“La Grita cuantas historias no se tejen desde que fuera fundada en el año 1576. No hay cosa más interesante que la de penetrar en la vida de un pueblo y conocer sus costumbres y leyendas”.
Diario Vanguardia, San Cristóbal, Táchira, 1º de junio 1976
En los últimos años a raíz de la crisis económica que atraviesa nuestro país, las alternativas y reflexiones para buscar una economía productiva que rompa las amarras de la economía rentista petrolera, pareciera tener asidero y ser la tabla de salvación para la Venezuela del futuro. La idea no es nueva y la trajinada frase de “sembremos el petróleo”, repetida hasta el cansancio desde Alberto Adriani hasta Uslar Pietri, todavía parece tener vigencia y sigue siendo el mayor reto para los gobiernos y el pueblo venezolano.
Muy cerca tenemos la última zafra turística que encontró en una medida gubernamental - para el ahorro de energía - un tiempo de descanso como en ningún país del mundo pudieran darse ese lujo y mucho menos, en las condiciones que actualmente atraviesa nuestra economía, producto de la “guerra económica”.
Desde hace muchos años nos hemos paseado en Venezuela, por la posibilidad de instrumentar una verdadera política de turismo y para ello se han hecho los más variados experimentos a través de mensajes publicitarios, hasta nuevos diseños de ministerios y gabinetes.
Slogan como “Venezuela un país para querer”, “Venezuela Tierra Mágica”, “Te amo Venezuela”, “Venezuela Tierra Nuestra” y pare usted de contar de mensajes a través de los medios de comunicación.
En los andes venezolanos se han dado experiencias y motivaciones que han tenido permanencia en el tiempo, como los ejemplos exitosos de Alexis Montilla con “La Venezuela de Antier”, “Los Aleros” y “La Montaña de los Sueños” como atractivos y motivos planificados de atracción turística.
A ello se suma la actividad académica impulsada por la ULA con la Escuela de Hotelería y la cadena de posadas, las cuales se multiplican e irrumpen en los páramos como un acierto económico y un estímulo para la economía familiar e impulso del turismo social.
Buscar en los andes venezolanos (Táchira, Mérida, Trujillo, Lara y parte de Barinas y Portuguesa) ideas innovadoras y experiencias exitosas es un ir y venir de sueños y fracasos, pero que subsisten como alternativa para una verdadera economía productiva.
Los proyectos de turismo deben encontrar en el actual gobierno revolucionario una política acertada; esperan también respuestas concretas y apoyo con políticas estables y de garantía para el futuro.
Uno de los parajes más bellos del país está a la espera de proyectos rentables y de financiamiento por parte del Estado venezolano. Este es el caso de La Grita, tierra de profunda cultura religiosa y de acentuada tradición agrícola y pecuaria en la ruta de la Trasandina.
Con gran nostalgia guardamos los antecedentes de cuando la “Atenas del Táchira”, en el año 1976, cumplió los cuatrocientos años y fue declarada por el gobierno de entonces (tiempos de CAP) - por decreto - como capital de la República y “Zona de Interés turístico”.
El tiempo transcurrió y desde hace exactamente 40 años, todo quedó en buenas intenciones. En aquella época escribimos lo siguiente para el desparecido diario “Vanguardia” de San Cristóbal (04, 09,1976): “Una región puede ser turística sin necesidad de especular, ni estrangular su población. Es la misma población la que debe dar a conocer sus bellezas naturales, y la que debe organizar su turismo de una forma coordinada con el Estado, que debe brindar el máximo apoyo”.
Hoy el turismo en Venezuela y en especial en los andes, sigue reclamando el mismo apoyo. La actual ministro del Poder Popular para el Turismo, Marlene Contreras, debe impulsar la creación de la Escuela de Turismo en el Hotel de Montaña de La Grita.
Esta hermosa arquitectura diseñada por Fruto Vivas puede proyectar el turismo del futuro en los andes venezolanos. En especial el agroturismo, el turismo ecológico y el turismo de montaña. La futuras generaciones y el potencial turístico de la región andina así lo reclaman.
En una red y en cadena con las demás regiones del país como lo son los llanos, el Zulia, Lara, El Litoral, Falcón, La Gran Sabana y Margarita deben tener en red una ruta turística. Igualmente se debe conectar con el turismo de Colombia, país vecino y con las islas cercanas del Caribe como Aruba y Curazao.
Insistimos que los andes venezolanos son un potencial turístico por excelencia que solo esperan como apoyo recursos y planificación y además, el impulso del campo académico para la formación del recurso humano, en el Hotel de Montaña de La Grita, mejor conocida como la “Atenas del Táchira”.
¡Amanecerá y veremos!