Dos árboles emblemáticos en la historia de la plaza Bolívar:
El almendrón y la mata de mango. El almendrón ubicado en la esquina de la calle dos con carrera tres en la plaza Bolívar; su siembra data de hace cerca de 100 años. Este fue un sitio especial para reuniones, encuentros furtivos, transacciones comerciales y discusiones políticas de diferentes toldas políticas. Pero el que más resalta, convertido en su custodio fue el negro David Zambrano, que vivía al frente, luego de su faena de trabajo en la Fábrica de Cementos Táchira, se sentaba protegido por su generosa sombra, convirtiéndolo en su sitio de descanso y del saludo de rigor a todos los transeúntes que pasaban por allí o se detenían para entablar alguna conversación. Algunas veces lo utilizaba para empinar el codo y ya mareado se mutaba para convertirse en un contumaz parlanchín. En el mismo sitio me encontré con el legendario dirigente del MIR, por allá en el año 1968, cada vez que venía al Táchira, llegaba a la casa que está al frente, allí vivía un matrimonio que eran sus anfitriones. En fin sobre este icónico árbol existen muchas anécdotas e historias. Lo lamentable de todo, es que fue derribado por orden del alcalde; no sabemos si hubo una decisión unilateral de esta máxima autoridad en el municipio o hubo intervención por parte del Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo (MINEC). En todo caso cualquiera de las dos vías es pecaminoso. Según la Ley existen causales que rigen para aquellos arboles que están muertos en pie o son atacados por enfermedades, que no admiten recuperación. Estos no eran atribuibles para derribar al almendrón. A los arboles hay que garantizarle la vida, fundamentalmente los que están en veda como este o está unido sentimentalmente al pueblo. No talarlo por cualquier actitud antojadiza.
La mata de mango de la plaza Bolivar. Lleva plantado este frugal árbol más de 80 años, a pesar de que este fruto no es de estas regiones, por el tipo de clima, echaba sus cargas, un poco raquítico en el tamaño, pero ante su ausencia era apetecida por los muchachos, que los tumbaban de madrugada con palos y piedras; siempre con el ojo avizor de la puerta de la prefectura, que al abrir había que salir corriendo. Todavía sigue allí brindando su sombra, su aroma y su fruto; bajo este ramaje Alirio Castillo armo su venta de periódicos y revistas, por años. Hoy la tertulia, los comentarios, el chiste del día y la discusión política no dejan de estar presentes cobijados bajo su sombra.
Elogio de Palmira:
A 60 años ha llegado la publicación del libro Elogio de Palmira. Por allá en 1963 el Dr. Aurelio Ferrero Tamayo, destacado abogado e historiador, autor de varios libros y publicaciones en la que destacan: Proceso contra Juan Rodríguez Suarez (1992) y San Cristóbal a través de los años (1985). Además fue el diseñador del escudo de la Ciudad de San Cristóbal. En el Libro Elogio de Palmira lanza su mirada con mucho tino sobre el pasado y las peripecias de sus primeros aborígenes y la fundación asumida (1642) por el cap. Luis Sosa Lovera, a dos poblaciones Palmira y Capacho. El Dr. Ferrero Tamayo hace un esfuerzo para traernos a través de su obra las más importantes facetas de la historia de este pueblo que quedaron atrapados en el pasado; pero el autor no las presenta a través de una narrativa de envidiable claridad.