El bombardeo especulativo y la ineficiencia de funcionarios en Ciudad Guayana los hace cómplices de la política agresiva que el imperio desata contra Venezuela. Si, ya no sancionan solo a quienes se niegan a ser colonia norteamericana y que defienden el legado del comandante Chávez. Las sancionan también está tocando a dirigentes de la oposición que se han quitado las amarras de la mafia del triangulo maléfico de Guaidó, Ramos Allup y Borges.
Este año lo inauguramos con un nivel de especulación en todos los productos, que para el trabajador de esta zona del país se convierte en un espejismo para adquirir lo más elemental de la arepa diaria. Un cartón de huevos cuesta un salario mensual mínimo de 250.000,00 Bs.S. Un pasaje en las perreras 5.000,00 Bs. S y en distancia corta. Las colas para surtir gasolina son kilométricas y de varios días. El suministro de agua en varias zonas populares es hasta de una vez por semana. El gas también cabalga sobre el potro de la ineficiencia y de la incapacidad. Hay que armarse de valor cuando acudimos a buscar una bombona de gas y toparnos con unos funcionarios indolentes que no se inmutan ante el clamor ajeno. El hospital Uyapar se ha convertido en un trampolín hacia la muerte; si no se muere de mengua, lo hace por inanición. Pocos son los que logran sortear una mejoría satisfactoria sin cruzar el desierto de la falta de todo. Los bancos es otro dolor de cabeza para el guayacitano; el monto diario a pagar por taquilla es de Bs. 20.000, o 50.000,00; otros como el BOD nunca tienen efectivo y cuando lo hacen son montos de 10.000,00 BsS y con billetes de 200.000,00Bs. Que nadie recibe. La inseguridad es otra calamidad que padece esta ciudad convertida en polo de desarrollo industrial y empresarial de la Venezuela potencia por albergar en su seno las empresas de hierro, de acero, del aluminio y la generación eléctrica; pero para colmo también reclama atención revolucionaria de ministros y gerentes que asuman sus responsabilidades con sentido de pertenencia las funciones encomendadas por el presidente Maduro. Ya basta de paños calientes y de colocar parches y de ministros y funcionaros que no responden a los planes de desarrollo industrial y menos al ideario de Chávez. Los funcionarios de alta jerarquía que visitan a Ciudad Guayana; solo transitan la vía que los llevan al paradisiaco parque de la Llovizna, pero no van a los barrios populares como las Amazonas, Villa Bahia, Toro Muerto o Cambalache; solo por nombrar algunos de los de Puerto Ordaz; o se pasean por el cuartel de zamuros ubicado en las adyacencias del mercado municipal de Unare; pero lamentablemente tenemos que decirlo; que ni los funcionarios regionales o municipales se dignan a visitar a las comunidades. Es por ello que Ciudad Guayana clama por la designación por parte del ejecutivo nacional de un protector y ojala que sea un duplicado de Fredy Bernal. Un cuatriboliado que venga a enfrentar la sociedad de cómplices que pululan en esta ciudad buscando enterrar las propuestas del presidente Maduro que bastantes esfuerzos hace para mejorar la situación. No basta con gritar frente a un micrófono Chávez vive, la lucha sigue, rodilla en tierra; si su acción de gobierno no se identifica con los planes revolucionarios. Mil razones tenia Simón Rodríguez cuando dijo que para hacer república necesitamos republicanos y para hacer revoluciones se requiere verdaderamente revolucionarios consecuentes.
Nuestra lucha contra la agresión de Trump, también tenemos que desarrollarla contra el burocratismo y la ineficiencia y los corruptos que entorpecen la organización y la acción del pueblo, su juventud y sus trabajadores; para alcanzar la dignificación de nuestra sociedad. Oímos el discurso de la memoria y cuenta del año 2019 del presidente Maduro ante la ANC. Allí dictó cátedra de adecentamiento, de perfeccionamiento de la democracia, de limpiar los servicios públicos de la ineficiencia. Ojala y sus palabras no se las lleve el viento.
