Mucho se ha comentado las razones del porqué los Maracuchos no nos hemos conformado con venerar a nuestra Virgencita de la Chiquinquirá, sino que también nos dios por adorar de paso a Sebastián, un Santo traído de tierras del emperador Diocleciano, quien llegó a nombrarlo Jefe de la Primera Cohorte de la Guardia Pretoriana Imperial; por supuesto, no sabiendo que Sebastián era un activista del cristianismo y defensor de los humildes.
Unos comentan que fue en el viaje de Alonso Pacheco, cuándo llegó por primera vez una imagen de San Sebastián. Nosotros imaginamos y no aseguramos que, quizás fueron los primeros Misioneros Católicos, quienes trajeron la fe de este Santo Patrono, cuando llegaron a estas orillas, llenas de palmeras, cocoteros y arenas calientes en el día y de estrellas y relámpagos intermitentes como nuestro Catatumbo por las noches.
Esta devoción a San Sebastián data desde los orígenes de Maracaibo como poblado. Incluso, hay quienes cuentan de cómo en tiempos de la Peste Negra, traída por la Europa Invasora, entre 1779 y 1884, tan sólo a punta de rezos, ruegos y otros petitorios, los enfermos de aquella pandemia diabólica, comenzaban a sentir mejoría y hasta algunos lograron salvarse del fulminante virus imperial.
Es probable que nadie sepa con precisión cuándo comenzó este afán religioso de adorar a San Sebastián, pero lo cierto es que Alonso Pacheco en 1569, se le ocurrió poner a San Sebastián como patrono de sus pobladores, aunque el 20 de enero de 1591 fue cuando se le designa oficialmente como Patrono de Maracaibo.
Por esa razón desde esa fecha siempre se le reza el Santo Rosario y se le realiza una Procesión que parte desde su altar en la Catedral, acompañado de sus feligreses que van portando banderines rojos y blancos, para recordar la sangre derramada del Santo Mártir y su pureza cristiana.
Hoy al Patrono de Maracaibo le celebramos un año más de infinita veneración y también le pedimos que nos ayude en esta lucha que libran los maestros y todos los trabajadores del país, por salarios dignos, negados por el injusto y cruel gobierno de Nicolás Maduro.