Las acciones que, a mi juicio con razón, ejecutan los empleados de la Alcaldía de Maracaibo son una lección para los políticos de la IV República y aquellos infiltrados del proceso revolucionario.
Siempre digo que Venezuela cambió con el proceso liderado por el presidente Hugo Chávez y ya no se deja encantar muy fácil por esos dirigentes creídos de que pueden resolver cualquier contingencia con demagogia, mentiras y ese aspecto serio y circunspecto que adoptan mediáticamente cuando quieren justificar lo injustificable.
¡No señor!, los sucesos acecidos en la Alcaldía de Maracaibo son una muestra evidente de lo planteado. Luego que los trabajadores se hicieron sentir con sus protestas, el alcalde Daniel Ponne quiso apoyar su incumplimiento con que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) no había cancelado las deudas al ayuntamiento y eso hizo que Pavel Rodríguez, gerente general encargado de la División de Occidente de Exploración de la industria petrolera, negara tal versión y afirmara que la empresa cumplió con sus compromisos.
Pero en todo caso, ¿qué puede interesar a los trabajadores si Pdvsa pagó o no? Muchos dirán –bueno, de hecho eso es lo que argumenta Ponne y otras autoridades municipales- que si la industria petrolera no honra sus compromisos, es imposible cancelar al personal y enseguida acudieron a la brillante idea de poner en la calle parte de la masa laboral para reducir gastos.
Encima de eso, a través de sus cadenas mediáticas, pretenden que tanto los trabajadores como el pueblo comprendan esta situación, pero es allí donde se equivocan y creen que la gente es la tonta de aquellos tiempos.
Y no es así, repito, la gente tienen conocimiento de que cuando Ponne tomó posesión de la Alcaldía, sabía que asumiría una nómina gigantesca, deudas pendiente y seguramente empresas que le deben desde hace tiempo, sin embargo, no creía en nada ni nadie, sólo quería ponerle la mano al poder. Siempre quiso ser alcalde y las circunstancias le colocaron el ayuntamiento en bandeja de plata, no desperdició el momento y allí está el resultado: un hombre gerenciando y dirigiendo más de 13 mil personas aterradas porque pueden comenzar el año desempleadas, en un municipio sumido en el abandono.
Ahora le estorban los empleados y obreros, le hace falta dinero, mucho dinero, que quiere sacar a costilla de los más débiles, ¿por qué no lo saca de los directores que se aumentaron los sueldos? ¿Por qué comprar súper camionetotas cuando pueden adquirir vehículos modestos? ¿Por qué tantos privilegios? ¿Por qué tantas partidas para desembolsos superfluos?, cuántas cosas no se podrán hacer, a fin de reducir gastos, pero no, allí están los trabajadores, el pueblo acostumbrado a los sacrificios, que se inmole si es posible.
Ponne, en mi criterio, no está a la altura del compromiso.
*Periodista
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