Nos ha sorprendido gratamente el observar cómo el excandidato del PSUV a la Alcaldía de Maracaibo, Miguel Ángel Pérez Pírela, ha retomado su vinculación con los colectivos que le expresaron su confianza el pasado diciembre. Su retorno se caracteriza por la radicalidad y la coherencia. La radicalidad al plantear un debate que la propia Dirección Política Municipal de Maracaibo y la Dirección Regional del PSUV Zulia rehuyeron: el análisis serio de los resultados, más allá de lo meramente numérico. Coherente, pues cómo buen filósofo y alumno dilecto de Enrique Dussel, entiende que la política debe ser un acto liberador, signado por una praxis de compromiso.
La candidatura de Pérez Pírela, tuvo la particularidad de ser una consecuencia del agotamiento de la praxis revolucionaria en el Municipio Maracaibo. Ese agotamiento es el producto directo de la transformación de buena parte de los dirigentes municipales en funcionarios políticos profesionales, y con ello el distanciamiento de las bases y la pérdida de contacto con la realidad y su consecuente transformación en políticos marcados por el pragmatismo y no por la acción emancipadora, entendida como confrontación con las formas de dominación y explotación que caracterizan la democracia liberal. Pérez Pírela, al retomar la vinculación con las bases que se movilizaron, ante su agotador y dinámico desempeño durante los tres (3) meses previos a las elecciones, muestra las señales de un debate necesario que se aplica a toda la estructura del PSUV en el Zulia, que puede ser resumido en tres premisas: 1) la renovación de una dirigencia que en términos no sólo de resultados electorales, sino en función de la profundización del proyecto bolivariano ha mostrado indicativos de estancamiento o por lo menos, de desplazamiento en su praxis revolucionaria, 2) la pérdida de contacto con las bases sociales (y populares) que caracterizan al PSUV, y 3) la preponderancia de una concepción de la política como mandar-mandando y no como mandar-obedeciendo.
Sí algo había caracterizado la praxis política de Chávez, fue esa ruptura con la forma pragmática de hacer política, caracterizada por el acercamiento con la comunidad sólo en el momento de la proximidad de las elecciones. Chávez concretó la idea de la política cómo un acto ético de compromiso y vinculación obedencial con los ciudadanos. Es ese el concepto categorial de mandar-obedeciendo. Al contrario, las formas tradicionales – y liberales- de la política se reflejan en la idea prepotente y ególatra, del mandar-mandando; donde el dirigente político pierde el contacto – y la sensibilidad- con su realidad social.
La dirigencia del PSUV en Maracaibo, proviene de sectores con gran tradición militante, pero han caído en un estancamiento de la práctica revolucionaria y están en una etapa de negación de esa condición. Hay una carencia de trabajo político, que los ha distanciado de los dirigentes comunitarios y de base, que en el día a día hacen y construyen – manteniendo la vigencia- del proyecto bolivariano impulsado y formulado por Chávez. Se han transformado en políticos profesionales y no en profesionales de la política. Los primeros toman la política como medio de vida, los segundos piensan la política como una acción emancipadora. Los primeros viven de la política como acción laboral, los segundos viven la política como praxis humanizadora y refuerzan la lucha anti-capitalista.
Pérez Pírela ha irrumpido con una crítica denuncia de esa realidad, que puede tener consecuencias no sólo electorales, sino geoestratégicas, por las implicaciones fronterizas del Zulia, y la característica incidencia de los problemas sociales y económicos que caracterizan la región. El PSUV debe asumir críticamente el balance de la inacción y el peligro que significa no desarrollar una acción descolonizadora, que rompa con los mecanismos de control – e influencia- de sectores conservadores, ligados al control de la tierra y a la actividad petrolera rentística, que nada tienen que aportar al proyecto liberador y revolucionario encarnado en el Plan de la Patria.
Debemos agradecer a Pérez Pírela, por generar un debate que ha sido rehuido por la estructura dirigencial o por algunos de sus dirigentes, pero que se hace urgente dar, más aún ante el reto de la profundización del socialismo bolivariano.
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Historiador/politólogo