En el cincuentenario de su trágica muerte.
Dedicado a doña Aura de Espinoza.
"…una tienda que se empina/ y una sinfonía divina…"
Mayor Alfonso Zambrano Pérez
Hoy hace 50 años, al caer la tarde cuando el tañer de las campanas anunciaban la misa de 5, media hora después redoblaron con la infausta noticia de la muerte de dos de los tovareños más parranderos, dicharacheros y serenateros. Nadie lo podía creer, Tovar se paralizó y como dijo el cronista El Corozo quedó desolado "…como si lo hubiera destruido un terremoto" ante el trágico accidente que acabó con la vida del comerciante Antonio García Velásquez "El divino calvo" y del profesor Arturo Armando Espinoza Maldonado. Era el primer lunes de agosto de 1972.
El profesor Arturo Espinoza, Antonio García y su hermano Carlos Julio Espinoza venían de San Cristóbal y al pasar La Fría llegando al sitio conocido como "Cascarí" chocaron aparatosamente su Chevrolet color rojo candela, placa 5D-7071 contra un camión Internacional que iba en sentido contrario, placas 5A-26-61; muriendo de manera instantánea los dos primeros y salvando milagrosamente la vida Carlos Julio quien viajaba en el asiento trasero y fue trasladado al Hospital Central de San Cristóbal.
El sábado 5, el profesor Arturo Espinoza asistió con su esposa Aura Márquez a la boda de su colega Sunico Albornoz, allí compartió con sus amigos, tocó su "sinfonía divina" y el 6 muy temprano fue varias veces a buscar a su amigo Porfirio Gutiérrez para ir a la festividad del Santo Cristo de la Grita, al no encontrarlo visitó a su otro amigo Antonio García, quien cerró la "tienda que se empina" y en compañía de su hermano menor Carlos Julio Espinoza se enrumbaron hacia La Grita. ¿Quiénes fueron estos dos personajes, que enlutaron y consternaron la ciudad el lunes 7 de agosto de 1972?
Antonio García Velásquez (n. Tovar, Mérida, 13/6/1905(1) - m. La Fría - Táchira, 7/8/1972), hijo de: Fidalo de la Trinidad García y Plácida Velásquez, casados el 18/1/1914. Padre de siete hijos naturales: Marcial, Olinda, Alberto, Auxiliadora, Omar, Carmen y Antonio José(2) Autodidacta y consumado lector de la Biblia y de poesía, cuyos recortes guardaba entre los libros de su biblioteca. Su otra pasión era el comercio, se inició como vendedor ambulante con un cajón recorría las calles de la ciudad llevando la quincalla, en especial artículos para las damas, dejó más de una docena de hijos naturales, siete reconocidos. Después compró un caballo y tal cual quijote empezó a recorrer los pueblos haciendo ruta entre Chiguara, La Trampa, Pueblo Nuevo, Canagua, Rio Negro – Guaraque, Hernández y San Simón. Terminó montando una bodega en El Corozo que se hizo famosa como la "esquina de Antonio García", allí se acercaba Raimundo y todo el mundo, en especial los menesterosos con quienes compartía su comida. Socio del Centro de Amigos y gran aficionado a las corridas de toros, lo cual lo convirtió en compañero de andanzas de Don Luis Alipio Burguera, Don Chucho Rosales y del maestro Emilio Muñoz a quien pedía que tocará con la Banda su canción favorita "Flores negras". Enamorado, gran bailarín y mejor compadre dejo más de un centenar de ahijados.
De Don Antonio García, expreso el cronista Alfonso Ramírez: "…era tovareño por la sangre, por el nacimiento y por las travesuras. Él sabía de caballos y de jinetes, y al mirarlos a ambos les adivinaba la edad y la intención. El agradecía las serenatas con ´una vaya y vuelva´ embotellado (…) Él contaba anécdotas suyas y de otros, y recordaba versos de viejos poetas. Los desfiles, la banda, los cohetes, llegaban a sus oídos con añoranzas…"(3)
Arturo Armando Espinoza Maldonado (n. Tovar, Mérida, 15/4/1937 - m. La Fría - Táchira(3), 7/8/1972), hijo de: Julio Espinoza y Virginia Maldonado. Fue bautizado de manos del Pbro. Eliseo Antonio Moreno, cura párroco de la iglesia Nuestra Señora de Regla el 6 de julio de 1937, sus padrinos: Jesús María Méndez Mora y Ramos Cegarra de Márquez. Siendo el segundo de tres hermanos: 1) Ana y 3) Carlos Julio. Se casó el 12 de agosto de 1967 con Aura Josefina Márquez (n. Tovar, Mérida, 18/6/1941), hija de: Ramón Márquez y Ernestina Villareal. De dicha unión nacieron: Arturo Armando (24/8/1968), Aura Astrid (3/3/1970) y Julio Alejandro (25/1/1972). Cursó primer grado en la escuela privada de la señorita Carmen Suárez (1948); segundo en el recordado Instituto Miranda (1949) y tercero a sexto en el Colegio Padre Arias, bajo la rectoría del Pbro. Carlos Ernesto Morales y Mons. José Humberto Paparoni (1950 - 1954). Luego paso a estudiar de primer a tercer año de bachillerato en el Liceo Félix Román Duque (1955 - 1958); se trasladó a Mérida donde cursa cuarto y quinto año en el Liceo Libertador de donde egresó como integrante de la promoción de Bachilleres en Humanidades Cardenal José Humberto Quintero en julio de 1960. De inmediato ingreso a la Facultad de Humanidades de la ULA integrando la promoción de Licenciados en Educación Gonzalo Rincón Gutiérrez el 11 de octubre de 1965. Mientras estudiaba en la ULA se hizo locutor y trabajo en Radio Tovar hoy Occidente (1962).
Su actividad docente fue múltiple y polifacética, apenas graduado ingreso a trabajar en la Unidad de Educación Media Félix Román Duque (como se llamaba en ese entonces) a mediados de octubre de 1965 y en 1968 era profesor residente del Nocturno o el equivalente a director, cargo que ejercía al momento de su muerte. Además, daba clases en los Colegios: La Presentación, Rita Mora de Barrios en Zea y Nuestra Señora del Carmen en Santa Cruz de Mora. Uno de sus tantos alumnos, el Dr. Vladimir Altuve, así lo cataloga: "…era un hombre de mucho respeto y gran consideración dentro del alumnado. Su figura era algo relevante. A mí me dio clases de Historia y de Geografía Económica de Venezuela, en otro curso daba Castellano y Literatura. Recuerdo algo que siempre lo he tenido presente y eran sus discursos porque tenía un léxico y una profundidad de verdad muy docente y muy especial. Un hombre con un don de palabra realmente impresionante y sobretodo impactante por su tono de voz gruesa y elocuente …era un personaje muy popular y singular, respetado y querido en el pueblo, una perdida muy sensible para Tovar y creo que merece un puesto señero en el recuerdo tovareño, sus discursos y disertaciones deberían ser publicadas", a manera de anécdota agrega que: "Había un compañero de clase que era muy verborreico y en una oportunidad el profesor Arturo le dijo: -ya no diga tantas estulticias y el compañero se quedó sin palabras, entonces nos dijo a todos vayan al diccionario y busquen el significado de la palabra. Al día siguiente llegó el compañero y pidió la palabra de una vez y le dijo: -profesor usted ayer me llamó estulto. A lo que el profesor se echó a reír y le contestó: -eso que usted acaba de decir es otra estulticia. Era muy oportuno y jocoso Arturo en sus apreciaciones…"( 4)
Tenía un don especial para la amistad, entre sus amigos y compañeros de parrada destacan: Ruberman Miranda "El cubano", Porfirio Gutiérrez, Ramón Avendaño, Regulo Roa, Rubén Nieto, Br. Luis Altuve Valbuena "El buche, como le decía", Manuel Cegarra "Dificuto", Mauro Barón (padrino de su boda), el mayor Alfonso Zambrano, Antonio García "El divino calvo" y Alfredo Salazar "Pipeta" con quien integro uno de sus grupos musicales como cantante y ejecutante de la armónica.
Arturo Espinoza fue un hombre siempre alegre, buen padre y excelente esposo, recuerda Doña Aura de Espinoza que se hicieron novios en 1957 y duraron 10 años, le llevaba serenatas con la sinfonía porque se inscribió en un curso de Cuatro, pero nunca aprendió. En cada uno de los nacimientos de sus hijos entraba al Hospital y daba serenata en cada sala. Luego reunía a sus amigos y bajaba en caravana hasta La Plazuela. Cuando Jairo Castillo le entrego los resultados y supo de su primer embarazo –vivían en una casa al lado de la panadería Italiana-, desde la azotea lo vio venir con los suegros y amigos en procesión a celebrar con un sancocho.
Me comentó que el lunes del fatal accidente, la llamó a las 7 de la mañana de San Cristóbal, le dijo que estaba bien y le pidió que a las 5 de la tarde se fuera para el liceo nocturno y le ayudará con las inscripciones; así lo hizo y estando allá llegó un señor de apellido Hidalgo que trabajaba donde Don Edilio Vivas con la noticia.
Antes de despedirme de tan especial conversa con esta honorable matrona tovareña Doña Aura Josefina Márquez de Espinoza, madre ejemplar y esposa abnegada que supo sobreponerse a tan irreparable pérdida con una entereza sin igual y afrontar la vida con tres hijos de 4 y 2 años, el más pequeño de apenas 6 meses; le pregunte: ¿Qué significó Arturo Espinoza en su vida?, conteniendo el llanto me respondió: "Lo máximo, es inigualable, es irrepetible… Arturo es una persona irrepetible -me lo reafirmó casi deletreando- no voy a conseguir otra persona igual nunca por eso decidí quedarme sola con mis hijos. Yo nunca, nunca, nunca pensé que volviera a formar un hogar con otra persona que no fuera Arturo. Mi único novio y hombre, no tuve más novios", me confesó que a veces le decía: "Aura mientras más la miro más la quiero -no pudo evitar que una lagrima asomará sobre su rostro- y me pidió que no le dijera más", sin más palabras que decirle: Dios la bendiga y bendiga ese bonito recuerdo. ¡Qué difícil es encontrar en estos tiempos a una Mujer y Señora con mayúsculas, que a 50 años de la muerte de su esposo siga enamorada de su primer y único amor! En todo este tiempo ha sido Aura de Espinoza para nada viuda y menos alegre. "¡Ay Dios mío!" fue su última exclamación. Salí conmovido y convencido que el amor cuando es verdadero todo lo puede, todo lo soporta y no tiene fecha de caducidad. Me sorprendió que todavía guarda en un cofrecito de metal en forma de corazón el recorte del Diario La Nación con la reseña del accidente.
En la noche del 11 de septiembre de 1972, pasada la festividad de la Patrona, el pueblo de Tovar abarrotó el auditorio del Liceo Félix Román Duque en el homenaje póstumo que organizaron sus amigos para con estos dos eximios tovareños, después de escuchar las gloriosas notas del Gloria al bravo pueblo, se guardó un minuto de silencio para iniciar el acto con las palabras de apertura a cargo profesor Esteban Ramón Quintero, director de la Unidad de Educación Media Félix Román Duque; seguidamente una glosa de despedida por el mayor Alfonso Zambrano Pérez, recitadas por la profesora Gloria Marina Ramírez; palabras del exalumno Br. Gonzalo Roa; interpretación del bambuco: Endrina del maestro Juancho Lucena; Discurso del Dr. Juan Alfonso Rojas M.; el vals. Rosa Oriental y el discurso de orden por el Dr. Alfonso Ramírez. El himno nacional, el bambuco y el vals fueron interpretados por la Banda Don Argimiro Rosales, bajo la dirección del Maestro Epifanio Lizcano.
El próximo 17 de septiembre en la sede de la Asociación de Educadores Jubilados (antigua Banda Ciudadana) se estará realizando un conversatorio y actividad artístico - cultural. Siempre es oportuno recordar el legado y enseñar la vida de los prohombres que marcaron época y siguen siendo faros resplandecientes en medio de la oscuridad. Que vivan por hoy y por siempre Arturo Armando Espinoza y Antonio García Velásquez: dos tovareños de excepción.
Notas:
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Varios autores: Una tienda que se empina y una sinfonía divina. Imprenta del Servicio de Meteorología y Comunicaciones de la Fuerza Aérea, Caracas, 1972. p. 4. Las notas biográficas fueron elaboradas por Eduardo Gil Maldonado. Aunque de acuerdo a la partida de defunción Antonio García nació en 1898. Me fue imposible verificar su fecha de nacimiento.
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Alfonso Ramírez: De Tovar quedarán las palabras. Publicación de la Gobernación del Estado Mérida Nº 54. Imprenta Oficial, Mérida - Venezuela, 1986. p. 47. Originalmente fue publicado como discurso de orden en el folleto Una tienda que se empina y una sinfonía divina.
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Conversación por WhatsApp con el Dr. Vladimir Altuve del 4/8/2022, a las 18:39 p.m.