Me he acercado con menos desconfianza y temores a las redes sociales, he asumido el twiter (@oteb1000), facebook (Alberto Duarte), Skipe, Internet (ajueves@gmail.com) y un sinnúmero de opciones que la matrix me proporciona incansablemente, de las cuales puedo sin temor a equivocarme llegar a decir que en ellas el tiempo se me escapa en un santiamén; entre visitar noticieros, chequear y despachar correos, responder en el twiter una impertinencia de la extrema derecha o lanzar una idea hacia la izquierda, enviar para su publicación artículos, leer las ingeniosidades de los amigos y hasta echarle una vistazo a las trivialidades, frustraciones, chismes, vagancias y demás especies que por estos medios circulan de cualquier humano en este planeta, para finalmente llegar al “llegadero”: Un ciudadano común no tiene tiempo ni para procesar y mucho menos crear sendas matrices que por aquí se generan para el consumo masivo, deben inevitablemente montarse sobre laboratorios hiperespecializados que se dedican a orientar el pensamiento psicosocial de las grandes mayorías, usuarias o no de estas redes.
Sarcásticamente mencionaba en un twiter de días pasados, que quisiera estar en una de esas nóminas del Departamento de Estado para personeros de la red, aquella que garantiza que ciertos interlocutores permanezcan todo el día sentado en un equipo despachando odio, resentimiento, mala fe y frustración; no hay otra manera de explicarlo. Son agentes del mal, dedicados a crear matrices y mentiras dirigidas a desmoralizar a nuestro pueblo y confundirlo en medio de la batalla ideológica-política que se desarrolla en el mundo y de la cual Venezuela es uno de sus epicentros fundamentales de este experimento en tiempo real.
Inspirado en el Comandante Presidente Hugo Chávez he entendido que éste es otro campo de batalla, el virtual, que no debemos dejarlo a libre para que el enemigo haga y deshaga a su entender y capricho; por supuesto de antemano le pido disculpas al VP Nicolás Maduro por no asumir su recomendación de abandonar twiter y demás redes dejándoselas al enemigo de clase, que me quedo con la recomendación primaria que diera el comandante y modestamente convoco a todo el campo bolivariano a seguir bregando en estas trincheras.
En el Táchira aún estamos dispersos, no hemos logrado articularnos en este frente como lo exige el combate virtual, pero creo que poco a poco tomamos conciencia de esta necesidad y debemos orientarnos en esa dirección. Por ahora son tiros dispersos lanzados desde cada aparato informático tratando de defender nuestras ideas revolucionarias contra la barbarie fascista, pero es menester comenzar la discusión de cómo lograr esa articulación que permita organizar, difundir y pelear hasta la victoria.
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