Se es insensible a todas las arraigadas formas de vida

Verdaderos monumentos son destrozados

  • ¿Sabía el pueblo de Cumaná lo que pierde con la vulgar intervención del Palacio del Márquez de Cajigal?

No tenemos consciencia de la ciudad como entidad, como organización activa y dinámica cuyas transformaciones nos afectan de diversas maneras. No tenemos consciencia de nuestra profunda pertenencia a cada una de sus calles, casas y plazas. Nuestros dirigentes, en quienes se ha delegado la responsabilidad de administrar, planificar, controlar y dirigir nuestra ciudad, no saben lo que esta es. Es comprensible. Son dirigentes políticos, los de antes como los de ahora, para quienes la política es un fin en sí mismo y no un instrumento de transformación.

Hoy queremos que las reflexiones puramente teóricas se proyecten sobre un ejemplo de nuestra propia vivencia dentro de un espacio histórico-cultural llamado ciudad de Cumaná. Estas reflexiones no interesan solamente al especialista, quien sin duda podría hacerlas mejor; por el contrario, creemos que interesan al ciudadano común, al usuario de la ciudad, a todos los que disfrutamos de ella o la sufrimos.

¿Qué ha ocurrido con nuestra ciudad?, ¿Qué ha ocurrido con todas aquellas casonas de la arquitectura del trópico caribeño que conforman nuestro barrio más antiguo y más tradicional? Todos lo sabemos, fueron destruidas y las que aún quedan, muy escasas, están en proceso de destrucción. ¿Sabía el pueblo de Cumaná lo que pierde con la vulgar intervención de Palacio del Márquez de Cajigal?, ¿Sabían las autoridades que al violar a la ciudad y la poligonal de la zona histórica transgredían la historia y la cultura de un pueblo?...

Esa actitud forma parte del fariseísmo desarrollista que hoy pondera lo autóctono para explotar y manipular. Porque, las soluciones constructivas están hechas como es lógico para satisfacer la máxima renta, donde el habitante no cuenta en absoluto.

Mientras tanto, en el corazón de la ciudad propagandas de los gobernantes de turno: ״solucionamos el problema del tránsito… construiremos metros, elevados, túneles, puentes, súper autopistas, haremos miles de torres de estacionamiento…״. Todo es para el automóvil, el único aparente dueño de la ciudad.

Al parecer a ningún funcionario le interesa que existan los árboles, los pájaros, que los niños deben salir al parque. No lo interesa el olor cuando cae la lluvia. No saben que para los jóvenes, para los niños, para los ancianos, para los obreros, para la inmensa masa humana, es la única razón de ser de la ciudad.

La prepotencia, la ignorancia de las cuestiones más elementales de urbanismo, el desconocimiento de experiencias aleccionadoras, el poner en manos de burócratas decisiones que deberían pasar previamente por manos de especialistas en problemas de localización, de flujos interurbanos; todo esto ha producido una irónica ״intervención״ donde se legaliza la destrucción del Área de Interés Histórico de Cumaná.

Definitivamente, de llevarse a cabo la obra de ״Rehabilitación y Mejora de la Casa de Gobierno״, en unos pocos años, Cumaná estará construida con la misma desidia que permitió la destrucción de la ciudad colonial y tradicional. La nueva ciudad surgirá como un monstruo improvisado torpemente en ese incansable laboratorio de lo urbano conocido como la ״permisología, la ״planificación״, la ״remodelación, la ״demolición״, la ״zonificación״ y las ״ordenanzas״ y todo el instrumental para destruir.

Porque el ciudadano no tiene ni voz ni voto en la construcción o destrucción de la ciudad de Cumaná. Todo se hace en el entendido de que éste es una hacienda y los gobernantes sus propietarios, sin que exista cosa ni que se parezca a una consulta a la opinión pública. En la ciudad de Cumaná las estatuas, fuentes y demás ״monumentos״ se mudan al capricho de los ״jefes". Imagínense, que se podría echar abajo el Convento colonial de San Francisco para construir una gallera o talar todos los árboles del Parque Guaiqueri para poner una venta de perros calientes.

Pues, verdaderos ״monumentos״ son destrozados por la tecnocracia insensible, la especulación o la demagogia. Y, con ellos, referencias que abrirían claros y definidos caminos propios al desarrollo coherente de la ciudad. Se ha perdido nuestras tradiciones de la memoria colectiva de la ciudad. Han demolido el ״viejo hospital״ para proyectar el Centro Comercial Cumaná Plaza, han ahogado e invadido las visuales del monumento alegórico a la fundación de Cumaná como ״hito״ existente y estructurado; se es indiferente a los daños ocasionados a la Laguna de los Patos, a los humedales de Punta Delgada, al río Manzanares y al golfo de Cariaco, al litoral costero como elemento estético visual y recreativo, al monumento de El Indio, a la Casa Fuerte; se es indiferente, también, a la vocación de las áreas verdes productivas y a la peregrina red de canales de riego de Cumaná. Finalmente, se es insensible a todas las arraigadas formas de vida. Y, en general, a todas aquellos puntos de apoyo y continuidad de la estructura, no solo histórica, sino también cultural, económica y social de la ciudad de Cumaná.



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Servando Marín Lista

Arquitecto - Autor de los libros: 1.- La Geometría de los Afectos (2007). 2.- Desde la Comunidad (2010). 3.- La Ciudad Comunal (2013). 4.- El Caserío de Altagracia de Cumaná (2016). 5.- El Caserío de Santa Inés de Cumaná (2017). 6.- Cumaná: La Otra Ciudad (2019). 7.- Más allá de Tierra Firme (2022). 8.- Más allá de La Mar (2023).

 tetralectica77@gmail.com      @chevan2

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