Crónicas patrias de la guerra civil en Mérida

  1. A donde uno vaya en Mérida, siendo reconocido como chavista, percibe (sin ser para nada paranoico), un ambiente de peligrosa agresividad. De cualquier lado puede salir un ENEMIGO, de los desquiciados por las redes, y desafiarte, agredirte, porque él se siente soldado de una guerra civil proclamada desde Estados Unidos y la Unión Europea. Yo lo he vivido muchas veces. En lo particular, he tomado la precaución de evitar cualquier confrontación, provocación, celada o desafío violento, porque sé que eso es precisamente lo que persiguen para nosotros los interesados en que nos matemos para que luego se produzca lo que ellos persiguen: RECOLONIZACIÓN. Es una situación compleja esa de ir resistiendo y, a la vez, la de ir poniendo la otra mejilla para no entrar en el desmadre, y perder los estribos ....

Da lo mismo un insulto a la agresión física, pero más allá lo que se persigue es que esa agresión no lleve nada personal, sino que la desate o provoque una turba enfurecida, desquiciada, sin control…

Todos los nombres que utilizaré a continuación son imaginarios, aunque los hechos ciertos, formales y netos.

  1. Existe un espectáculo que se presenta diariamente en muchos lugares de Mérida, protagonizado por ciertos "pelabolas" (desclasados o lumpen, ver Carlos Marx) que quieren elevar su estatus social. Son los que ansían ser admitidos o consentidos, aunque sea con asco y a regañadientes, por la clase media o alta. Quieren elevar su "nivel estético", a fuerza de maldecir al chavismo. Es común verlos gritar con histérica furia, para recoger los aplausos de esa clase media o alta que los desprecia: "-¡Maduro!, ¡coño de tu madre!" (el estribillo más repetido por esta clase de "pelabolas" en este momento).

  2. Pues bien, nos dirigimos el día 4 de junio a La Parroquia, uno de los lugares más hermosos de Mérida, y próximo al liceo Caracciolo Parra. Debajo de un árbol, vimos a un sujeto dirigirse a unas cien personas. El sujeto era un mulato desgarbado (como uno mismo), vestido todo de blanco, carente de coherencia en sus palabras, tratando de complementar sus ideas, sacudiendo los brazos, con muecas y guasas. Tenía el susodicho, y ya lo estaba esperando (como ocurre con todo opositor en Mérida), un as bajo la manga. Sus gestos y risas eran evidentemente forzados, iba de anécdota en anécdota, en un largo relato para personas urgidas por lograr poner gasolina a sus carros. Mérida lleva meses viviendo una de las peores crisis de desabastecimiento de combustible en décadas. Las víctimas que se congrega en esta búsqueda, han tratado de inventar un sistema para evitar apostarse con sus carros durante varios días a la espera de que llegue una gandola... Fue así como se inventó lo de los LISTADOS. Llega un voluntario y comienza a hacer una lista, y éste tiene la potestad de colocar en ella, entre los primeros, a un grupo de su preferencia. Terminada esta lista la gente se puede retirar a sus casas la espera de ser llamada cuando se esté seguro que habrá combustible.

  3. El desgarbado personaje en su relato, repentinamente, para levantarle el ánimo a su grupo exclamó: "…Pero entonces yo le dije a esa mujer viendo sus desastres: "PARECES CHAVISTA", y fue cuando ella me respondió muy brava: "NO ME OFENDAS!". ¡Bingo!, al sujeto lo aplaudieron a rabiar… además de estallar algunas fulminantes carcajadas, también forzadas.

  4. ¡Qué tal el relato del referido personaje!: Una connotada opositora causa un descomunal desastre, pero entonces su propia gente no la condena sino que en función de su aberrante conducta se le califica de CHAVISTA: "¡PARECES CHAVISTA!", y luego la jauría aplaude complacida, y listo. Y esos, misterios y paradojas, los que "PARECEN CHAVISTAS" son los que se roban CITGO, son los emisarios del tipo que Guaidó envió a Cúcuta para el asunto de la "Crisis humanitaria" y acabó aquello en un gran saqueo y estafa…, de modo que Enrique Capriles Radonsky, María Corina Machado, Julio Borges, el mismo Juan Guaidó y toda la plana superior de la Asamblea Nacional, según este formato de insulto también "¡PARECEN CHAVISTAS!".

  5. La Parroquia es un enclave andino de lo más auténtico y representativo de la vieja Mérida. En ella se celebran anualmente, cada 2 de febrero, las famosas procesiones de Los Vasallos de La Candelaria, con trajes, música y danzas a la usanza de los antiguos pobladores de la región, un vistoso y atractivo acto que congrega a católicos que vienen a pagar promesas a la Virgen de La Candelaria y también a turistas.

  6. La espaciosa Plaza Bolívar de La Parroquia posee umbrosos y descomunales árboles, unas muy espigadas palmeras empinadas hacia el cielo. La Plaza y lo que le rodea es en sí mismo un mundo animado que colma de gracia y serenidad a todo aquel que se ubique en uno de sus bancos a contemplar a los viandantes, a oír a los pájaros, a ver los niños que corren por sus amplias calzadas. La Plaza está bordeada por una imponente iglesia, un pequeño centro comercial, licorerías, venta de pastelitos, heladerías, fruterías, quincallas, abastos, la prefectura, todo en un bullir permanente de estudiantes, ancianos, amas de casa, enamorados y de esos jubilados cuyo placer es conversar serenamente con viejos amigos sin tener que reparar para nada en el tiempo ni en compromisos laborales. Allí algunos echan con larguezas sus bocanadas de humo, y también sus buchecitos. Hay los que liban encaletados en bolsitas, carteritas de anis, cocuy o miche callejonero.A partir de las 9 de la noche el lugar va quedando enteramente solo, las calles desiertas y un silencio sepulcral lo envuelve todo.

  7. Eso ocurrió el día 4 de junio de 2019, digo, a las 8:25 de la mañana, cuando nos dirigimos a La Parroquia para informarnos sobre el problema de la gasolina. El energúmeno que quería recoger los aplausos de los opositores estaba tratando de dar explicaciones sobre unas listas para aquellos, que en medio de esta gran escasez de combustible, necesitaban poner a sus carros gasolina.

  8. En un abasto frente al liceo Caracciolo Parra nos dijo una señora:

  • Miren, en la Plaza Bolívar están haciendo un listado para que vayan y se anoten… Nosotros pudimos, gracias a Dios, echar anoche.

Apuramos el paso. Llevamos meses, quizá años, apurando el paso. Todo el que me vea con mi esposa por este sector de La Parroquia, se enterará que vivimos en una permanente carrera por todos lados venciendo los mil cercos y emboscadas que desde el Norte nos han colocado. Nada estético debe ser vivir corriendo de un lado a otro, por cierto, pero lo que sí sé es que resulta muy saludable. Hemos rebajado en los últimos meses tanto mi esposa como yo, unos siete kilos. No hay día en que no lleguemos a casa empapados de sudor, y como en Mérida nada es plano, pues entonces sometemos a duras pruebas el cuerpo. (ESTA HISTORIA CONTINUARÁ…)



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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