La cuarta república nos ha dejado toda una serie de enseñanzas sobre las cosas malas que no se deben hacer, en particular, en materia de vivienda. A la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, la palabra “rancho” era inexistente en el léxico de nuestras/nuestros compatriotas, con la llegada de la “democracia” punto fijista de AD y Copei, se convirtió en la palabra de moda; los alrededores de nuestras ciudades, se fueron convirtiendo en receptáculos de estas nuevas modalidades constructivas que, en sus inicios, eran de madera y zinc, pero, con el tiempo, nuestro pueblo –en la medida de sus posibilidades- fue reforzando con bloques de arcilla, techos de zinc, cemento y cabilla. En fin, no hubo a todo lo largo de la cuarta república, política de vivienda alguna tendiente a satisfacer las urgentes necesidades que tenía nuestro pueblo en esa materia. De allí proviene el millonario déficit que heredó la Revolución Bolivariana y que ahora intenta revertir.
Con la conversión al neoliberalismo de los gobiernos adecopeyanos de la cuarta república, la reducción del gasto público convirtió la vivienda en una mercancía capitalista de alto costo, leamos noticias de la época: “HAY 10.000 VIVIENDAS “FRÍAS” CON DÉFICIT DE 200.000 EN CARACAS: Se ha hecho de dominio público que existen más de diez mil viviendas, calificadas como “frías”, esto es, que por sus elevados precios no hay suficientes compradores para adquirirlas, al mismo tiempo que la Asociación de Inquilinos estima que el déficit de viviendas, en la sola Caracas, es actualmente de 200.000. Desconcierta la despreocupación del gobierno ante el hecho de los brutales aumentos que esta oficiando la Oficina de Inquilinato tanto por viviendas como por locales de comercio (expresaban), actitud bajo la cual se le sitúa a la población laboral y a la de reducidos recursos en una situación crítica…”(Revista Resumen 27 de Febrero de 1983, Nº 486). Eran los tiempos de Luis Herrera Campins, gobernaba Copei, estallaba el escándalo del Banco de los Trabajadores de Venezuela, creado en gobierno de AD. Sigamos leyendo la revista: “El día 15 de julio de 1982 la gerencia del Banco de los Trabajadores de Venezuela, BTV, envía a la consultoría jurídica una resolución del directorio ejecutivo donde le participaba que “había concedido a la firma Inmuebles Palmarejo C.A., una ampliación de crédito hipotecario de nueve millones de bolívares sin céntimos (Bs 9.000.000,00) para terminar de construir nueve (9) edificios residenciales, equivalentes a 416 apartamentos, en la parcela de terreno ubicada en Cabimas Edo. Zulia…”, pero, quien era el dueño de Inmuebles Palmarejo C.A., pues, nada más y nada menos que Cruz Manuel Pinto Baquero, hermano mayor de Eleazar Pinto para entonces presidente del BTV, la corrupción era la norma. La aristocracia sindical comía del festín, a costa del abandono de la clase trabajadora, sigamos la lectura: “El caso Coracrevi, una Sociedad Civil con capital suscrito por diferentes federaciones y asociaciones de trabajadores., con el propósito de proveer, sin fines de lucro, viviendas a los trabajadores. En la investigación se determinó que Coracrevi era propietaria de una empresa naviera, de una flota herrumbrosa, muy perdedora de dinero que le debe al BTV unos 135 millones, y por supuesto no tiene dinero para pagar, sus activos son deleznables. Otra empresa “Parcela del Caribe” (Padelca) en la cual es socio Juan Herrera, directivo de la CTV. En su conjunto Coracrevi y sus filiales le deben al BTV, tres mil millones de bolívares (Bs 3.000.000.000,00). Las escasas viviendas y proyectos en marcha no guardan relación con este colosal monto. Principal factor de este holding es el Sr. José Vargas, un conocido empresario, presidente de la CTV y vicepresidente de AD…” (Revista Resumen 27 de Febrero de 1983, Nº 486). La corrupción imposibilitaba la acción estadal en dar solución al enorme déficit que se acumulaba con el pasar del tiempo, quedando, en la práctica, la solución del problema en manos privadas, lo que explica los altos costos que, con el pasar del tiempo fueron adquiriendo las viviendas. Mientras, las pocas “soluciones habitacionales” que construían los gobiernos adecopeyanos se iban reduciendo en metros cuadrados proporcionalmente a como lo hacía el gasto público, según les recomendaba el Fondo Monetario Internacional lo hicieran. A tal extremo que, a los damnificados de la época se les construían sus “soluciones habitacionales” de emergencia, con contenedores metálicos. De allí venimos, de toda una época de fatalidades para nuestro pueblo y, en contraposición, de felicidad plena para la burguesía organizada en ese entonces, en Fedecámaras, y sus partidos AD y Copei.
En esta Quinta República, con la aprobación de la Constitución Bolivariana en 1999, la vivienda adquiere rango constitucional como un Derecho Social fundamental: “Toda persona tiene derecho a una vivienda adecuada, segura, cómoda, higiénica, con servicios básicos esenciales que incluyan un hábitat que humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias. La satisfacción progresiva de este derecho es obligación compartida entre los ciudadanos y ciudadanas y el Estado en todos sus ámbitos…” (CRBV, art. 82). La Constitución habla entonces de Vivienda y Hábitat, rompiendo el esquema cuarto republicano de las cuatro paredes y la calle; de allí, la insistencia del camarada Chávez en que los nuevos conjuntos residenciales deben contener no solo las cuatro paredes y la calle, sino ser cómodas y amplias, el Simoncito, los parques para la recreación, el ambulatorio para la atención primaria de salud y un nuevo ingrediente, el espacio productivo. El Hábitat, se convierte entonces, en un concepto crucial para poder comprender el mandato constitucional: “un hábitat que humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias…” De allí que, el camarada Chávez cada vez que inaugura un complejo residencial o un lote de viviendas pregunta sobre los espacios que integran el Hábitat para la vida en plenitud, si tiene escuela, ambulatorio o CDI hasta culminar en el espacio productivo. Vivienda, Salud, Educación, Convivencia y Trabajo, vienen entonces a configurar el Hábitat para la vida en Socialismo, para la Buena Vida que aspiramos construir.
Al contrario de la cuarta república, en que las “soluciones habitacionales” eran cada vez más reducidas, como decíamos, palabras antes, en proporción a la reducción del gasto público; en esta Quinta República, la norma de construcción está en el promedio de los 76 metros cuadrados, 3 habitaciones, 2 baños, sala, comedor y hasta lavandero en los casos de las viviendas unifamiliares. Casas y apartamentos espaciosos, tomando en consideración que, en la mayoría de los casos, nuestros núcleos familiares de escasos recursos, están compuesto por 5 personas o más. Y es en ellos, en los que está pensando –prioritariamente- nuestra Revolución Bolivariana, por ser el sector social que fue mas abandonado por los gobiernos adecopeyanos de la cuarta república y en el que la deuda social es más pronunciada, lo que no quiere decir que hacia los sectores medios la Gran Misión Vivienda Venezuela no tenga políticas de construcción de nuevas Viviendas y Hábitats.
El año que culminó en diciembre pasado y el que está en curso, son de transición y acumulación de experiencias; las lluvias de 2010, nos dejaron un saldo de damnificados/damnificadas que, además de haber motivado al camarada Chávez a lanzar esta extraordinaria Misión, acumularon un déficit adicional nuevo de cerca de cien mil familias damnificadas en Caracas, Zulia y Miranda. El año pasado, la Revolución Bolivariana construyó 144.061 viviendas que representaron el 96% de la meta establecida a comienzos de ese año, no cumpliendo la meta de dar solución a su problemática de vivienda y hábitat a las familias damnificadas de la ciudad capital, muchas de las cuales permanecen aún en refugios.
El problema es complejo y requiere de un esfuerzo no sólo del Gobierno Central, sino que Gobernaciones y Alcaldías se sumen a la solución del problema como un solo cuerpo. El camarada Presidente no solo ha asumido este problema como un “problema personal” sino que ha dedicado horas y esfuerzos en función de garantizar al pueblo venezolano este Derecho Social que, por justicia le pertenece. Y si no se está en esa línea, no se está con la Revolución Bolivariana; se actúa en la línea contraria, se sabotea la Revolución, tal cual lo hace el oposicionismo apátrida.
En tal sentido, nos llegan noticias de la contrarrevolución vivienda, en el Estado Aragua, Municipio Santiago Mariño, comunidad Misión Cristo del Asentamiento Campesino La Providencia. Allí, 233 familias, quienes desde hace ocho años se radicaron en terrenos de privados, residenciados en el exterior, quienes tenían esos terrenos como latifundios, engordándolos. Pues bien, por fin la alcaldesa “bolivariana” Tibisay Guevara, se dignó a dar solución a la problemática de vivienda de esa comunidad, pero, ¿qué les propone?: cajitas de fosforo, de 67 m2, con 2 cuartos de 6,95 m2 y uno de 8,85 m2, cocina de 5,7 m2, 2 baños de 2,17 m2, sala-comedor de 13,5 m2. Dicho en números, puede sonar bastante amplia pero, vean esta “solución habitacional” in situ, una cajita de fosforo que, para una familia de 5 personas en promedio, el hacinamiento es más que evidente; añádale el calor de Maracay, casi insoportable vivir en estas “soluciones habitacionales” de la cuarta en tiempos de Chávez.
Además, solo 100 de las 233 familias podrá acceder a su “cajita de fosforo”, ya que la alcaldesa en conjunción con su consejo comunal, el cual controla a su antojo, se ha valido del amedrentamiento de la comunidad para que éstos acepten sus “soluciones habitacionales”. Pero, el resto de la comunidad se pregunta: ¿por qué se reduce espacios en una parcela de terreno que da para más?, los más antiguos de la comunidad se dan la respuesta: “en el terreno de sobra se plantea construir un centro comercial”.
¡Un centro comercial!, sí así como se oye, nuestra Revolución Bolivariana se aburguesa dirán algunos/algunas. Esto explica el por qué se le reducen espacios a las posibles viviendas de las familias pisatarias del terreno, actualmente viviendo en ranchos de madera y zinc. Y el Hábitat que tanto nos habla el camarada Chávez, vaya usted a saber donde están los principios y valores socialistas que, con su franela roja habla de la boca para fuera la fulana alcaldesa, procedente de las filas de Podemos.
¡Qué barbaridad! Por eso y algunas cositas más, como los escándalos de la familia, se puede perder esa alcaldía y, la Gobernación guindando y no está madura, póngase mosca camarada Isea atienda ese pueblo, deje el sifrinismo, la Revolución necesita de Aragua…
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