Sin corazón en el pecho

Privó la sensatez. No podía ser de otro modo. El Tribunal Civil y Contencioso Administrativo del Zulia tenía que decidir a favor de los obreros del barrido manual, pero ¿para qué?, si continúan en las mismas. La alcaldesa de Maracaibo, Eveling Trejo de Rosales, dice que ni paga salarios caídos y mucho menos los reengancha.   

      Sigue siendo difícil e incomprensible la situación. Una sola persona se monta en una alcaldía, se da el tupé de arruinarles la vida a 2700 trabajadores y no ocurre nada. Ahora vienen las apelaciones judiciales, pero mientras tanto ¿qué sucede con esa gente sin salarios para mantener su hogar? ¿Cómo harán para llevarles comida a los niños? ¿Es que eso no importa? ¿Tendrá la alcaldesa conciencia de la lesión familiar, social y de subsistencia que les produce?

      Los “salserines” no tienen  más alternativas que continuar apegados a la Constitución, porque a la señora de Rosales le incumbe muy poco el daño que le hace a los más necesitados, lo ha demostrado hasta la saciedad durante ese conflicto.

      Cesantear de esa forma tan cruel e inhumana a esa cantidad de padres y madres de familia, sólo la puede tomar una persona que desconoce lo que se siente escuchar el llanto de un hijo, y salir desesperado a la nevera y conseguir únicamente la tenue luz del bombillo queriendo hacer resplandecer el vidrio empañado de las vasijas de agua fría.

      O correr a la cocina y tirar de la tapa del horno  y sólo ver los caminitos de hormigas y las chiripas, como atolondradas, buscando la vía más rápida de escape ¡Qué impotencia! ¡Qué frustración!

      Por eso, yo entiendo –y estoy seguro que mucha otra gente sin trabajo –el dolor de una madre con el alma desgarrada, porque no tiene dinero con que mantener a los suyos, pero ¿Qué puede saber de eso una señora rica como Eveling de Rosales?

      Lo más cumbre del caso, es que se jacta en decir que viene de una familia humilde, pero cómo ha olvidado ese pasado porque, reitero, una persona que haya padecido las calamidades que padecen los pobres, tiene que saber lo que siente una persona sin empleo.

      Son incontables las veces que uno despierta en la mañana y se queda en la cama como en un trance, sintiendo que el mundo es del tamaño de las cuatro paredes de su cuarto. Aterra abrir la puerta porque presientes que el pasillo que conduce a la salida, es un camino sin fin que te lleva irremediablemente al vacío, a la nada. Es un mundo cruel, oscuro y chiquitico.

      De repente reaccionas, vuelves en sí, te incorporas decididamente en el colchón y metes los pies en las viejas cotizas que compraste cuando aún cobrabas quince y último; hay que seguir adelante y te armas de la hipocresía de los “Buenos Días” para enfrentar la realidad.

-“Buenos días”,

-“Buenos días”, ¡¿Buenos?! Quién puede tener buenos días sin dinero para la comida, para pagar la luz, el teléfono, para echar gasolina y hasta para que lo quiera a uno la mujer ¡Por Dios! La alcaldesa, no tiene esos problemas económicos y lo peor es que se hizo insensible al sufrimiento de los pobres de este municipio.

      En una oportunidad entrevisté a Yasmina García, una de las trabajadoras en huelga de hambre y cuando se refirió a Eveling Trejo, expresó: “es que esa señora como que no tiene corazón en el pecho”. Palabras que hoy, más que nunca, retumban con dolor en el corazón del pueblo de Maracaibo. 

albemor60@hotmail.com 
 


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Alberto Morán


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