La lluvia de terribles críticas al sistema de transporte masivo Trol-Mérida no cesa. Debería enviarse una comisión de la AN para que profundice en ese mar de pérdidas multimillonarias, sin fondo y a granel, en que se mantiene esta pesadilla. Desde hace años ya, Mérida es un total y creciente caos vial por la enrevesada manera, sin planificación, como se ha estado abriendo paso este monstruo. Ahora, modificando los planos originales, la ruta toma forma de serpiente diabólica en su cercanía al Centro, pues se trata de salvar los intereses de un pesado magnate, propietario de una bomba de gasolina en Pie del Llano. Este giro intempestivo forra a ricos dueños de vivienda en la urbanización San Antonio y se afinca demoledor contra humildes casas de un antiguo barrio. Añádase a esto que la empresa española encargada de esta obra jamás entregó un manual de operaciones de las instalaciones.
Si este caos de años (y aún en lo que se ha hecho falta más tortura porque los trabajos van con pie de plomo) ha sido mayúsculo en el área más expedita, cómo será cuando invadan las populosas arterías centrales.
Ya no hay duda de que a la final se va a comprobarse que con lo que se ha invertido en este desatino se hubiese podido construir otro metro equivalente al de Caracas. Muchos ruidos y pocas nueces, cuando se ve la estrechez abismal, a filo de cuchillo, de las vías. Las colas y los accidentes se avizoran espantosos. Durante los juegos ANDES-2005, cada vez que se encontraban los trolebuses en el sector de La Cuesta del Ciego, por la estreches de la vía, hacían contacto y se destrozaban los espejos retrovisores.
Pero la morrocotuda locura continua imparable su marcha.
Veamos el peligro que se presenta solamente en lo relativo al aspecto eléctrico: existe la Sub-estación que alimenta el sistema, por intermedio de los PR (salas de control que lo supervisan) junto con la parte que corresponde a la señalización de los semáforos. La Sub- estación Eléctrica de Alta Tensión se encuentra ubicada al lado de la Sub-estación Mérida 1 (CADELA) en el sector belenzote. El objetivo de esta Sub-estación es el de garantizar la energía eléctrica al Sistema de transporte masivo de la ciudad de Mérida, y disponer de una red segura y confiable. En este momento se encuentran operativos dos circuitos de 13.800 voltios, cuatro PR, que transforman la electricidad de alterna a continua de 750 voltios que es la línea de contacto con el trolebús. Actualmente en este sistema se han presentado gravísimas fallas producto de actos de vandalismo y sabotajes de todos los calibres. Recientemente fue dañado un polo de un seccionador de 115.000 voltios, y lo hicieron con disparos de balas 38 mm, que fragmentaron la porcelana. Por supuesto que se presume complicidad interna, porque además debe investigarse a la compañía de vigilancia privada que allí se tiene contratado, sobre la que ya pesan varias denuncias. Si realmente se llegara a concretar un sabotaje a la Sub-estación del Trol, esta repercutiría gravemente en la Sub-estación Mérida-1, que provocaría un apagón total desde la parte sur de la ciudad en Sumba, hasta el centro en el Viaducto de la 26. Todo el mundo se pregunta: ¿por qué no se contrata para la seguridad de esta Sub-estación a una cooperativa de reservistas?
Ese sistema eléctrico presenta otras fallas también debido al personal profesional que ofrece muy poca seguridad para su mantenimiento.
Hay muchas otras observaciones sobre este adefesio que iremos presentando.
Por esta y mil preocupaciones más, toda la población de Mérida vive implorando porque el gobierno nacional, la AN, la Fiscalía o la Contraloría, envíen urgentemente una comisión para que inspeccionen in situ lo que al respecto está pasando.
