Palmira capital del municipio Guasimos del estado Tachira ha tenido en los últimos años un inusitado crecimiento poblacional, pese a la merma de su aparato productivo. Quedo atada al pasado ese slogan que la identificaba como "ciudad industrial del Tachira" con el cierre de la cervecería Andes, la MOCAL y el declive de la empresa Cementos Tachira, que ahora la llaman Corporación Socialista; que ni es corporación, ni es socialista; su producción va dirigida a las mafias, donde el gran ausente es el pueblo. En el centro está ubicada la plaza Bolívar, cuidada con mucho esmero, con la estatua del Libertador. A sus espaldas se alza majestuosamente la iglesia con su arquitectura colonial. En el pasado quedaron las casas espaciosas de corredor, el telégrafo, las bodegas y la medicatura. La vida en el pueblo era como decía el poeta "lejos del mundanal ruido": apacible, bucólica y tranquila. Salvo la presencia de un amanecido que lanzara uno que otro grito en la espesura de la noche.
Los centros de enseñanza fue para la década del 50, la que se llamo la Atenas del Tachira en la aldea La Victoria; allí para la época funciono una Escuela Nacional Graduada; posteriormente vendría el Grupo Escolar Monseñor Sanmiguel. En la década del 60 los jóvenes se dirigían a Tariba a estudiar en el colegio Salesiano que era hasta tercer año de bachillerato; a la Escuela Tecnica Industrial de la avenida Libertador; o a la Escuela Técnica de Comercio Alberto Adriani o el Liceo Simon Bolivar en San Cristobal. En educación superior a la UCAB y la Escuela de Educación de la ULA. Para la década del 70 inicia sus actividades el Instituto Universitario Tecnológico y la UNET y en Palmira el Liceo Ramon Ignacio Camargo.
En 1964 se formó el primer Centro de Estudiantes. Una de las conquistas de este Centro fue el transporte estudiantil gratuito hacia San Cristobal y la creación del periódico Oteando que marcó un hito en el periodismo municipal desde el punto de vista cultural, social e histórico; uno de sus impulsadores fue Victor Ramirez como líder estudiantil y luego como presidente de la Junta Comunal.
Hoy con sus siete (7) aldeas está considerado como uno de los municipios de menor tamaño; pero de mayor densidad poblacional en el estado. Desde el punto de vista comunicacional cuanta con la emisora comunitaria Mantellina 99.9 FM; con 16 años en el aire, bajo la dirección del Lic. Cesar Cano, donde junto con un destacado elenco de profesionales en la locución dictan cátedra a través de sus ondas hertzianas; entre ellos: Edison Colmenares, Evelio Varela, Crizalida Porras, Ricardo Yeopasa, Britson Ramirez, Olga Moncada, Pedro Acevedo y Yonatan Garcia. La radiodifusora solo dispone de un transmisor de 30 vatios, logrados a través del esfuerzo, dedicación y constancia, donde la ayuda oficial ha sido la gran ausente; pese a la objetividad, transparencia e imparcialidad que el licenciado Cesar Cano ha mantenido en sus posiciones críticas, que en oportunidades es necesario hacerlas, se ha granjeado La animadversión de los alcaldes de turno, algunos con una epidermis muy blanda que piensan que con denunciar los lunares se le está cuestionando su mandato. Mantellina 99.9 FM, fue, sino la única, una de las que durante la asonada del 11 de Abril del 2002 se mantuvo en el aire llevándole al pueblo la poca información que se disponía. Hoy esa emisora tiene que repotenciar su espectro radiofónico a 500.000 vatios; el gobierno nacional le tiene que tender la mano a estos coterráneos que hacen tripas corazón para informar a su pueblo.
Las guarimbas que se desencadenaron el año pasado con los resultados tan lamentables y que nos pusieron en la picota de la impopularidad nacional e internacional, como una de las ciudades más violentas del país, rompiendo con esa tradicional postura de pueblo laborioso, bucólico y trabajador. Fueron días donde individualidades extraños al pueblo lo mantuvieron secuestrado bajo la amenaza, la anarquía y la impunidad.