508 años de la ciudad: ¡Cumaná es un monumento a respetar!

[…] ״Por Dios! Hay veces que no puedo a menos de revelarme al ver como por el abandono -por no usar apreciaciones más crudas, pues hubiera podido decir avaricia e ignorancia-, son destruidos o abandonados monumentos que por su calidad de diseño y esplendor fueron respetados hasta por el bárbaro y desenfrenado enemigo, o aquéllos que aún el tiempo, tenaz e implacable destructor, los habría respetado eternamente״. […] ״De Re A edificatoria״, León Battista Alberti.1450.

RESUMEN

La forma urbana nace de la fusión continua y simultánea de dos fenómenos cuya comprensión amerita el conocimiento de la expansión y transformación de los hechos histórico-urbano-arquitectónicos. Así, para entender la evolución de cualquier fenómeno durante un período determinado, resulta imprescindible estudiar el anterior. Respecto a Cumaná, importante señalar que a partir de su fundación -septiembre de 1515-, Diego de Córdoba y Gareto, pretendieron describir la forma, consolidación y expansión de la ciudad, lo cual nos indica que en ellos existió una imagen de lo que debía ser en el futuro, visión ésta que se percibe en la forma urbana de los siglos XVII y XVIII. De igual manera, se consideró la influencia de los accidentes naturales en su disposición y morfología: línea costera, bahía, caños, topografía y construcciones antes edificadas por los aborígenes. La ausencia de información plani-altimétrica y de reglamentación urbanística sobre la época, así como las dudas sobre el lugar exacto de las fundaciones, determinaron el apoyo en otras fuentes como los relatos, planos y memorias de viajeros. También, se recreó la ciudad a partir de una planimetría actual, con base en el conocimiento sobre la modificación de la línea costera del golfo de Cariaco ocasionada por la erosión, sedimentación y colmatización, así como por la acción del hombre en diferentes períodos.

HALLAZGOS SOBRE LA CUMANÁ DEL SIGLO XVI.

El proceso que se desarrolla en el continente hispanoamericano desde la etapa fundacional hasta su separación definitiva de la metrópoli española, estuvo basado principalmente en la creación de ciudades. La forma urbana es un proceso continuo, en el cual deben ser tenidos en cuenta la expansión y la transformación; no es posible comprender su evolución, en un período concreto si no se tiene en cuenta el período anterior, que ha condicionado su desarrollo y que literalmente lo ha conformado. Su análisis implica considerar el territorio precedente en el cuál las presencias físicas existentes ordenan y contienen el crecimiento de la ciudad.

El proceso histórico de Cumaná en su aspecto urbano y arquitectónico, así como su relación inmediata con los aspectos de orden social, económico, político y cultural y, las razones históricas que han generado alguna de las características actuales de la misma, han sido poco estudiados, debido al desconocimiento que existe sobre los lugares exactos de las sucesivas fundaciones y por ende de la evolución de la ciudad, lo cual plantea la necesidad de un estudio multidisciplinario sobre ‘‘los orígenes de Cumaná’’.

El libro "La experiencia suburbana: el caserío de Altagracia de Cumaná", del mismo autor, plantea a partir de la última fundación hispana, denominada Cumaná, describir el contorno de la ciudad en su estado anterior a la expansión, tomando en cuenta los cursos de agua y caños, los accidentes topográficos y las construcciones ya existentes, productos de grupos humanos anteriores, ya que este estado condiciona la estructura del futuro tejido urbano; y así definir los elementos físicos que regulan el crecimiento de cada etapa, incidiendo en el proceso de crecimiento y en el tipo de tejido de cada una.

Se tomó como período histórico el correspondiente a la dependencia con España, abarcando los siglos XVI al XVIII, previos a la consolidación urbana de la ciudad-puerto de Cumaná, por ser los períodos menos estudiados, pero al mismo tiempo, por todo lo antes señalado, fundamentales para comprender el crecimiento y evolución de la Cumaná del siglo XIX.

La inexistencia de una planimetría exacta de este período, y de una reglamentación urbanística, unido a las dudas sobre el lugar exacto de asentamiento de la fundación, determinan que el estudio referido a los siglos XVI y XVII, se fundamentó en los relatos y memorias de viajeros de la época, documentos recopilados, que permiten acercarse a la realidad histórica del momento.

Muchos de estos relatos están cargados de subjetividad y de contradicciones, lo cual implicó acudir a otras disciplinas de la ciencias humanas como la arqueología social para hacer lecturas de los restos materiales que evidencian el proceso histórico de estas comunidades, no solo para el momento del contacto sino a lo largo del proceso colonial y republicano; desde una perspectiva de la mediana y larga duración, propicia el estudio de la sociedad, su desarrollo y transformaciones como parte de un proceso continuo proyectado al presente.

HALLAZGO DE ORDEN GEOGRÁFICO E HISTÓRICO

No podemos comprender la evolución de un período determinado, en su totalidad, sin estudiar el anterior. Desde esta convicción, se abordó la resistencia de los pueblos indígenas frente al aniquilamiento y destrucción segregadora, no sólo de la tipología de su vivienda, sino del hecho que lo desvincula entre otros procesos del cambio y permanencia, de sus respectivos territorios y paisajes. En todos estos aspectos, se mantiene la impronta de las migraciones, adaptaciones, sincretismos, resistencias físicas y simbólicas, crisis y resurgimientos demográficos.

Desde el punto de vista lingüístico, la diferenciación, segregación, el "hiato indígena" y la discriminación espacial de los habitantes primigenios se manifestó en destacados elementos espaciales y funcionales. Por este juicio, estas tipologías opuestas generaron una dinámica urbana comparativamente contraria dada la copiosa sucesión de hitos fundacionales: un precario emplazamiento español sobre un asentamiento indígena perfecto.

Para empezar, al establecer las argumentaciones históricas sobre los asentamientos urbanos respecto a la idea de mundializar a occidente por parte de los españoles, debió abordarse entre otros aspectos fundamentales, las consideraciones generales de orden geográfico sobre las potencialidades de un nuevo territorio.

En particular, en los mapas realizado por Courten, J. A. (1734) (Figura N° 1), identificados como "mapa general de la entrada del golfo de Cumaná para conocer la situación y dependencia del fuerte de Santiago de Araya y el estado actual de la gran salina"; allí se observó uno de los cuatro brazos del antiguo lugar donde se encontraba la desembocadura principal del río Cumaná -que terminaba en la mar-, ubicada alrededor de dos pequeñas ensenadas de la costa del golfo de Cariaco y el mar Caribe, denominadas "puntas":

FIGURA N° 1.

Marín-Lista, S.E. (2017). [Montaje gráfico de elaboración propia sobre el plano de Courten (1734)].









 

COMENTARIO FIGURA 1:

Cartográficamente, estas ensenadas, fueron caracterizadas como una articulación en resguardo con dos costas enfrentadas, que permitían una relación visual privilegiada entre ambos litorales, lo cual apoya la hipótesis de una ubicación geoestratégica que privilegió su temprano poblamiento, donde el agua era el tejido principal, el signo ordenador de un discurso que se utilizaba como un verdadero símbolo de cohesión discursiva en el imaginario social de los Pueblos Originarios.

  1. La primera, la Punta de Santa María (norte), donde según la tradición histórica, se estableció el primer asentamiento poblacional de la misión franciscana (1515), de interés primordial para la corona a fin de establecer en el lugar, una comarca "pacificada" que les facilitara el envío de suministros vitales desde "tierra firme".

  2. La segunda, la Punta de El Salado (sur), donde se estableció el asiento del arrabal del pueblo de Nuestra Señora de Altagracia, llamada fundación de la misión de El Salado (1648), convertida luego en una plaza pública para alojar a los "indígenas".

Al analizar la ciudad se consideró el territorio sobre el cual se asentó y en este espacio, la presencia física de cursos de agua, caños, accidentes topográficos, el trazado de las carreteras y caminos rurales, construcciones urbanas y rurales existentes, por cuanto estos contienen los gérmenes de la estructura del futuro tejido.

En el caso de Cumaná, el estudio fue abordado a partir de su ubicación cartográfica, en la cual se registra su ubicación en una cuenca hidrográfica de un gran delta, que salían a la costa marítima a través de un conjunto de desembocaduras llamadas "los cuatro brazos del cauce principal del río Cumaná", la boca de Santa María y la del río seco o Madre Vieja.

HALLAZGOS DE LOS ALOJAMIENTOS CONSTRUIDOS POR LOS PUEBLOS GUAIQUERÍES

En el extremo oriental de la tierra firme los españoles encontraron una zona habitada por los pueblos de rancherías que ofrecieron una gran resistencia al proceso de colonización. A esta inicial dificultad se unía una peculiaridad geográfica. Su localización, a medio camino entre el Atlántico y el Caribe, la cercanía de las incipientes posesiones extranjeras, la gran profusión de islas y el aspecto recortado de sus costas, convirtieron a la zona, desde un primer momento, en un lugar de gran importancia estratégica.

La ocupación del territorio en la costa caribeña y su región insular del oriente venezolano, dada la magnitud de sus dimensiones y la importancia adquirida, obliga a realizar un esfuerzo de recopilación y comprensión de información que nos permita el análisis de su estructura funcional y la tipología de las viviendas para empezar nuestra aproximación teórica sobre los fenómenos que marcaron el inicio del poblamiento ancestral de Cumaná.

Definimos la tipología de las viviendas autóctonas como todo alojamiento construido por los pueblos originarios desde épocas remotas anteriores a la llegada de los europeos y, que hasta hoy, conserva total o parcialmente muchas de las características técnicas y formales originales. Aún después de la barbarie producida en el inicio de la conquista española algunas comunidades aborígenes lograron sobrevivir al holocausto y hoy podemos conocer sus viviendas, diseminadas en todo el territorio virgen que aún queda en Venezuela. Por esta razón, analizaremos las viviendas de la Amazonia Venezolana ubicada en el Estado Amazonas en las cabeceras del Orinoco y que coexisten con sus vecinos amazónicos brasileños.

La importancia de nuestra aproximación teórica sería acercarnos a la tipología de las viviendas autóctonas de Cumaná con base a valores culturales ancestrales, que llegando hasta la costa de Paria se establecieron por toda la costa, cerca de las fuentes de agua dulce proveniente de todo el territorio virgen que aún hoy queda en el Sur del país. En tal sentido, como bien lo señala Gómez:

"Es muy probable que los primeros habitantes humanos de la región hoy conocida como el Estado Sucre, fueran indígenas provenientes del Sur del país, quienes siguiendo la ruta del río Orinoco llegaron hasta la costa de Paria saliendo por el Delta del mismo río. Seguidamente, a través de los caños más caudalosos se adentraron en el interior del territorio llegando así hasta el Golfo de Cariaco. Otros realizaron el poblamiento de estas tierras siguiendo las rutas marinas. Acamparon y se establecieron por toda la costa, manteniéndose siempre cerca de las fuentes de agua dulce, que como ya se mencionó, fueron trascendentales para su supervivencia.".

Ciertamente, remontando el caudaloso Orinoco, los Caribes emprendieron expediciones por las costas venezolanas e islas del mar que hoy lleva su nombre. Posteriormente, con el pasar de los años y a medida que fueron adquiriendo nuevos conocimientos y experiencia, se establecieron en lugares y poblados fijos, lo que posiblemente, trajo como consecuencia un aumento en la población. En este sentido, Cunill-Grau, escribió:

"En el poblamiento regional cumanés tiene singular importancia el poblamiento indígena que supera los 24.000 habitantes repartidos en diversos grupos étnicos, destacando chaimas, Guaiqueríes, Pariagotos, Cuacuas, Aruacas, Caribes y Guaraúnos. Los más numerosos son los chaimas que bordean los 15.000 habitantes y los Guaiqueríes que se elevan a 2.000 en los arrabales de Cumaná.".

También, Badaracco, consideró que en Cumaná la comunidad originaria Chaima tenía "[…] doscientos bohíos o churuatas y una población aproximada de l5 mil habitantes […]". Si dividimos el número de habitantes entre la cantidad de bohíos indicados nos daría setenta y cinco habitantes por vivienda. Entones, aquí empieza la caracterización de los valores espaciales de la vivienda indígena de Cumaná. En efecto, en el plano de Courten (1734) (Figura N° 2), se enumeraron 37 cobijos de los cuales cada uno de ellos poseía "un mínimo de 40 personas y hasta un máximo de 300", por lo que se estimó una población de 6.290 habitantes para esa fecha, lo cual significa que la sociedad indígena, que ya estaba establecida, fue sometida a un proceso de diezmo y extinción progresiva de la población.

FIGURA N° 2.

Iturriaga de, J. (1754). Plano de Cumaná. [Fotografía].







 

COMENTARIO FIGURA 2.:

En el plano de Marín-Lista, S.E. (2017). [Montaje gráfico de elaboración propia sobre el plano de Courten, J. A. (1734)]. [Fotografía], se enumeraron 37 cobijos de los cuales cada uno de ellos poseía ciento setenta personas, por lo que se estimó una población de 6.290 habitantes para esa fecha, lo cual significa que la sociedad indígena, que ya estaba establecida, fue sometida a un proceso de diezmo y extinción progresiva de la población.

En cuanto al análisis de la estructura funcional y la tipología de las viviendas de las etnias Yanomamis, la Ye`Kwana, la Piaroa, la Pemona y la Warao, ubicada en el Estado Amazonas en las cabeceras del Orinoco, se consideró la analogía con las características comunes de los territorios vírgenes de la gran selva tropical amazónica:

  • El gran Shabono de los Yanomamis es una vivienda colectiva de unos cincuenta metros de circunferencia, formada por un techo de palma y varas de una sola agua hacia afuera en forma de círculo. Dentro del cual cada grupo familiar fija un territorio alrededor del fuego. Con una gran plaza o patio central y toda la vida la vida comunitaria en derredor. Con una sola puerta y llena de espinas envenenada en su periferia para que nadie pueda pasar (Figura N° 3).

FIGURA N° 3.

Brewer Carias, Ch. (1968). [Fotografía].






 

COMENTARIO FIGURA N 3.

Es el conjunto del shapono en su totalidad, con su gran círculo formado por las viviendas "techo en tierra" y su heha, el gran espacio central, lo que alcanza un preciso y único valor espacial. Una integración vida espacio lograda por toda la comunidad con armonía y fluidez realmente compenetradas.

De allí, que las ocupaciones del espacio de los pueblos originarios de la costa caribeña y la región insular del oriente venezolano, diseminadas actualmente en los territorios vírgenes de la gran selva tropical amazónica, poseen las siguientes características:

  1. Predominio de la planta circular u ovalada en viviendas colectivas sobre la forma alargada de las viviendas de uso unifamiliar.

  2. El espacio central se define para la vida familiar sin ningún tabique ni pared divisoria, con una gran plaza o patio central y toda la vida comunitaria alrededor.

  3. Construcciones de vara de mangle y techos de palma con paredes de enea o junco, formando comunidades en agrupaciones bien ordenadas.

  4. Características de campamento militar, destacándose tres lugares importantes dentro de ésta organización urbana, la cual era complementada por los solares concedidos a los conquistadores para establecer su asiento: el centro de acopio y almacenamiento de alimentos para el abastecimiento, el cual estaba directamente relacionado con el atracadero; un lugar destinado al culto religioso y un sitio de soporte y atención médica para los residentes y soldados.

Suponemos que este tipo de asentamiento aborigen fue utilizado por los europeos para establecerlos como base de operaciones y apoyo de sus incursiones al territorio de la costa caribeña y la región insular del oriente venezolano. El análisis pretende contribuir a romper esa imagen de lo que ha sido el aporte aborigen a la construcción de Venezuela manifiesta en la poca o nula importancia que se le ha dado a las sociedades existentes antes de la llegada de los españoles.

La infraestructura y logística inicial que utilizaron los españoles al llegar fue proporcionada por los indígenas, quienes así demostraron que vivían en sociedades que habían alcanzado a desarrollar patrones de asentamiento y dominio de recursos naturales. Esto quiere decir, que el remoto pasado aborigen tuvo presencia autónoma durante el período hispánico y que la existencia de núcleos poblados ancestrales precedió la colonización como centro nodal de una región histórica ya existente.

Por lo que valdría la pena preguntarnos: ¿Hubiesen podido los españoles conquistar y colonizar nuestro país sin el aporte y concurso de nuestros antepasados amerindios? ¿Cómo hubiesen podido sobrevivir y triunfar los españoles en un hábitat totalmente desconocido, inhóspito y virgen para ellos?

En este sentido, por analogía con los cuatro mil años de desarrollo cultural, es necesario advertir que, si hay algo común entre esas interrogantes, son las maneras como se ha representado la realidad que alimenta esas inquietudes. Ciertamente, la localización de los asentamientos iniciales se hizo en aquellos lugares donde previamente habitaban los "pueblos originarios"; esto ocurrió porque la ciudad fue fundada sobre poblados ancestrales ya existentes.

HALLAZGO DEL PANORAMA A LA LLEGADA DE LOS EUROPEOS

Los acontecimientos relativos a los primeros contactos de los conquistadores y misioneros españoles con los indígenas de la "Costa de las Perlas" han sido narrados por varios cronistas. López de Gómara nos informa que en el año 1499 Peralonso Niño navegó a lo largo de la Costa de Maracapana, desde Cumaná hasta Curiana. Fray Bartolomé de Las Casas y Gonzalo Fernández de Ovideo y Valdez relatan detalladamente la infortunada historia de esta misión, contemporánea de los Reyes Católicos.

Sin embargo, este entorno geográfico sobre una gran cuenca hidrográfica donde se encontraban asentados los pueblos originarios, representó el principal condicionante para el desarrollo urbano de Cumaná, por lo cual resulta conveniente analizar:

a. La privilegiada posición como puerto protegido por la península de Araya.

b. La facilidad y práctica de la pesca en el golfo de Cariaco por parte de sus pobladores.

Los dos anteriores aspectos, explican el carácter estratégico de la fundación de la ciudad y su protagonismo político-institucional desde sus comienzos. Si bien este último elemento representó el motivo principal del primer asiento colonizador en el año de 1515, no constituye el motivo real de la última fundación de la ciudad en 1569, este obedece a razones de índole estratégica en la conquista de tierra firme y las costas de las perlas.

c. La fertilidad de su tierra circundante, fruto de la acumulación aluvial y milenaria del rio, llamado por los pueblos originarios "Cumaná", devenido luego "Manzanares" por los conquistadores.

Esta particularidad marcó el asiento de la ciudad y su localización final en tierra adentro, dotada de abundantes recursos de agua dulce que explican la hipotética constitución de "centro nodal de una región histórica" al establecer una de las primeras características de la fundación de la ciudad de Cumaná, el desarrollo urbano, los límites del crecimiento y la ordenación de la estructura físico-espacial.

d. La presencia de los asentamientos y de una fuerte población ancestral. Esta última variable condicionante generó la existencia de varias fundaciones previas de la ciudad y particularmente, la realizada por los dominicos en 1562, la Nueva Córdoba de Montesinos.

Vale destacar que para estudiar a Cumaná se debe tomar en cuenta el territorio sobre el cual se asentó como ciudad y, en éste, abordar la presencia física de cursos de agua, deltas, accidentes topográficos y construcciones ya existentes, por cuanto estos rasgos conducirían a las raíces de la estructura del futuro tejido. De manera que esa particularidad urbana resultó de un proceso continuo que para ser comprendido ameritó indagar sobre su crecimiento y la evolución de la forma urbana, como de la consolidación, expansión y transformación del tejido urbano de la ciudad.

La comprensión de este fenómeno, permitió aseverar que Cumaná calza a la perfección con el concepto de región histórica de Dolfus, pues, cronista tras cronista, escribieron la cronología espontánea de los conquistadores y narraron los hechos de las fundaciones de Cumaná, lo cual planteó la necesidad de un estudio sobre sus orígenes, en sus aspectos urbanos-arquitectónico.

HALLAZGO DE LAS FUNDACIONES DE CUMANÁ EN SUS ASPECTOS URBANOS-ARQUITECTÓNICO DEL SIGLO XVI

Las primeras fundaciones correspondieron a la información plani-altimétrica del "Mapa General de la entrada del Golfo de Cumaná para conocer la situación y dependencia del Fuerte de Santiago de Araya y el estado actual de la Gran Salina" del ingeniero militar Juan Amador Courten (1734) (Figuras N° 4), donde se consideró el territorio sobre el cual se asentó y, en este espacio, la presencia física de cursos de agua, caños, accidentes topográficos, el trazado de las carreteras y caminos, construcciones urbanas y rurales existentes, por cuanto este contiene los génesis de la estructura del futuro tejido:

FIGURA N° 4.

Marín-Lista, S.E. (2017). [Montaje gráfico de elaboración propia sobre el plano de Courten, J. A. (1734)]. Leyenda: Misión franciscana (1515); Nueva Toledo (1521); Nueva Córdoba (1523); Nueva Córdoba (1561); Cumaná (1569); Fuerte de Santa Cathalina (1666).







 

COMENTARIO FIGURA 4

La particularidad urbana resultó de un proceso continuo que para ser comprendido ameritó indagar sobre su crecimiento y la evolución de la forma urbana, como de la consolidación, expansión y transformación del tejido urbano de la ciudad

  • En el plano de Courten, J. A. (1734), se observó la disposición del cauce del río Santa María, al permitir visualizar el curso originario de la desembocadura del río Santa María que dividía la ensenada de la punta del mismo nombre. También, que los poblados coincidieron en asentarse sobre la llanura que bordea la línea costa de los ríos Santa María, Cumaná y Madre Vieja. Así mismo, se observó el proceso de modificación de la línea del borde marino-costera de Cumaná "ganados al mar" y con "pérdidas de tierra".

El estudio fue abordado a partir de su ubicación cartográfica, en la cual se registró su ubicación en una cuenca hidrográfica de un gran delta, que salían a la costa marítima a través de un conjunto de desembocaduras llamadas la boca de Santa María, la boca del río Seco o Madre Vieja y la boca de los cuatro brazos del cauce principal del río Cumaná.

  • Se apreció la traza urbano-arquitectónica de la misión franciscana en Puerto de las Perlas, la Nueva Toledo, la Nueva Córdoba de Jácome Castellón y la Nueva Córdoba de Montesinos, al proporcionar los lugares exactos de las sucesivas fundaciones y por ende, la evolución de la ciudad.

Ante la inexistencia de una planimetría exacta de este período, y de una reglamentación urbanística, unido a las dudas sobre el lugar exacto de asentamiento de la fundación, y los relatos y memorias de viajeros de la época, se fundamentó en el documento recopilado de la imagen de Courten (1734) (Figuras N° 4), el cual permitió estudiar la consolidación del tejido urbano dotado con los signos distintivos de cinco asentamientos urbanos diferenciados y sus aspiraciones, como la existencia de tres lugares distintos que permitieron acercarse a la realidad histórica, geográfico, urbana y arquitectónica del momento:

  1. La Misión en Puerto de las Perlas de Fray Diego de Córdoba y Juan Gareto (1515), fue la primera que llegó a uno de los primeros sitios de tierra firme, donde conocieron un vecindario indígena, llamado Cumaná por sus pobladores, ubicado en la ensenada de Santa María (norte), caracterizada como una articulación en resguardo con dos costas enfrentadas; una, frente a una sábana formada por los aportes de la erosión y sedimentación del rio; y la otra, cerca de las inmediaciones de la boca de Santa María, a cien metros de la costa del golfo de Cariaco, contiguo a la desembocadura del río Santa María que surcaba la ensenada de la punta del mismo nombre.

El estudio determinó la configuración de la traza urbana de la Misión en Puerto de las Perlas (1515), a partir de reconstrucciones hipotéticas, se consideró que el modelo urbano en forma de doble cuadricula pudo ser igual al de la Fundación de la Misión Guaiquerí de El Salado (1648) (Figura N° 5), por cuanto comprendía las mismas características del espacio como una forma-contenido: emplazada en unas quince hectáreas, integradas por la plaza central, el edificio de mayor valor nominal, la iglesia frente a la plaza y los lotes de vecindades.

FIGURA N° 5.

Anónimo (1704). La traza urbana de la Misión Guaiqueríes de El salado (1648) [Fotografía].








 

COMENTARIO FIGURA 5.:

El modelo del patrón cuadricular determinó su forma de inserción en el conjunto del trazado urbano y su total imbricación con la estructura funcional, morfológica y espacial del poblado indígena de El Salado.

  1. La Nueva Toledo (1521), nombre dado por fray Bartolomé De Las Casas y representada por el capitán Gonzalo de Ocampo quien en el lugar estableció su cuartel general, una base de represión, edificada al lado de las ruinas de la anterior, más al norte, entre los ríos Madre Vieja y Santa María, al parecer con la misma traza urbana de la misión en puerto de las perlas de Fray Diego de Córdoba y Juan Gareto (1515).

Ésta debilidad historiográfica determinó el apoyo en otras fuentes, como los relatos y memorias. Sobre este último aspecto, De las Casas, a mediados de 1521, llega a la boca del río Cumaná y encuentra la misión evangelizadora y fundante de frailes franciscanos llegados en 1515 junto con los frailes dominicos enviados a Santa Fe por el provincial Pedro de Córdoba. Bartolomé de Las Casas aclaró que "estaba esta casa y huerta "un tiro de ballesta" de la costa de la mar, junto a la ribera del rio que llaman Cumaná, de donde aquella tierra se nombra Cumaná’’, fue ese el lugar donde "mando a hacer una casa grande como una tarazana para meter toda la hacienda que traía: junto a las espaldas de la huerta de los frayles". En efecto, el delta del río Cumaná fue el principal elemento geográfico considerado para localizar la misión evangelizadora que permitiría a la corona sostener las actividades en Cubagua, dominar la tierra y disponer de un asiento poblacional permanente.

  1. La Nueva Córdoba (1523), que Jácome Castellón edificó, ubicada en una altiplanicie a media legua de la desembocadura del río Cumaná, cerca de la intersección con el cauce del río Santa María.

El estudio determinó, a partir de reconstrucciones hipotéticas, una posible configuración de la traza urbana sobre el modelo dividido por una cuadrícula regular conformada por calles y manzanas cuyo ámbito abierto excéntrico ocupaba la plaza contigua al atracadero de los barcos con una exaltación de la línea costera del río Cumaná. La traza urbana de Nueva Córdoba (1523) comprendía dieciséis particiones, en ocho hectáreas, de las cuáles dos pertenecían al espacio abierto de la plaza, dos para el edificio de mayor valor nominal, la iglesia frente a la plaza, dos para un espacio vacío y las diez restantes vecindades.

  1. El refundador de Nueva Córdoba (1562) del dominico fray Francisco de Montesinos, edificó al lado de las ruinas de la anterior, en una altiplanicie entre la intersección entre los cauces de los ríos Cumaná y Santa María.

El estudio fue abordado a partir de su ubicación cartográfica, de Rodríguez de Villegas (1623), (Figura n° 6), conocida con el nombre de "Planta irregular para el sitio sobre el surgidero de Ancón de refriegas en la salina de Araya", en la cual se registra su ubicación en una cuenca hidrográfica de un gran delta, que salían a la costa marítima a través de un conjunto de desembocaduras llamadas bocas.

FIGURA N° 6.

Rodríguez de Villegas, A. (1623). Detalle de la Planta irregular para el sitio sobre el surgidero de Ancón de refriegas en la salina de Araya. [Fotografía]. Leyenda: Plaza Mayor; Puerto de Cumaná; Convento San Francisco; vecindades o lotes; Casa de gobierno y desembocadura del río Cumaná.











 

COMENTARIO FIGURA 6:

La traza del pueblo de Nueva Córdoba (1562) estaba dividida por una cuadrícula regular conformada por calles y manzanas cuyo ámbito abierto excéntrico ocupaba la plaza contigua al atracadero de los barcos con una exaltación de una línea costera del río.

En efecto, en la imagen corográfica de Rodríguez de Villegas (1623), se visualizó los detalles de la línea costera del río Cumaná y el comienzo del golfo de Cariaco, al describir los recursos, paisajes, habitantes, ilustra la fauna y topografía y, conjuntamente, la traza de Nueva Córdoba, con aspiraciones urbanas, dotado de un castillo o fortaleza y los signos distintivos en torno a la población. Así mismo, dibujado en planta rectangular, se observó lo que suponemos es una fortificación de cuatro baluartes, con bandera en uno de ellos, sin color y ningún tipo de leyenda que lo identifique.

Es importante señalar que toda la superficie del plano estaba dividida por una cuadrícula regular conformada por calles cuyo ámbito abierto excéntrico ocupaba la plaza dispuesta en el extremo suroeste, contiguo al puerto con una exaltación de una línea costera del río Cumaná. Por esta razón, la traza de la fundación dominaba sólo una manzana de la cuadricula original y se realizó mediante un plan preestablecido que consta de tres elementos fundamentales: la plaza, las calles y la distribución parcelaria.

Así mismo, se observó que la trama urbana estaba conformada por una banda longitudinal que forma el espacio público, donde los cruces de calles con las otras perpendiculares a ella estaban separados a distancias equidistantes, al que se le sumará la plaza, siendo esta vía el que origina y ordena el desarrollo urbano. Este conjunto de calles o vías aseguraba la movilidad y la interrelación entre todas las partes de la ciudad. De allí, que el espacio que quedaba entre ellas es el espacio privado que resultó subdividido regularmente en manzanas, las cuales facilitaron el suelo urbano a repartir en propiedad a los colonizadores.

Estos cuatro poblados coincidieron en asentarse sobre la llanura que bordeaba dicha línea de costa, suponemos que fueron utilizados por los europeos, en primer lugar, por Gonzalo de Ocampo y luego por Jácome de Castellón, como base de operaciones, para apoyo de sus incursiones al territorio. Gonzalo de Ocampo, pernoctó poco en estas rancherías, a las cuáles siempre consideró como lugar de paso, por cuanto su misión era explorar y saquear el territorio de concesión, dadas las apetencias de sus patronos, los ricos banqueros teutones.

Estas correrías del conquistador permitieron conocer las cadenas montañosas que circundan la cuenca del golfo de Cariaco, a cuenta de un altísimo precio: la ruina y devastación de los territorios visitados. Más tarde, Jácome de Castellón, se estableció en la misma llanura de la costa del rio, pero hacia el este posiblemente, con similar criterio al de Gonzalo de Ocampo, aprovechando los asentamientos indígenas, como punto de partida para la fundación del nuevo poblado de cristianos bautizado como la Nueva Ciudad de Córdoba.

Como resultado del estudio de estas primeras fundaciones a lo largo del siglo XVI, nos hemos encontrado con tres grandes necesidades de la población, tres complejas formaciones sociales constituyentes de una permanente inquietud de los gobernantes:

  • La fortaleza, una necesidad primaria, la institución eclesiástica debía estar adherida a los andares del conquistador de Las Indias; fomentar y divulgar la religión cristiana fue una tarea ineludible. La fortaleza para facilitar la conquista, la colonización, la ocupación física, el desarrollo territorial y la defensa de los poblados de los pueblos de la costa y el golfo de las perlas. El fuerte tenía como propósito proteger a Cubagua y a Araya, como al pueblo la Nueva Córdoba de Jácome de Castellón. Este espacio geohistórico, conocido como "región de perlas y sal", estuvo involucrado en lo estratégico-económico y defensivo-militar.

El estudio se realizó a partir de dos fortalezas militares, el primero, el Fuerte de "Santa Cruz de la Vista" construido por Ocampo (1521), que Jácome de Castellón había hecho "reparar" en 1523 y destruido por el terremoto de 1530. El Fuerte de Castellón (Figura N° 7), dirigido hacia el interior de la tierra firme, fue construido en cal y canto, con una torre y en forma de castillo, a decir de Gómez "fue la única fortaleza ofensiva construida por los Castellanos en tierra firme Americana", en forma de un torreón almenado por dos figuras cuadradas superpuesto de mayor tamaño el inferior y una puerta de medio punto bajo el dintel, dando inicio a la Nueva Córdoba, ubicada próxima y equidistante a los Pueblos Guaiqueríes y a la misión evangelizadora y fundante en puerto de las perlas de 1515.

FIGURA N° 7.

Marín-Lista, S.E. (2017). [Montaje gráfico de elaboración propia].








 

COMENTARIO FIGURA 7:

Es la primera obra de arquitectura construida en Tierra Firme americana en forma de un torreón almenado por dos figuras cuadradas superpuesto de mayor tamaño el inferior y una puerta de medio punto bajo el dintel.

Y, el segundo, el Fuerte de Santa Cathalina de la Marina, construido por el gobernador Juan Bravo de Acuña (1665-1667), ubicado frente al mar en el puerto de la boca de los ríos Santa María y Cumaná, el cual debió ser reparado en 1669, con posterioridad a los daños sufridos por la acción de un "ciclón", por el Gobernador Gregorio Espinosa de los Monteros (1740-1745).

  • La iglesia, la fuerza espiritual, a diferencia de la fortaleza, el adoctrinamiento católico fue un objetivo mayúsculo de protección de los pueblos de la Misión Franciscana en Puerto de las Perlas, la Nueva Toledo, la Nueva Córdoba de Castellón y la Nueva Córdoba de Montesinos, la iglesia significaba una labor ideológica imprescindible de la monarquía. La Iglesia se convirtió en la principal generadora de ideología, expandiendo su influencia y conservando la primacía en el mundo occidental hasta finales del siglo XVIII.

El estudio se realizó a partir de la trama urbana conformada por la Plaza Mayor, al que se le añadiría la iglesia, siendo éstas las que generarían el futuro desarrollo urbano de los pueblos del siglo XVI, a través de ejes viales que asegurarían la interrelación entre el espacio público y el privado.

  • El puerto, para el hombre libre en su contacto con las aguas, para el desasosiego de la comunidad, su comunicación con los pueblos, la gente de más allá de la tierra firme. La conexión con otros lugares constituye parte de la vida misma. Era imposible la existencia de los pueblos sin los puertos; la Misión Franciscana en Puerto de las Perlas, la Nueva Toledo, la Nueva Córdoba de Castellón y la Nueva Córdoba de Montesinos, los tuvo por doquier. En el primer cuarto del siglo XVI, durante la llegada de los españoles, el más importante estaba ubicado justamente donde se fundó la Misión Franciscana en Puerto de las Perlas. Para finales del mismo siglo, el puerto de la ciudad de Cumaná fue uno de los más importantes de Las Indias.

El estudio se realizó a partir de los pueblos de la Misión Franciscana en Puerto de las Perlas, la Nueva Toledo, la Nueva Córdoba de Castellón y la Nueva Córdoba de Montesinos, donde existió un factor común, relacionado con su funcionamiento o razón de ser, su condición de muelle natural. En sus ubicaciones, "el atracadero primero y el puerto después", cumplieron la función de garantizar las labores de mantenimiento, reaprovisionamiento y pernocta, para las acciones de penetración y exploración del territorio. Estas primitivas instalaciones portuarias estaban ubicadas en un lugar adyacente sobre el perfil de costa, comprendido entre el sector de la desembocadura del río Santa María, en el noreste y la boca del río Cumaná en el sureste, pasando por un promontorio en forma de lengua o herradura, conocido como la "Punta Santa María (norte)" una vez desaparecido el cauce del río del mismo nombre.

  1. La llegada del primer Gobernador Diego Fernández de Serpa a la Provincia de Nueva Andalucía; fundó una quinta base, cerca del río Madre Vieja y el piedemonte del cerro El Caigüire, ubicada en una zona de costa uniforme, con características de puerto natural, en el punto por donde resultaba más fácil pasar de una orilla a otra de las cuencas de los ríos Madre Vieja y Cumaná.

En éstas segundas fundaciones, en un intento de lectura a la cartografía producida durante los inicios del siglo XVIII, fue el del "Plano del pueblo de Nuestra Señora de Altagracia y del reparto de tierras a los indios del mismo, con vista de Cumaná y de la fortaleza de Araya" (Figura N° 8), anónimo realizado durante el gobierno de José Ramírez de Arellano, con fecha 24 de marzo de 1704, el cual permitió develar cómo la relación entre la periferia y la trama fundacional fue definiendo la lógica de expansión de la ciudad bajo la óptica de la presencia de la costa del golfo de Cariaco y la franja del río Manzanares con la ordenación espacial, morfológica y funcional del asiento definitivo de 1568.

FIGURA N° 8.

Anónimo (1704). Plano del pueblo de nuestra señora de Altagracia y del reparto de tierras a los indios del mismo, con vista de Cumaná y de la fortaleza de Araya. [Fotografía]









 

COMENTARIO FIGURA 8:

El modelo del patrón cuadricular determinó su forma de inserción en el conjunto del trazado urbano y su total imbricación con la estructura funcional, morfológica y espacial del poblado indígena de El Salado.

La ciudad de Cumaná estaba limitada hacia el "sur" por el río Manzanares, el río Madre Vieja al "oeste" y por una topografía elevada y accidentada que se adentraba en la costa en diversos puntos, hacia el este, denominado el cerro "El Caigüire"; conformada por la colina de Quetepe, ubicada entre la iglesia Santa Inés y el convento de Aguas Santa o San Francisco, hacia el norte al cerro La Eminencia o San Antonio y al sur el cerro La Línea.

La accidentada y árida eminencia que limitaba el este del núcleo fundacional, a pesar de no ser de gran altura, definió una especie de anfiteatro natural abierto a la franja del río, el golfo de Cariaco y la ciudad de Cumaná como un asentamiento denso con gran cantidad de edificaciones y, fundamentalmente, la descripción de los recursos, paisajes, habitantes y las potencialidades de un nuevo territorio.

En efecto, se expresó en detalle, la consolidación del tejido urbano dotado con los signos distintivos de dos asentamientos urbanos diferenciados y sus aspiraciones, como la existencia de un tercer y cuarto sitio o lugar distinto para estas otras nuevas fundaciones:

  • La ciudad de Cumaná (1569), (Figura N° 4), con un modelo urbano axial caracterizado por el alineamiento al eje principal las desproporciones en la disposición, dimensiones de las manzanas y, fundamentalmente, la ausencia de la "Plaza Mayor". La traza de la ciudad estaba conformada por un eje principal constituido por la vía hacia la mar o camino del Fuerte de Santa Cathalina de la Marina, espacio representativo del nuevo asentamiento y el punto de mayor importancia durante los primeros años de su refundación.

El cerro El Caigüire, conformado por las colinas de Quetepe, La Eminencia y La Línea, que bordea la línea costera del río Madre Vieja estuvo el lugar más recomendable para refundar el pueblo de Nueva Córdoba. También, señaló que fue el territorio ocupado más apropiado para el nuevo emplazamiento. En efecto, éste nuevo patrón jerárquico de ocupación y organización territorial, espacial y morfológica representó un núcleo de escala intermedia concebido como "lugar (pueblo) portuario", reforzando su condición de "paso", que al dejar de serlo se convirtió en "Ciudad de Cumaná" cuando existió la intención por asentarse definitivamente.

La circunscripción territorial descrita fue producto de una ubicación estratégica y llave para entrar o salir del circuito comercial lacustre que se consolidó al afirmar su función alrededor del puerto donde se establecieron las bodegas, almacenes y demás centros de acopio para los productos que llegaban y salían del lugar.

  • El trazado de la primera experiencia suburbana del poblado de la fundación de la misión Guaiquerí de El Salado (Figura N° 5), donde se describió el horizonte urbano de la ciudad al otro lado del río donde se localizaba el Pueblo de Guaiqueríes (1648), separado por el cauce y entendido como recinto diferente al de la urbe.

Dado que al núcleo urbano del poblado indígena de la fundación de la misión de El Salado ocupaba dos planos cuadrangulares intersectadas; en la primera, toda la superficie del trazado geométrico las calles de tramos rectos se cruzaban formando una retícula ortogonal en forma de cruz, por lo que puede suponerse que estas siete primeras manzanas, de las cuales dos manzanas aparecen vacías, cuyo centro aparece ocupado por la plaza principal y sus cuatro lados ocupados por tres vecindades y el cuarto restante ocupaba la iglesia. Así mismo, en la segunda, alrededor del puerto, con ocho manzanas y una adicional, orientadas por los vértices contiguos a tres manzanas vacías y cinco vecindades, que describen más bien, un centro de acopio para el control de entrada o salida del circuito marino-lacustre.

La traza urbana de la Misión Guaquerías de El Salado comprendía treinta y dos particiones en unas dieciséis hectáreas, de las cuales dos pertenecían al espacio plaza central entre cuadrículas, dos al edificio de mayor valor nominal, la iglesia frente a la plaza y las restantes veintisiete, entre catorce lotes vacíos y trece vecindades (Figura n° 8). En concordancia con el crecimiento de la ciudad, el patrón cuadricular respondió a la forma de inserción en el conjunto del trazado urbano, con una total imbricación a la estructura funcional, morfológica y espacial del Pueblo de Guaiqueríes.

No obstante, pese al cumplimiento de la tríada citadina del siglo XVI, "la fortaleza, la iglesia y el puerto", el estudio se realizó a lo largo del siglo XVII, encontrando tres grandes circunscripciones territoriales, "lugar (pueblo) portuario, villa y ciudad", salvo el primero, todos obedecieron a títulos otorgados por la Corona a las sociedades religiosas, militares o civiles. Cuando en un pueblo, una aldea o ranchería sus signos urbanos, municipales, militares, económicos, políticos y eclesiásticos daban muestras de avance social, sus habitantes comenzaban la exigencia de la categoría de "villa" a las autoridades reales.

De esta manera, la costumbre de los pueblos afianzó el uso incorrecto de los títulos de "villa y ciudad". Sus pobladores empleaban estos términos en su lenguaje coloquial; quizás, con la idea subyacente de presionar al rey para que les otorgase el título deseado. Además, socialmente, resultaba más atractivo vivir en la "villa" que en el "lugar (pueblo)"; tal es el caso, que a partir de la condición de "pueblo portuario" adquirió el título de "ciudad" para Cumaná, sin pasar por la jurisdicción territorial de "villa".

NOTA BENE:

Esta observación que a continuación hago es para que el lector se fije bien en un aspecto sobre el que el autor llama nuevamente la atención: "Existe una sarta de aseveraciones temerarias que de primera resultan creíbles, pero que no resisten el menor análisis histórico e historiográfico. Son medias verdades que le hacen mucho daño a nuestra historia local, escritas sin consultar las fuentes que las sustente, lo más lamentable es que esos aspirantes a "cronistas" ante la historia se convierten en la referencia más inmediata de los educandos que es repetida y repetida bajo el auspicio de los entes oficiales: ¡Errores que no deben repetirse más nunca!".

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:

MARÍN-LISTA, S. E. (2016). El caserío Altagracia de Cumaná. La experiencia suburbana. El suburbio decimonónico finisecular. Libro inédito. ISBN: 978-980-12-9806-9 y Depósito Legal Nº: SU2017000032.

FUENTES HEMEROGRÁFICAS:

ANÓNIMO (1704). La traza urbana de la Misión Guaiqueríes de El salado (1648) [Fotografía].

BREWER CARIAS, Ch. (1968). [Fotografía].

COURTEN, J. A. (1734). "Mapa General de la entrada del Golfo de Cumaná para conocer la situación y dependencia del Fuerte de Santiago de Araya y el estado actual de la Gran Salina". [Fotografía]. Disponible: Centro Geográfico del Ejercito. SG. Venezuela nº 70. [Consulta 29 de junio de 2.017].

RODRÍGUEZ DE VILLEGAS, A. (1623). Detalle de la Planta irregular para el sitio sobre el surgidero de Ancón de refriegas en la salina de Araya. [Fotografía].

MARÍN-LISTA, S.E. (2017). [Montajes gráficos de elaboración propia].



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Servando Marín Lista

Arquitecto - Autor de los libros: 1.- La Geometría de los Afectos (2007). 2.- Desde la Comunidad (2010). 3.- La Ciudad Comunal (2013). 4.- El Caserío de Altagracia de Cumaná (2016). 5.- El Caserío de Santa Inés de Cumaná (2017). 6.- Cumaná: La Otra Ciudad (2019). 7.- Más allá de Tierra Firme (2022). 8.- Más allá de La Mar (2023).

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