Muchos cumaneses han dicho que han entendido la negativa mía, pero en realidad nadie está claro. Porque como electores lo único que han podido hacer hasta ahora es votar por una maquinaria de partido, no por un tratado político ni una lista de deseos, ni tampoco ha consensuado con los demás votantes un mismo mensaje.
Podría significar obviamente que los ciudadanos de Cumaná podrían entender que no tengo una fuerza política determinante. Y, además, podría inferirse que no tengo una fuerza política que ha de decidir finalmente quién y cómo ha de gobernar la ciudad de Cumaná.
En lo fundamental, no estoy dispuesto a ser incoherente con los principios pregonados como lider en defensa de la ciudad: la ciudad no tiene candidato.
Así que es pertinente imaginar que ya he respondido y que no he declinado responder a dicha solicitud. Solo que no quiero ser alcalde, aunque Cumaná sea mi pasión y la ciudad mi proyecto de vida.