En el diario “Últimas Noticias” de hoy, 29 de septiembre, en la página 31, aparecen unas declaraciones de ultratumba, pues parecieran dadas en el siglo XVIII por la Santa Inquisición.
Pero uno se asombra; no es que una de aquellas aberrantes y aberradas autoridades se salió de la tumba y obligó al periodista publicase aquel anacronismo o esperpento, sino el autor fue el Alcalde rojo rojito de Los Teques. El mismo que ha jurado fidelidad a la constitución bolivariana y al proceso revolucionario que lidera Chávez, cuyas autoridades culturales, ahora mismo, en la celebración de la Cumbre ASA, abrieron todos los espacios posibles para que las culturas africana y afro americana, pletóricas de influencias religiosas y esoterismo, se expresasen con toda libertad, acaba de decir al diario antes mencionado que “no acepto ningún altar”. Se llevó la magna carta por delante y principios fundamentales de la revolución socialista del siglo XXI. Y hasta habló de brujos y hechiceros que “invocan a los demonios”. ¿De dónde salió este cazador de brujas? ¿Cómo es posible que esté en el chavismo? ¿Será jefe? ¿Sabe el significado de la palabra altar? Los cubanos deben estar con la boca abierta.
Y agregó, como un inquisidor, “en sectores populares proliferan altares clandestinos, donde se efectúan sesiones en honor a Elegguá, Yemayá, Ochún y Changó”. Le falto mencionar que también abundan actos de veneración a la reina María Lionza. Pasó por alto que en Caracas, levantaron bajo el gobierno de Pérez Jiménez una estatua de ella. Cuando la obra de Alejandro Colina se fracturó, el alcalde Bernal, como era debido, se preocupó por recuperarla. Menos mal que ese alcalde no era el tequeño.
Le alarma que los afro americanos, los indígenas también, agrega uno, practiquen sus religiones, tanto que menciona sus divinidades en actitud de repudio. Y hasta llegó al atrevimiento de recomendarles “que busquen otros senderos como la Biblia”.
Para ese Alcalde, quien no esté en los “senderos” por él recomendados, está perdido e ilegal.
Por esto último declaró a la prensa, que “en las urbanizaciones como Los Nuevos Teques grupos de santeros o babalaos perturban la paz ciudadana con el toque de tambores y rituales”.
Debe saber el Alcalde que en Caracas y oriente, con frecuencia se desatan coheterías ensordecedoras por cualquier cosa; porque ganó Caracas o Magallanes, por momentos como celebrar el día de Santa Rita o de la Virgen del Valle; hoy mismo en Sucre, todo espacio se estremece para expresar amor a San Miguel Arcángel. La Semana Santa se llena de ruidos, cohetes, procesiones y nadie por eso se siente incomodado. ¿Qué decir de la quema de Judas?
Nosotros los chavistas, en cada acto quemamos cohete que da miedo.
Pero el funcionario quien dijo que proliferan en Los Teques los negocios que “venden santos, vírgenes, vudús y otros artículos” y se quejó que operan registrados “como perfumerías”, se paso al agregar esta perla, “pero lo menos que hacen es vender Calvin Klein”. ¡El compatriota luce desorientado!, diría Chávez. ¿Y la escuela de cuadros?
Pero como sospechando que había algo malo en su proceder, sentenció arrogante: “No temo a las críticas”.
Su decisión, “la de prohibir los rituales de santería y magia negra”, no es una violación constitucional, aseguró.
¿En qué se fundamenta para tomar semejante decisión que toca derechos constitucionales?
Podría pensarse que hay mucho de oscurantismo, intolerancia y hasta racismo en la conducta del Alcalde. Un proceder clasista y excluyente
En audaz acto, el Alcalde, quien mezcla imprudentemente la evasión de impuestos y patentes con lo ritual y religioso, desconoce que esa valoración suya nada tiene que ver con el chavismo y el proceso revolucionario.