Mi palabra

Iván Colmenares, de gobernador a peón rastrero de la oposición

"Cuando llega uno a cierta edad

ya no ve lo que tiene delante

sino lo que vio en los tiempos que veía"

Francisco García Pavón

De Iván Colmenares, se puede asegurar, sin temor a equivocarse, que, para la gobernación no vuelve, sino, como cualquier mirón de paseo en las calles guanareñas, porque deben ser muchas las ocasiones merodeando muy cerca de la edificación de este organismo, ya que, su casa materna está muy cerca y eso le permite recordar con cierta nostalgia las veces, que se mantuvo, ejerciendo un cargo, pero muy cuestionado y criticado, hasta terminar traicionando a los que lo llevaron a ocupar tan importante responsabilidad. Pero a nadie sorprendió, cuando estaba dando muestras de "gallo huido" para terminar pareciéndose a un diputado, el cual no se cansó de criticar, al antecederle en una precipitada carrera traicionera del PCV –de aquel momento– a las filas de la oposición. Al salir en otro cascaron empezó hacer, lo que no hizo mientras se mantuvo al frente del organismo, ya que, ahora parece un instructor de moral para cargos públicos porque da la ligera impresión, que, después de él, solamente Dios, es perfecto. Quien no lo conozca y lo siga le puede dar el calificativo de Iván "el inmaculado"

Este es uno de esos personajes, que se fueron formando en la radio –otro Julio Borges – y cualquier instante delante de los micrófonos los aprovechaba al máximo, como un trampolín para lanzarle, con la seguridad, que el colchón lo tenía más adelante para caer tranquilamente, como candidato a un cargo público y para aquel momento Guanare, todavía era una ciudad pequeña y cualquier grito en una esquina, repercutía de manera rápida y directa en toda la ciudad, y más cuando era utilizado por una persona con un lenguaje altisonante, que por supuesto todos sus pobladores se enteraban, hasta convertirse en una referencia y de ñapa con la habilidad para estar presente, como cualquier comadre de barrio, con la lengua afilada para utilizarla contra sus propios vecinos, sí era necesario para salir a flote.

En estos momentos la ceguedad de este comunicador es algo muy notorio – aunque goza de excelente visión– porque últimamente no aparece un escrito, que no vaya dirigido en contra del gobernador Primitivo Cedeño; pero contrariamente es uno de los funcionarios, con todos sus errores, que pueda tener y nadie puede negar, porque es caer en el mismo charco de Iván el ciego; pero, hasta hora es el que presenta una obra a la luz de todos los portugueseños y quien no quiera ver, va tener, que mudarse de noche a otra parte, ya que, en el mínimo rincón de la geografía del estado se ve la labor en beneficio de la comunidad, hasta convertirse en una referencia nacional.

Es tan visible la labor de este funcionario, con la colaboración de los alcaldes, porque de lo contrario se quedan en el aparato, que, una buena amiga, quien acompañó a la inhabilitada María Corina, en todas sus travesías en el estado Portuguesa y de paso vociferaba las mentiras, como si estaba echándole cuentos a los niños; hace poco me la conseguí y prácticamente no la dejé hablar, porque rápido le lancé una para ver, como reaccionaba ¡No te preocupes por la derrota de tu candidata, ahora, está surgiendo la de Iván Colmenares! La mujer, largo una sonora carcajada y parece que no salía del asombro, para finalmente expresarse de manera muy sensata, sin esconder la verdad ¡Ese está pelando y de la buena, porque está mintiendo en la cara de todo los portugueseños, a menos, que tenga una varita mágica para poder esconder lo que está a la vista de todo el mundo!

Lo cierto es, que todos los funcionarios son electos para responderle al pueblo; para hacer, ya que, de lo contrario no tiene ninguna justificación su presencia, y cuando las críticas aparecen formando parte de un examen, siempre y cuando no lleven el odio, para arremeter con una gestión de gobierno, simplemente porque no les gusta y más, cuando andan escudriñando, como hace el imperialismo para luego arremeter acosando descaradamente. Todo lo que dice el Iván Colmenares, es el mismo ritornelo de nunca acabar, para pasar de un político frustrado, embustero, ciego, oportunista, hasta ingresar en el equipo de los eternos payasitos peones de la oposición, el cual motivan a reír, pero no por algo gracioso o de cierta importancia, sino por todo el rosario de chismes y falsedades, que ni los mismos opositores digieren porque conocen su pasado. Y, como siempre pasa, con estos personajes, le está cayendo encima el peso de sus propios errores del pasado, ya que, no lo dejan tranquilo, y por eso sigue creyendo que los portugueseños son una pila de pendejos.



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Narciso Torrealba


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