Los voceros del ayuntamiento marabino comenzando por la alcaldesa Eveling Trejo de Rosales no hallan que eufemismo utilizar para ocultar sus verdaderas intenciones: ejecutar tremenda masacre laboral de padres y madres de familia.
Hablan de acabar con la burocracia, de reingeniería, reestructuración, reorganización, incluso, quieren venderle a la gente que si le pagan a los trabajadores quedan sin dinero para hacer obras, táctica que sólo busca obtener apoyo, una especie de salvoconducto, con el que puedan cometer esa barbarie sin ningún costo político, cuestión muy lamentable, porque los marabinos estoy seguro que no eligieron a una alcaldesa con el propósito de que botara a los obreros.
Me niego a creer que la única fórmula existente para que ese ayuntamiento ejecute las obras que se deben hacer en el municipio, sea la de despedir a salserines. Y lo dicen de una manera descarada, sin ningún empacho ni remordimiento.
Para mí eso es pensar que la gente es estúpida, subestimar a la población. ¿Por qué no comienzan por bajar los salarios de directores, asesores y mucha otra gente que ni se sabe que trabaja en la Alcaldía y gana sueldos astronómicos? ¿Por qué no reducir o eliminar los gastos de representación u otros desembolsos superfluos? ¿Por qué no hacer esas obras con la comunidad organizada?, así evitarían la factibilidad de esos males que generalmente ocasiona el método tradicional de ejecución de proyectos municipales como el amiguismo, pago de comisiones, subcontrataciones y esas empresas que exigen montos cuyos ceros a la derecha meten miedo. Eso sí sería una reingeniería de verdad.
No cabe duda de que hay muchas medidas que muy bien podrían tomarse en función de mantener el presupuesto de obras antes que llegar a tocar a esos hombres que, pese a ganar sueldos miserables, necesitan lo poco que les retribuyen para poder subsistir. Ahhh pero no las proponen como alternativas, no plantean nada que comprometa a los empresarios ni a sus intereses, ni locos que estuvieran, es más fácil echar a la calle a los obreros. Ese es el estilo de gobernar de los adecos, los copeyanos y la gente de Un Nuevo Tiempo (UNT). Conózcalos, si es que hay alguien que todavía no los conoce.
El
perfume de mujer les está produciendo estornudos y picazón más rápido
de lo previsto y la burgomaestre Trejo cuenta con la “mala suerte”
de que a diferencia de otros alcaldes que han pasado por el ayuntamiento
de Maracaibo, no puede echarle la culpa a la gestión anterior por razones
obvias: sustituyó a Daniel Ponne, un político con el que pudo tener
diferencias, pero es innegable que es o formó parte de su entorno,
así que no le quedó más alternativa que destapar de una vez por todas
el frasco con la fuerte fragancia y esa alcaldía está, que por donde
se meta la nariz, sólo se siente el agua brava con el tóxico aroma
de Rosales.