El Estado Zulia siempre me ha parecido, en estos 15 años de revolución, que los cambios fundamentales que se han producido en el país gracias al proceso bolivariano, aún no llegan a esta región.
Unas actividades que diariamente crean desasosiego y tensión en quienes vivimos en Maracaibo son las relacionadas con el contrabando de alimentos y combustibles hacia Colombia. Los llamados aquí “bachaqueros”, actúan con plena y total impunidad delante de autoridades y de la población en general.
Desde finales de 2012, hacer la compra semanal-quincenal de alimentos para el grupo familiar se convirtió y sigue siendo hoy una tarea titánica que requiere varias horas de largas colas y de extrema tensión en cualquiera de los supermercados públicos o privados de la ciudad. Las colas de bachaqueros en los supermercados de Maracaibo, para adquirir productos regulados de la cesta básica, no disminuyeron ni siquiera el domingo 8 de diciembre, día de las elecciones municipales. Estas largas colas se mantienen desde las 7 de la mañana hasta las 8 de la noche, de lunes a domingo, y todas las semanas y meses del año. El monto en toneladas de esta extracción de alimentos debe ser sumamente considerable. Particularmente creo que los alimentos que se llevan hacia Colombia darían sustento a cuatro ciudades como Maracaibo, por la medida chiquita. Calculo que la cantidad de personas involucradas en la compra al detal de alimentos para el bachaqueo debe alcanzar a varios miles (5-10 mil personas), los cuales venden posteriormente a los grandes contrabandistas que movilizan en camiones los alimentos hasta el hermano país.
Igual sucede con la compra de gasolina en las bombas de la ciudad. Cada vez las colas son más largas, debido a que buena parte de los vehículos que adquieren combustible son a simple vista bachaqueros. La gente de PDVSA maneja que por lo menos 1200 taxis abandonaron sus respectivas líneas en Maracaibo para dedicarse a llevar combustible hacia la frontera (de allí la actual escasez de taxis en la ciudad). Vehículos que estaban en desuso, como las camionetas Bronco (130 litros en el tanque), han sido reparados y puestos nuevamente en funcionamiento para insertarlos en la cadena de trasiego de combustible desde esta capital hasta la frontera colombiana.
En los ciudadanos de Maracaibo ha aumentado considerablemente el tiempo diario y semanal que dedicamos a la compra de alimentos y de gasolina. Si consideramos que esto afecta el propio desempeño laboral de los ciudadanos, podemos entender que esto se está conviertiendo en un grave problema social. No pocas veces he escuchado a mujeres trabajadoras, lamentarse de no poder acceder a la compra de determinados alimentos (leche, harina, pollo, etc) debido a que su horario de trabajo les impide perder cuatro o cinco horas en una cola de un supermercado. Esta realidad obliga a las familias a cambiar hábitos alimenticios y a invertir una mayor cantidad de dinero en la compra de alimentos, pues muchas veces hay que recurrir a revendedores para adquirir determinados productos desaparecidos del mercado.
Algunas medidas contra el contrabando, probablemente tímidas, tomadas por Wilmer Barrientos cuando visitó el Zulia en meses pasados, fueron respondidas por las mafias de contrabandistas con el cerco total contra la residencia del gobernador Arias. De ese secuestro contra el gobernador surgió una “mesa de diálogo” que parece haber satisfecho ampliamente a los bachaqueros, pues no se han producido luego más tomas y el tráfico ilegal hacia Colombia parece desarrollarse sin inconvenientes en los últimos meses.
De lo que observamos diariamente todos los ciudadanos de Maracaibo, se desprende sin mucho esfuerzo las siguientes y graves conclusiones:
- La enorme amplitud del bachaqueo al detal nos indica que el tráfico de alimentos y gasolina en la frontera hacia Colombia pareciera no tener ningún tipo de impedimento por parte de las autoridades nacionales (la Guardia Nacional).
- Las informaciones que recibimos de particulares que se mueven en las zonas fronterizas, indican que el bachaqueo ha incorporado a la propia Guardia Nacional en la cadena de contrabando. Llevar gasolina o alimentos hacia Colombia es sólo cuestión de “bajarse de la mula” en trochas específicas y en horarios determinados.
- El crecimiento del bachaqueo se está convirtiendo en una actividad económica alternativa para los trabajadores de Maracaibo ante el derrumbe del poder de compra del salario mínimo venezolano, debido a la altísima inflación del último año.
Como no hay control gubernamental, prolifera la pérdida de valores, de la moral, y se olvidan los principios y los intereses nacionales. El bachaqueo es una actividad de sabotaje directo contra la política social del gobierno bolivariano, que puede conducir a una explosión social, que resquebraja la cohesión de la sociedad y disminuye el respaldo de la población hacia la revolución misma. Pero hasta hoy no observamos política alguna que enfrente esta dura realidad que nos afecta a los zuliamos.
Casi dos millones de habitantes en Maracaibo, y casi cuatro millones en todo el estado Zulia, estamos siendo afectados por unas mafias de pocos miles de personas que realizan una actividad ilegal (aunque no esté siendo combatida por las autoridades nacionales ni regionales), como lo es el contrabando de alimentos y de gasolina hacia Colombia.
Quienes están al frente del gobierno son los que deben detener esta situación, tanto las autoridades de carácter nacional como regional. Por el Zulia se evaporan buena parte de los alimentos y de la gasolina que con mucho esfuerzo subsidia el gobierno bolivariano para garantizar el bienestar de los venezolanos. La continuidad de esta grave situación no traerá nada bueno para la estabilidad del proceso revolucionario. Es una forma de disgregación moral y económica, que simultáneamente erosiona las instituciones, quiebra la economía y debilita la normalidad ciudadana.
Desde Maracaibo, nuestro llamado a detener con medidas efectivas y contundentes el enorme contrabando hacia Colombia que está desangrando al país y destruyendo el nivel de vida de los venezolanos.
Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 25 de diciembre de 2013.