5-D: Balance político en Maracaibo

El proceso del pasado 5-D, nos permite realizar una serie de consideraciones en lo que respecta al funcionamiento institucional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en una visión prospectiva hacia el 2012, aunque sin lugar a dudas el proceso de elecciones presidenciales tiene un contexto totalmente diferente de estas municipales.

      El PSUV en el Zulia, viene de una contundente derrota que tiene varios componentes que lo explican. En 1er lugar, es una estructura que tradicionalmente ha sido permeada por las tendencias que hacen vida internamente. Tendencias cuya existencia sólo puede ser comprendida como un producto de la incoherencia organizativa, pues en un partido organizado y formado ideológicamente las tendencias son una forma de discusión de la práctica política y no como en el PSUV, un escenario de lucha fratricida por el control del poder y los cargos. En 2do lugar, el PSUV no ha sido capaz de articular un equipo que sistemáticamente trabaje en el seguimiento y evaluación del accionar político de Un Nuevo Tiempo (UNT). El PSUV funciona en el Zulia, tal como lo hacen las organizaciones políticas a nivel nacional con Chávez: sólo reaccionan a los anuncios que él hace, careciendo de una política propia por definición. En 3er lugar, el PSUV en el Zulia ha permitido que la organización política UNT se apropie del discurso identitario sobre la Zulianidad, siendo incapaz de desmontar el uso maniqueo que han estructurado y que los asocia con el electorado zuliano en detrimento de las opciones que puedan ser presentadas. En 4to lugar, los organismos de gobierno central presentes en la región han sido incapaces de conectarse con la particular forma de ser y las necesidades de los zulianos, generando un vacio en la ejecución de las políticas públicas que ha sido ocupado por UNT. En este contexto es que ha funcionado el Comando Político Regional del PSUV, que una y otra vez ha fracasado en el logro de sus objetivos políticos, culminando con una nula respuesta explicativa hacia la militancia, generando con ello una inercia política que tiene un costo electoral.

      Estas condiciones seguían en pie, cuando la Dirección Nacional nombró  a Gian Carlo Di Martino para sumir el reto de la candidatura por la Alcaldía de Maracaibo. El ex alcalde venia de una gestión que dejo su huella en la administración pero que también fue señalado por sus carencias públicas. No obstante, el propio candidato asumió los errores cometidos durante los ocho (8) años de su gestión (2000-2008) señalando los aciertos que tuvo y que se hacían más evidentes cuando se comparaban con las carencias que vivimos los maracaiberos (vialidad, inseguridad, transporte, entre otros). Se escogió una campaña personal, de contacto, estrategia con la que estuve de acuerdo pero no se generó cambios en la estructura dirigencial. Era común escuchar los comentarios que Gian Carlo estaba rodeado por el mismo círculo que ha sido responsable de dirigir otras campañas y las consabidas derrotas. En el militante existió la percepción que nada cambiaba en lo interno de la organización y sin duda ese es un factor que puede permitirnos entender la escasa movilización de la militancia del PSUV que se reflejo en 203.443 votos obtenidos (41,29%), en contraste con los 229.374 votos obtenidos (39,71) por el candidato del partido en el 2008.

      Tengo la percepción que la prepotencia en la dirección de la campaña, la insistencia en improvisar sin la colaboración de un equipo serio de análisis político que guiará el discurso y el accionar del candidato, tuvo su costo. El diseño de la campaña, desde el punto de vista de la comunicación política fue muy fútil, bajo la excusa de suavizar el discurso socialista que caracteriza el PSUV. Sin embargo creo que el estilo escogido para “suavizarlo” fue contraproducente, pues no decía nada. La adaptación del éxito “waka-waka” de Shakira, en un intento de llenar a Gian Carlo de alegría lo vació de contenido. Los colores de la campaña y el logo no decían nada. Mientras esto era así, la campaña de UNT insistió en el uso de la zulianidad y en el establecimiento de una continuidad con la figura de Manuel Rosales. Hay sin duda un error de percepción, que prefiero atribuirlo a la prepotencia y no a otras causas que me preocupen más.

      No obstante todo no es perdida. Los denominados Municipios de Oeste (Venancio Pulgar, Idelfonso Vásquez, Francisco Eugenio Bustamante, San Isidro, Antonio Borjas Romero, Luís Hurtado Higuera) fueron reconquistados electoralmente hablando, cuando el pasado 26-S fue controlado por UNT y las organizaciones de la Mesa de la Unidad.

      Al analizar los resultados parroquia por parroquia, nos encontramos con el hecho que la PSUV se mantiene en buena parte de las estructura como la 2da fuerza detrás de UNT. Ello señala una lección que debe ser aprendida por la dirigencia regional del PSUV, derivada de la necesidad de construir un discurso que atraiga y responda a las necesidades del habitante de la ciudad y eso solo es posible sí se organiza una estructura que haga lo que en Ciencia Política se denomina “gabinete sombra”, es decir un conjunto de hombres que propongas políticas alternativas al desarrollo que plantean las fuerzas de UNT. Sin embargo, parece que el PSUV ni siquiera se planteara esta estrategia y ello puede tener su costo político en una competencia tan reñida como la del 2012.

      UNT es la 1era fuerza – individualmente hablando- en las siguientes parroquias: Bolívar (7.032 votos vs 3.390 del PSUV), Cacique Mara (13.645 Votos vs 10.407), Carraciolo Parra Pérez (15.054 Votos vs 8.660 Votos), Cecilio Acosta (13.816 Votos vs 7.963), Chiquinquirá (16.275 Votos vs 6.994), Coquivacoa (19.787 Votos vs 13.394), Cristo de Aranza (23.533 Votos vs 17.681), Juana de Avila (19.806 Votos vs 9.201), Manuel Dagnino (13.748 Votos vs 13.053), Olegario Villalobos (24.842 Votos vs 7.718), Raúl Leoni (15.519 Votos vs 7.655) y Santa Lucía (10.602 Votos vs 5.059). De ello se desprende que los equipos políticos del PSUV de las parroquias Bolívar, Carraciolo Parra, Chiquinquirá, Juana de Avila, Olegario Villalobos, raúl leoni y Santa Lucía, no han realizado bien su trabajo, pues en vez de lograr disminuir la diferencia de votos, estos han aumentado. En general, ni los equipos parroquiales ni los equipos de dirigentes regionales han logrado tener éxito, pues estas parroquias logran encauzar la mayoría de votos que marcan la diferencia entre UNT y el PSUV. En este proceso del total de 288.963 votos  (100%) conseguidos por la candidata Eveling Trejo, un total de 214.204  corresponden a estas parroquias (74,12%). Ello debería traducirse en la sustitución de esos responsables, cuya labor no ha sido efectiva. Eso ocurriera en una organización política que asuma la rectificación a tiempo, pero parece que en el PSUV – en el Zulia- no ocurre eso.

      Por otra parte, en las parroquias del oeste de la ciudad de Maracaibo, se logró una recuperación que tiene importancia para el proceso del año 2012, dado el aporte que Maracaibo genera a la población electoral del Zulia (más del 58% del total). En esos espacios, el PSUV había sido derrotado en el pasado mes de septiembre y esta vez lograron imponerse de la siguiente forma: Antonio Borjas Romero (10.802 votos el PSUV vs 9.399 de UNT), Francisco Eugenio Bustamante (26.341 votos del PSUV vs 24.288 UNT), Idelfonso Vásquez (15.784 votos vs 14.120), Luís Hurtado Higuera (11.102 vs 8.756), San Isidro (4.747 vs 3.674) y Venancio Pulgar (16.313 vs 14.522). Como se observa, la diferencia en las parroquias donde se impuso el PSUV es mínima (entre 1 y 5% máximo), porcentaje que contrasta con las diferencias que obtiene el UNT en las parroquias donde se impone (entre 40 y 80%). Al respecto hay un balance en cuanto al desenvolvimiento organizativo del PSUV a nivel municipal que debe ser tratado con toda la seriedad del caso, sí se quiere recuperar la Gobernación más importante del país, pero sobre todo si se quiere asegurar la continuidad del proceso revolucionario en el 2012.

     Hay sin embargo un balance que resaltar y es que Gian Carlo se encontró con la gente de Maracaibo, fue palpado de nuevo y sentido en las carencias de los colectivos como una opción, que con un poco más de tiempo de campaña podría haber producido otros resultados. Hay que sopesar la capacidad que puede tener su liderazgo para darle coherencia al aparato del PSUV en la región. En este sentido, es requerida una acción donde la dirigencia regional del partido asuma sus equivocaciones y pase a constituirse un nuevo equipo regional que intente levantar el caudal electoral en función de las elecciones del 2012. Ya veremos sí hay capacidad de hacerlo.

(*) Dr.

Historiador

Juane1208@gmail.com

06/12/2010



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Juan Eduardo Romero (*)

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

 juane1208@gmail.com

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