañan al proceso, como supongo sucede con la obra Metro de Maracaibo, que aún no está del todo construida y una supuesta refacción del Mercado Las Pulgas en 2004, rehabilitación que se anunció con bombos y platillos y apenas Chávez dio la espalda no ocurrió nada.
El
comandante en el Aló, presidente 205, que se transmitió desde el Parque
Sur del municipio San Francisco, ofreció 5 millardos de bolívares
para el reacondicionamiento de este mercado, más otros mil millones
que se otorgarían a través de Pdvsa. Los trabajos arrancaron, pero
al más propio estilo de la IV República se paralizaron y Las Pulgas
sigue siendo un desastre. ¿Y ustedes creen camaradas, que la población
no se pregunta qué pasó?
Las
Pulgas, ubicado en pleno corazón de Maracaibo, es visitado diariamente
por miles de personas que vieron como se anunciaba y se decía que este
sería un mercado referencia de Suramérica, pero no llegaron ni a recuperar
las redes de aguas servidas. La obra se convirtió en otro engaño más
para el pueblo revolucionario de la tierra de Udón.
Igualmente
sucede con el Metro de Maracaibo. Perdí la cuenta de las veces que
he escuchado de recursos para terminarlo y, todavía cómo que hace
falta más plata, mientras el asfaltado de las vías que la secundan
está lleno de baches.
Por
eso, pregunto nuevamente: ¿Ustedes creen compatriotas, que la gente
no se percata de esa situación? Y no voy a escarbar en por qué
el Metro de Maracaibo arranca en el sector La Vanega y circula por la
avenida Sabaneta hasta el casco central y no se inicia en algunas de
las vías de mayor afluencia de personas como: La Curva de Molina
- La Limpia, la avenida Las Delicias, entre otras, cuestión que nunca
he podido entender y creo que mucha gente tampoco.
Estos son dos casos que quizás se pierden en el entramado del proceso bolivariano, pero suceden y los políticos los suponen borrados de la memoria, cuando son ellos los que no recuerdan que en esta revolución tenemos prohibido olvidar. El mismo Chávez nos pide que hagamos contraloría social. Después nos preguntamos ¿por qué perdimos?, pese a que las causas están allí desparramadas sobre la mesa, a la vista del pueblo, solo que en elecciones, para colmo de la estupidez, pretenden que la gente cierre los ojos para no verlas, como si ya el daño no estuviera hecho.
(*) Periodista