¡Qué tal, camarada! Un poco más tranquilo por la salud de nuestro Líder. Alertado con las pretensiones de la oposición y el Imperio con sus ramificaciones internacionales capaces de realizar cualquier desaguisado con tal de salir de Chávez. Pero preocupado porque el CNE no ha ordenado ni enseriado, de una vez por todas, el desconocimiento que de sus funciones hace la oposición cada vez más desequilibrada.
En el CNE se están comiendo el cuento con los representantes de los partidos de oposición -creo que técnicos calificados- que conviven allí, que evalúan y comentarán que todo está bien, cuando los politiqueros de siempre, viejos y jóvenes, tienen otra visión y es la que esgrimirán cuando pierdan.
Y quieran jodernos. Mejor dicho, y debemos estar claros, quieren y querrán siempre jodernos. Así de simple. Si nos dejamos estaremos perseguidos y/o muertos.
La intención de este breve artículo es conservacionista, ambientalista, por lo que me liberaré un rato, un espacio, de tener que hablar de los animales de la política venezolana.
Voy a aprovechar que el gobierno está haciendo una hermosa campaña televisiva para el conocimiento y disfrute visual de nuestras bellezas naturales, mostrándonos los diversos paisajes, junto a amenas narraciones y a extraordinarias imágenes, vinculadas a los billetes de nuestra moneda.
Ahora bien, siempre me he preguntado qué estamos haciendo para proteger todas nuestras especies. Hemos visto el cuidado y reintegro de cientos de miles de tortugas Arrau a nuestros ríos. También con la piscicultura preservamos las especies fluviales, y podemos hacer su comercialización sin afectar el equilibrio de la sabia naturaleza. Más bien se han mejorado algunas especies logrando más carne, como en la cachama, con menos espinas.
Por supuesto que no incluyo ni las aves de corral ni la ganadería, súper explotadas.
Pero, y espero me apoyen en ello, y con relación a los billetes, pregunto ¿qué organismo, cuáles nombres de sus investigadores, qué metodología emplean, en cuáles regiones, están cuidando masivamente al cardenalito del billete de Bs. 100? El del Guaraira Repano, respaldo del uno de los hombres más universales, El Libertador.
O el Oso Frontino de los de Bs. 50, respaldo del insigne maestro de maestros Simón Rodríguez. Y qué hay con las tortugas de carey del billete de Bs. 20, respaldo de la heroína Luisa Cáceres de Arismendi. Quisiéramos ver volar a muchas “águilas arpías” junto al espíritu aguerrido y vencedor, conductor de pueblos independistas, “Guacaipuro” (en el billete, como en otras oportunidades, aparece como Guaicaipuro, pero la anterior es su correcta grafía)
Curioso sería ver un Cachicamo Gigante, el que respalda a nuestro gran combatiente, Pedro Camejo, venido de las filas realistas en aquella época de confusiones libertarias. En la oportunidad de un encuentro con Bolívar le pidió a Páez que no le mencionara a favor de quiénes luchaba, pero a instancias del “catire” el Libertador se lo preguntó y la respuesta era porque estuvo engañado pensando que algún día tendría dinero y uniforme bonito como los españoles.
Igual con la “tonina” del de Bs. 2, reverso del Generalísimo.
Es más, nosotros mismos no hemos profundizado en sus imágenes porque a los billetes de vainas los tocamos al usarlos.
En varias oportunidades he propuesto crear zoológicos de especies venezolanas, cuya variedad es inmensa, para que todos conozcamos un poco más a la Patria. Tiene más sentido su creación que la de zoológicos con especies internacionales, la mayoría africana o de la India, con animales de costoso mantenimiento.
En los desaparecidos safaris Carabobo y de Margarita, cada León se comía un burro cada tres días, y estaban depredando esa especie por allá por lo lados de Falcón. Los muchachitos y jóvenes, y los adultos, citadinos, de casualidad conocen a gatos y perros, así como a uno que otro loro o guacamaya, o los molestos tordos negros. Y con más suerte unas ardillas en la plaza, o una pereza, o unas iguanas, y bastantes palomas.
A lo mejor las gallinas, y hermosos gallos de vez en cuando. Ah, y zamuros de lejotes, a menos a los que les toque convivir con ellos en los botaderos de basura.
Mi propuesta, por lo menos en las ciudades del interior, es que las mismas personas que los atrapan los donen a los zoológicos donde serán cuidados, identificados con su especie y el nombre de los donantes, y si prefieren con reserva de dominio.
Hablamos de rabipelaos, osos hormigueros, onzas, zorritos, cachicamos normales, pumas, cunaguaros, etc. que generalmente los matan. Y venados, y culebras, etc.
Con atención disfruto de programas de protección animal, de variado tipo, en diversos territorios del planeta, donde rescatan y cuidan, muchas veces los adormecen con disparos, los marcan, los sueltan y vuelven cada año a ver su evolución. Muchas son especies en extinción, como los casos de los nuestros de los billetes.
¿Será posible que veamos lo mismo en Venezuela?
Varias veces he planteado la cría de Lapas terrestres, laparios, porque siempre venden lapas y en restaurantes los vende disimulando con socarronería diciendo que tienen cacería. Ocurre con el venado y hasta los comen representantes de la GNB.
Las lapas son animales uníparos con problemas de reproducción porque, según, el pene de los machos es con puyas y las lapas no son pendejas. Sería cuestión de espacios con mangos, huecos (para que deje de tener sentido pícaro el “cachicamo trabaja pa´lapa”) y, por supuesto, inseminación artificial.
En la zona oriental, específicamente en Sucre (San Antonio del Golfo) un kilo de las exquisitas huevas de lisa supera los Bs. 500. En esas aguas tranquilas no podrá haber cultivo de lisas.
Ocurre con la acuicultura que está muerta, no existe, en esas costas.
Propongo pulpocultivos (para preservar, abaratar consumo y para atractivo turístico)
También con los erizos, que está igualmente prohibida su explotación, como la del venado, de las lapas ¿y…?
Son pocos los criaderos de langostas. En fin, en la mayoría de los casos depredando y consumiendo caro. Revirtamos eso, consumiendo y abaratando pero preservando.
edopasev@hotmail.com