A 521 años de lo que algunos siguen denominando como descubrimiento de América, y a 455 años de la fundación hispánica de la ciudad de Mérida, aún hay numerosas voces que se alzan como firmes defensoras de la conquista y colonización española en el “Nuevo Mundo”; sienten un orgullo ridículo por el “noble” legado de la “Madre Patria” y su papel nada grato en el continente americano, y agradecen a España por habernos sacado del “aislamiento”, por incorporarnos forzosamente al concierto internacional mercantilista-capitalista, por “civilizar” y “humanizar” a nuestros indígenas, y por legarnos porquerías como las corridas de toros. Casi se consideran súbditos de la Corona, y en algunos casos aseguran que estaríamos muy bien si no nos hubiéramos independizado de España.
Lastimosamente la gran mayoría de quienes evalúan como positiva la colonización hispánica en América, incluyendo historiadores y otros académicos, no consideran ni el terrible impacto de la invasión europea sobre los habitantes originarios, ni el hecho de que existían muchos pueblos aborígenes con cosmovisiones diferentes a la de los colonizadores, pero de ninguna manera inferiores. Hay quienes incluso le restan importancia a nuestro pasado indígena, menospreciándolo, denigrándolo y creyendo y haciendo creer que la influencia de los aborígenes en la conformación de las sociedades coloniales y republicanas fue y es prácticamente nula. La Leyenda Dorada de la colonización en todo su apogeo, aún en la boca o en la pluma de quienes hacen gala de imparcialidad y objetividad histórica.
En Venezuela hay una población que bien puede ser señalada como un reducto para los defensores a ultranza de la colonización española, que niegan o minimizan la influencia indígena en el tejido social conformado a partir de la implantación estructural hispánica; se trata de Mérida, ciudad en que la mayoría de la población ha sido “blanca” y conservadora, y la influencia de la Iglesia Católica fue determinante para el surgimiento de una ideología racista en perjuicio de indígenas, “negros” y mestizos. En esta ciudad cada 09 de octubre, fecha de la “fundación”, y cada 12 del mismo mes, muchos celebran por todo lo alto la hispanidad y su proyección hasta nuestros días, hasta el punto de negar, por ejemplo, que los conquistadores agredieron y asesinaron indígenas los días previos a la creación colonial de Mérida.
Entre quienes exaltan la colonización española en Mérida, cabe hacer referencia a individuos que hacen vida en los medios de “comunicación”, cuyo trabajo detrás de un micrófono les ha dado la oportunidad de perpetuar en parte del pueblo la Leyenda Dorada de la colonización, y la creencia errónea de que la cultura indígena tiene poco que ver con la sociedad merideña actual. Dos de esos señores son Francisco Ita y Livio Arcángel Peñaloza, conocidos locutores y animadores de radio de la urbe mencionada, y defensores a rabiar de la tradicionalidad hispánica, aún de las peores costumbres y espectáculos (como las corridas de toros).
En el caso de Ita, es de mencionar que en cierta ocasión aseguró que si los españoles no hubieran llegado a lo que hoy día es Centro y Sur América, lo hubieran hecho los ingleses y nos hubiera ido mucho peor. ¡Vaya “razonamiento”¡. Una especulación propia de una mente fantasiosa; una especulación que en Historia no tiene ni pies ni cabeza, pues el hubiera no existe a la hora de conocer el pasado. También se atrevió a afirmar que la colonización hispánica fue más bien benévola con los indígenas, a diferencia de lo que hicieron otros imperios con los aborígenes del territorio invadido (como los ingleses en lo que hoy día es Estados Unidos). Desconoce Ita (o se hace el tonto) que los indígenas bajo el dominio de la Corona española fueron sometidos brutalmente y sobreexplotados como mano de obra en el seno de la Encomienda, a raíz de lo cual hubo un descenso significativo en su población.
Mientras tanto Peñaloza ha comentado en sus programas radiales lo siguiente: 1) “No nos interesa si mataron a 1000 o a 16000 indígenas Juan Rodríguez Suárez (el llamado fundador de Mérida) y sus hombres, lo que nos interesa es que la ciudad está cumpliendo 455 años de ser fundada”; 2) “Para qué seguimos con el pasado, tenemos que mirar hacia el futuro y como ayudar a una mejor Mérida, la Mérida orgullosa de sus orígenes españoles”; 3) “Mérida es la ciudad más española de Venezuela, y debemos sentirnos orgullosos por eso”. Si bien este último comentario tiene algo de cierto, no quedan dudas que Livio Arcángel Peñaloza es un sujeto que minimiza y desprecia a los indígenas. En una sola palabra, es racista.
Por desgracia Ita y Peñaloza no son los únicos merideños que siguen exaltando la colonización española y menospreciando y denigrando el pasado indígena. Como ellos, hay reaccionarios que sólo aprecian una cara de la moneda en el pretérito americano; como ellos, hay quienes con toda su ignorancia ilustrada a cuestas creen que lo indígena sólo representa atraso y barbarie, mientras que lo hispánico representa civilización y progreso proyectados en el tiempo.
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