Escuela de Turismo en La Grita

En varias oportunidades y por diversos medios de comunicación hemos hecho referencia a la importancia de rescatar, una de las obras arquitectónicas más emblemáticas de Fruto Vivas vinculadas con el turismo en Venezuela.

Se trata del Hotel Montaña de La Grita, una obra construida en la década de los 70 y que constituye un ícono arquitectónico y una manera de integrar la infraestructura hotelera con el paisaje y la belleza de los andes venezolanos.

Por iniciativa de un grupo de gritenses quienes decidieron unir esfuerzos se logró ensamblar este proyecto en pleno páramo, en el sector Campo Alegre en la vía que comunica a La Grita con Mérida y Pregonero en los linderos del Parque "Las Porqueras", un paraíso a más de dos mil metros de altura.

Transcurrido el tiempo, la obra de Fruto Vivas que cumplió por varios años una excelente función como centro turístico y hotel que cobijó en sus cabañas a centenares de venezolanos y abrigo a muchos matrimonios de luna de miel, donde se concibieron nuevas generaciones, hoy por la desidia y la falta de criterio marcha a la deriva y requiere de una mano amiga para salvarlo.

Se trata de una infraestructura que luego de pasar con éxito por manos privadas, fue vendido a la Alcaldía del Municipio Jáuregui por el monto aproximado de 1.600 millones de bolívares por el mayor accionista, dejando al margen en dicha negociación a varios accionistas minoritarios, quienes hoy reclaman su justa participación en el Hotel.

Para los griteños es un orgullo hablar del Hotel de Montaña y sentir la presencia de esa infraestructura en los alrededores de la Atenas del Táchira.

Es por ello que algunas personas preocupadas por el destino de esta infraestructura, reclamamos su uso acorde con la intención inicial y hemos iniciado una campaña (me cuento) para que dicha infraestructura siga funcionando como hotel pero además también cumpla una función académica (Hotel- Escuela).

Los pasos han sido infructuosos por los cambios políticos vividos en la Alcaldía de La Grita y además por los enredos judiciales que allí siguen pendientes por desatar, unidos a la falta de un criterio gerencial para la toma de dicha decisión.

Hemos pensado que en los actuales momentos la participación del Estado venezolano, luego de una auditoria a su estado financiero y el avalúo de su infraestructura del mismo (antes que siga deteriorando) pudiera pasar a tener una función de Escuela de Turismo para bien de las futuras generaciones de tachirenses , venezolanos y hasta de otras latitudes de América Latina.

La intervención por parte del Ministerio del Poder Popular para el Turismo y del Ministerio del Poder Popular de Educación (a través de alguna Universidad que tenga Escuela de Turismo) podría significar la salvación para la obra de Fruto Vivas.

Sabemos que la Alcaldía de Jáuregui por sus naturales funciones administrativas y políticas no está en capacidad de regentar este Hotel Turístico y además, porque en verdad los recursos fueron otorgados por el Estado venezolano a través de créditos del Fondo de la desaparecida Corporación Venezolana de Fomento (CVF).

Es decir que a pesar de tener una figura jurídica como actual dueño la Alcaldía de Jáuregui, el verdadero propietario resultaría ser en realidad el propio Estado venezolano a quien no le han retribuido los alcances de su inversión por el capital inicial y sobre el cual además, luego se han derivado negociaciones entre entes públicos y privados.

El Estado bien a través del Ministerio del Turismo, la gobernación del estado Táchira u otra entidad pública o privada debería poner orden en los objetivos del uso de esta instalación emblemática para el turismo venezolano, así como resarcir los intereses a los socios minoritarios quienes quedaron fuera de la negociación del mayor accionista con la Alcaldía de Jáuregui.

Paralelamente a este finiquito financiero, en el cual tiene toda la mayoría de inversión inicial un capital del Estado como prestamista a la Alcaldía, se debería buscar una salida académica para que esta infraestructura, Hotel de Montaña de La Grita, se convirtiera en una Escuela de Turismo.

Universidades como la Experimental Simón Rodríguez (UNESR que tiene un proyecto académico de turismo inicial), la UNEFA y la ULA podrían intervenir para definir el destino de este espacio que con algunas modificaciones, también podría ser un centro de formación para una población estudiantil del Municipio Jáuregui, sus alrededores en el Táchira y de toda la región fronteriza con Colombia, en el campo del turismo.

El tiempo transcurre y la población de La Grita sólo espera por una mano amiga y una institución del Estado que acometa una acción para su rescate lo más pronto posible. Todo ello evitaría el deterioro y la pérdida de oportunidades en una de las obras emblemáticas del baluarte de la arquitectura venezolana e hijo de las tierras tachirenses, como lo es el hijo ilustre e insigne arquitecto venezolano Fruto Vivas.

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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