La alta gerencia de Hidrobolívar se ha hecho especialista en manipular y no precisamente llaves o válvulas, sino verdades. El domingo 25 de mayo la plana mayor encabezada por el ingeniero Utrera, actual vicepresidente de la hidrológica dio una rueda de prensa para anunciar que el servicio de agua sería suspendido en la parroquia Agua Salada lo que afectaría a varios sectores, entre ellos Los Próceres, Colinas, El Perú entre otros.
Quienes habitamos en Los Próceres y tenemos tanto tiempo sin una gota del preciado líquido nos quedamos pasmados al leer la nota en el periódico. No sabíamos si reírnos o indignarnos, ante semejante descaro. ¿Pero como que nos van a suspender el servicio? ¿Cuál servicio?, me pregunté. Será posible que se pueda suspender algo inexistente.
Lo cierto es que el agua no llega a la urbanización. Unos vecinos nos hemos visto más perjudicados que otros. Algunos tenemos semanas, otros meses y hay quienes llevan más de dos años sin la vital sustancia. Siempre nos echan el mismo cuento: que los trabajos que están realizando son para optimizar el servicio, demoran una barbaridad y al final no mejoran sino que agravan la situación.
Mientras Hidrobolívar-que debería llamarse más bien Hidromentiras-sigue en su intento de “mejorar el servicio” los vecinos pasamos la de Caín. La carencia del servicio nos obliga a comprarle agua a las cisternas y a las embotelladoras que nos cobran un dineral. Esta situación se hace insostenible porque el agua que consumimos proveniente de los tanqueros está por lo general muy contaminada. Los que comercian con el agua se llenan los bolsillos mientras nosotros no desangramos, a veces ni siquiera nos quieren llenar las vasijas.
Los funcionarios de la hidrológica en vez de perder el tiempo en conferencias de prensa para informar inexactitudes, deberían ocuparse en atender diligentemente el problema. La noticia que los bolivarenses merecemos leer y oír es que el servicio nos será restituido. Así dejaremos de estar reclamando un beneficio justo y digno que nos hace parecer cada vez más a aquel personaje de García Márquez en El Coronel no tiene quien le escriba.
Esperemos no morir de mengua.