“Pretendo hablar en Naciones Unidas mañana e informarles que renuncio
a mi ciudadanía estadounidense. Estoy cansado de que mis acciones se
interpreten como instrumentos de la política de EE.UU”. Fue así como
Superman conmovió a la audiencia mundial tras ser recriminado por
asistir a un acto político durante una aventura reciente.
Como se sabe, Superman, (a) Clark Kent, es oriundo del extinto
planeta Kripton y llegó a la Tierra siendo un bebé. No existen pruebas
de que los Kent, granjeros estadounidenses de Kansas, lo hayan
adoptado legalmente, adquiriendo la ciudadanía de ese país. Tras
cumplir sus 18 años terrestres, en 1956, no prestó servicio militar ni
peleó en las guerras provocadas por los gringos.
Sin embargo es innegable que Superman estuvo ligado al imperialismo,
incluyendo una vergonzosa portada, cuando posó con el escudo de barras
y estrellas y un águila en el brazo.
Hoy es evidente que su figura fue explotada de manera comercial y
despiadada, permitiendo el lucro indecente de diversos consorcios
inescrupulosos.
Aparte de los detalles que rodearon su declaración, respaldada con
firmeza por la empresa editora de sus historietas, quedan pendientes
cuestiones de interés para sus fans en todo el mundo.
Como primer punto no creemos que las autoridades migratorias intenten
despojar de la ciudadanía gringa a Clark Kent, periodista y ciudadano
de conducta impecable, cuya identificación con el superhéroe no pasa
de ser un rumor o especulación.
Superman tiene derecho a escoger el país donde prefiera hacerse
ciudadano e iniciar una nueva vida; casi todos los integrantes de la
ONU lo aceptarían encantados. No obstante, se presume que el héroe de
la capa roja se hartó del capitalismo salvaje y busca un lugar donde
la explotación patronal sea menos opresiva. Por otra parte no acepta
ser usado como instrumento o símbolo de la política exterior de alguna
potencia.
En diversas naciones (vía Facebook y Tweeter) se han formado comités
que solicitan a Superman que acepte la nacionalidad de cualquiera de
ellas.
Algunos expertos opinan que el Hombre de Acero podría optar por la
nacionalidad venezolana, cuya legislación le permite conservar su
ciudadanía originaria kriptoniana o de cualquier otro sitio. En
Venezuela el lugar ideal para mantener su privacidad sería la
Península de Macanao, en Margarita. No recomendamos los Ranchos de
Chana pues se dice que entre los residentes hay personajes solicitados
por Interpol.
Como se sabe, Superman es hijo biológico de Jor-El y su nombre original es
Kal-El. Por alguna extraña circunstancia en el estadoNueva Esparta,
que incluye la Isla de Margarita, el supervillano local
se llama Mor-El y su debilidad no es la kriptonita, sino los gallos de
riña, ya que cuando se acerca a una de dichas aves se vuelve una
gelatina.
Mor-El ha sipo capo de la Isla durante tantos años que pocos
recuerdan cuándo comenzó. Se sospecha que tiene el don de la
invisibilidad pues el Gobierno Nacional jamás lo ubica para incluirlo
entre los peculadores más peligrosos.
Se requiere la visión de rayos X de Superman y su velocidad de
centella para agarrar in fraganti al recontravillano insular.
Si lo hiciere, Margarita entera sabrá agradecerlo al superhéroe que
emigró del Norte.
(*)Periodista de opinión