Chávez hace un gran esfuerzo por descentralizar, pero el PSUV con apoyo de Chávez tal vez, insiste en centralizar las decisiones locales. Me dirán que Chávez es un estratega extraordinario y lo es, pero el mismo nos invita a la crítica y autocrítica y el centralismo político del PSUV -¿Centralismo democrático?- es una conducta que debemos erradicar. Impide el desarrollo de liderazgos locales que son muy necesarios.
Mientras esta conducta no sea modificada, procuro siempre darme una vuelta por Caracas y encontrarme con camaradas de luchas pasadas y presente con los cuales comparto angustias y todavía mantenemos muchos sueños. En Caracas sé de cosas que no son fáciles de conocer en Anzoátegui, porque lamentablemente los líderes del centro y los “líderes” de los estados suelen comportarse como esa figura de la jarra y los vasos que una vez utilizó el gran psicólogo humanista Carl Royer, como una forma de cuestionar una tipo de relación de poca consideración hacia el otro. Los vasos sólo son capaces de recibir el agua que la jarra deposita en ellos. La utilidad del vaso llega hasta ahí. Son líderes con poca o ninguna autonomía y frente a la jarra, los vasos sirven para recibir las decisiones que deberían ser competencias de las instancias regionales, bajo un estricto respeto a los lineamientos programáticos del PSUV.
Ahora mismo, me encuentro en la Capital visitando mi lindura de nieta y de vez en cuando programo escapaditas para formalizar contactos y conversatorios con amigos y amigas en los tiempos de fuerte represión por parte de AD y COPEI. En esa época Vender un Basirruque o un Qué Hacer de Bandera Rojas, era un acto riesgoso y por esa actividad, uno podía terminar colocado a la fuerza en los calabozos que la DISIP tenía en su sede de la Avenida la Colina de los Chaguaramos.
En Caracas hay cartas o “gallos tapaos” para Anzoátegui en lo que respecta a la candidatura a la gobernación. Ahora mismo, Aristóbulo ocupa la atención y comienza a sonar como otra de las posibles figuras para jugarlo con Barreto Sira en Anzoátegui. Aristóbulo es un gallo tapaó que sustituye la opción de Rafael Ramírez y puede ser que el dedo de la mal llamada cooptación, nos señale que Aristóbulo es la persona por la cual debemos votar el 16 de diciembre. Por supuesto, Aristóbulo tiene más o menos derecho de ser nuestro candidato y si es el candidato, tenemos la obligación de votar por él. Dije bien, tenemos la obligación de votar por él y se entiende perfectamente lo que deseo trasmitir. La obligación de votar por un candidato importado, si esa es la decisión, debemos hacerla muy disciplinadamente, porque para eso uno se registró como militante de un partido que juega al protagonismo democrático. Esa obligación no debe impedirnos que me olvide de la ruta gris que Aristóbulo transitó siendo coordinador del PSUV en Anzoátegui. Fueron tiempos que en nada se diferencia a los actuales.
De todas las ofertas u opciones que por ahora existen y se mantienen en “silencio” en Caracas, como posibles candidatos para Anzoátegui, no veo ahora, que alguna de ellas pueda ser mejor que una endógena. Si fuera Aristóbulo, votaría con todo los hierros por él, pero Aristóbulo no es mejor que Tarek William Saab y de ser así; es decir, si resulta ser un importado, no me queda otra alternativa, que la obligación de votar por esa opción, pero convencido que en este caso, el remedio es amargo y no ayuda a curarnos en la enfermedad que padecemos y con una decisión así, la enfermedad tiene las condiciones para transformarse en una enfermedad crónica.
En atención a lo que he sostenido en otros artículos, no me defino como de alguien, pero apuesto por una candidatura salida muy endogenamente y Tarek William Saab, me suena ahora mejor que Aristóbulo.