La derrota del Alca, la arremetida del Libre Comercio y la lucha que debemos continuar

Un cono de tránsito anaranjado es el símbolo de VLC, un software libre muy popular
pero cuyo futuro está en riesgo por las leyes de propiedad industrial, las patentes
y los tratados de libre comercio

A diez años de la derrota de la propuesta estadounidense para la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), en una batalla en Mar del Plata capitaneada por los entonces presidentes Hugo Chávez, Nestor Kirchner, Luis Inacio Lula Da Silva y otros líderes de la nueva izquierda latinoamericana, muchos tienden a no darle mucha importancia a este hecho tan singular.
 

La lucha en la Cumbre de
las Américas en 2005

Es mucho lo que hubiésemos perdido de haberse concretado ese tratado, en áreas fundamentales para la vida: agricultura, alimentación, medicamentos, desarrollo científico y muchas otras. Incluso en áreas que a veces damos menor importancia, como el software que usamos en nuestros computadores, tabletas y celulares.

Es una queja común: te descargaste un video o una canción de Internet, le das doble click y no reproduce. El sistema te da algún tipo de error, como “codec no encontrado”, y no puedes reproducir ese video que tardaste horas en descargar. Eso ocurre tanto en el mundo de Windows, en Apple así como en las aplicaciones libres, como Ubuntu, Debian, Canaima, Android y similares.

Lo primero que queremos aclararte, es que eso tiene una solución muy sencilla en el mundo del software libre: sólo hay que instalar un “codec”, es decir, un paquete de software que le permite al reproductor interpretar ese video o esa canción, y mostrártelos adecuadamente. Instalarlo es muy fácil en la mayoría de los casos.

Y sí, yo sé lo que debes estarte preguntando: Si el instalarlos es tan fácil, ¿por qué carrizo el software libre no trae estos “codecs” preinstalados desde el principio? ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?

Pues bien, la respuesta no es técnica. Es política. Si fuera por nosotros los programadores y creadores de software libre, quisiéramos crear una superaplicación capaz de reproducir absolutamente todo. Pero las transnacionales, durante muchos años, han creado leyes, normas y procedimientos, y tienen un aparataje legal muy brutal que impide que lo hagan. En algunos países, como Estados Unidos, la pena por ello es prisión.

Voy a intentar explicártelo de la forma más sencilla posible, y además demostrarte que ciertas palabritas que están de moda últimamente, como TPP, TTIP, ALCA y similares, tienen mucho que ver en todo esto.

Formatos de audio y video

Todos sabemos que hay decenas de formatos de audio y video: archivos AVI, MPEG, MP3, MP4, MOV, OGV, FLV, entre otros. Dentro de un archivo .AVI o .MOV puedes encontrar los fragmentos de nuestras películas y sonidos, comprimidos con unas fórmulas matemáticas especiales para que tengan la mejor calidad posible, pero que el archivo sea lo menos pesado que se pueda.

Cuando tomas un video con tu cámara digital o tu celular, o cuando un camarógrafo de un canal de TV hace lo mismo, existe un procesador dentro de su cámara o teléfono que está convirtiendo las imágenes captadas por el sensor de la cámara, y el sonido captado por el micrófono, en una serie de bits (unos y ceros), de acuerdo a unas ecuaciones ideadas por ingenieros y matemáticos. Todos esos bits se guardan en un archivo.

Toda cámara digital capaz de grabar videos tiene uno o varios chips
que codifican los mismos en un formato determinado
de acuerdo a un algoritmo preacordado

Estas ecuaciones para codificar y decodificar los videos y audios también se llaman “algoritmos”, y tienen que estar estandarizados, es decir, todos tienen que usar los mismos algoritmos para que podamos entendernos. Cuando me refiero a “todos”, me refiero a: el que fabrica tu cámara o tu grabador de periodista, el que diseña el software para editar videos, el que fabrica celulares, e incluso las páginas web que te dejan subir esos videos en Internet (Facebook, Youtube, Instagram, etc.)

Estos algoritmos generalmente se proponen y diseñan en universidades públicas y privadas, centros de investigación y en las mismas empresas que crean estos productos. No existe un sólo algoritmo: existen CIENTOS de ellos. Entre las empresas ha habido una competencia para diseñar el algoritmo que genere los archivos con mejor calidad, y que sean lo menos pesados posible.

Hasta allí la explicación técnica; ahora viene la política. En todo el mundo existen leyes de propiedad industrial y patentes. Si alguien inventa un nuevo aparato o instrumento, debería acudir a la oficina de patentes de su país (en Venezuela sería el Sapi: Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual) y esta oficina, de reconocer su invento, le da una patente: es decir, un permiso por 20 años para que pueda explotarlo de forma exclusiva. Durante ese período, más nadie sino su inventor puede fabricar ese invento y obtener ganancias de él.
 

Luis Caballero Mejías

Un ejemplo célebre en Venezuela lo dio el ingeniero Luis Caballero Mejías, quien patentó en 1954 una técnica para que el maíz pudiera tratarse de forma industrial, para fabricar harina de maíz precocida, que permite a millones de venezolanos comer arepas, hallacas y otros alimentos muy populares en nuestro país.

Quien obtiene la patente puede dar “licencias” o permisos para que otros puedan usarla, generalmente a cambio de un pago. Incluso puede vender la patente a terceros. Luis Caballero Mejías vendió la patente de su invento a Lorenzo Mendoza Fleury (padre), quien produjo la famosa “Harina PAN”. Hoy, su hijo Lorenzo Mendoza Giménez es uno de los venezolanos más adinerados del mundo, reseñado en la lista Forbes, en parte gracias a la invención de Mejías.

Las patentes duran 20 años. Si alguien quería producir harina de maíz precocida durante esos 20 años usando el método desarrollado por Luis Caballero Mejías, tenía que pagar una licencia. Una vez se venció la patente, surgieran muchos otros empresarios que sacaron sus propias marcas de harina de maíz, quienes ya no tenían que pedir permiso a nadie para hacerlo.

Las patentes no necesariamente son malas. Idealmente debían proteger a las personas que crearon el invento, con el fin de incentivar que ellas pudieran seguir innovando y no vinieran grandes capitalistas a robarles sus ideas e invenciones. El problema es que, en todo el mundo, las leyes de propiedad industrial fueron manipuladas para beneficiar ya no a los personas, sino a las empresas. En particular, a las más grandes. Y muy en particular, a las de los países desarrollados. Se crearon organismos supranacionales como la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (Ompi, dependiente de la OMC), que vigilan que los “derechos” de estas grandes empresas se respeten en todos los países del mundo, y que siempre se paguen las regalías respectivas. Se busca que las áreas de libre comercio defiendan las patentes de los países del mal llamado “primer mundo”, a través de organismos supranacionales que estén por encima de las oficinas de patentes de cada país. Y siempre se intenta aumentar y extender la protección que los Estados, a través de estas leyes, dan a las empresas transnacionales para que sus invenciones estén protegidas.

Las patentes y leyes de propiedad industrial ayudan a mantener el orden mundial existente, en el que los países desarrollados son los responsables del "diseño y la innovación", mientras que los países del mal llamado “tercer mundo” somos los que ponemos la materia prima y la mano de obra barata. En el “tercer mundo” nuestros obreros ensamblan los celulares, tabletas y perolitos para la venta en el “primer mundo”. Los fabricamos con los minerales de nuestro subsuelo, pero somos incapaces de saber cómo funcionan. Y aún si lo averiguásemos,  las leyes de propiedad industrial se encargarán de aniquilar a cualquier emprendedor del “tercer mundo” que intente fabricar estos aparatos sin pagar cuantiosas regalías a las empresas transnacionales que se atribuyen su creación.

Patentes de software

Pero, ¿qué ocurre con el software? ¿Se puede patentar la fórmula matemática que nos permite grabar un video, o la que permite transmitir televisión digital (TDA) a nuestros televisores? ¿Se pueden patentar las fórmulas y ecuaciones que nos permiten grabar y reproducir música en MP3?
 

De ser así, el fabricante de cualquier aparato que grabe o reproduzca MP3 tendría que pagarle regalías al inventor, el Instituto Fraunhofer en Alemania, mientras dure la patente. Esto incluye celulares, tabletas, equipos de sonido, reproductores de música para vehículos, aplicaciones como Audacity, ProTools, Nero, el Reproductor de Windows, VLC y muchas otras, sin importar si son pagas o de software libre.

Más aún: ¿Se pueden patentar los elementos gráficos que aparecen en la pantalla de las computadoras, teléfonos celulares y tabletas? ¿Se puede patentar el doble click para ejecutar una aplicación? ¿Se puede patentar el botón de Inicio?  ¿Se puede patentar un menú desplegable? ¿Se puede patentar el usar dos dedos sobre la pantalla de un celular para hacer “zoom”?

Total, cualquier software se puede resumir a ecuaciones matemáticas, y las ecuaciones matemáticas no se pueden patentar, según las leyes de muchos países. Sí, todos sabemos que Einstein descubrió la fórmula de la relatividad, pero ¿quién se lo imagina patentando la fórmula, de forma tal que él sea el único que pudiera utilizarla?
 

¿Hubiera patentado Einstein la fórmula de la Relatividad,
de forma tal que sólo él hubiera podido utilizarla?

Esto ha sido una ardua discusión durante años por la gigantesca cantidad de dinero que esto implica. Empresas como Apple, Google, Samsung y Microsoft, que se adjudican a sí mismas el mérito de ser las innovadoras en materia informática, apuestan por las patentes de software pues eso les permitiría ganar sumas extraordinarias de dinero. Imagina eso: Apple inventó algunas tecnologías, Xerox inventó otras, y lo mismo Microsoft, Google y Samsung. Cualquier persona o empresa que diseñe una aplicación de software tendría que pagar miles de dólares en una maraña de regalías a todas las grandes transnacionales del software. ¡Desarrollar aplicaciones sería una pesadilla!

En Estados Unidos, Google ha perdido varios juicios contra Microsoft por patentes de software en Android, lo que causa que Google tenga que pagarle un aproximado de 5 dólares por cada celular vendido en ese país.

En la actualidad, las patentes de software son válidas en Estados Unidos, pero en la mayor parte de Europa y Latinoamérica, las patentes de software NO son válidas.

Patentes de software y tratados de libre comercio

Debido a que, en muchos países sus congresos se niegan a aprobar patentes de software y otras abominaciones legales (incluyendo leyes que acaben con los medicamentos genéricos, que implantan transgénicos o que eliminan subsidios a los campesinos locales en favor de las importaciones extranjeras), Estados Unidos y las transnacionales han estado buscando maneras de imponer estas leyes a través de otros mecanismos más expéditos. Entre ellos están las leyes y tratados de libre comercio, tales como el fracasado ALCA (que planteaba imponer una serie de leyes a todos los países del continente americano) o los tratados de libre comercio bilaterales (como el que Estados Unidos ha firmado con Colombia o México, entre otros países).

El más reciente es el TPP (Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica), un tratado de libre comercio que está siendo firmado entre Estados Unidos, Japón, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Chile, México, Perú, Brunei y Vietnam, países “ubicados en zonas estratégicas de ambos laterales del Pacífico, con una población de cerca de 1000 millones de habitantes, estos países representan el 25% de las exportaciones globales y el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial”, explica un artículo en Rebelion.org [1]
 


El TPP impondrá una serie de legislaciones por encima de las leyes de cada país, violando su soberanía para cumplir los designios de transnacionales, que argumentan que esto creará “mejores puestos de trabajo” para los habitantes de sus países. Si Chile, Perú y México se salvaron del Alca en 2005, ahora el TPP va por ellos.

Un texto de Sandra Russo en Página/12 [2] cita a su vez al premio Nobel Joseph Stiglitz y al profesor del Instituto Roosevelt, Adam S. Hersh, sobre el TPP.  “Lo que pretenden las corporaciones es erigirse en un poder supranacional que pase por encima de las respectivas constituciones y los andamiajes legales de cada país. Es una clara renuncia a la soberanía y, en consecuencia, con el nombre de 'libre comercio', a lo que se renuncia es a la libertad nacional respectiva de manejar la propia economía”, dice el texto.

Sobre las patentes farmacéuticas, el texto señala que se ampliarán los derechos de propiedad intelectual de las grandes compañías, con la aceptación de exclusividad de patentes farmacéuticas y la imposibilidad de que en cada país continúe, crezca o nazca la investigación científica en ese rubro. “Se prohíbe la venta de medicamentos genéricos, para dejarle la cancha libre, en stocks y precios, a los grandes laboratorios”.

El Observatorio Sudamericano de Patentes también advirtió que el TPP permitirá que las transnacionales logren alargar la vigencia de las patentes de medicamentos hasta por 50 años (en vez de los 20 años que permiten las legislaciones en la mayoría de los países), una verdadera abominación que atenta contra la existencia de medicinas genéricas y de bajo costo [3].

Sin duda se pueden encontrar muchos otros ejemplos de cómo el TPP y otros tratados de libre comercio afectan negativamente a los pueblos y a los pequeños emprendedores. En otras regiones del mundo continúa en estos momentos la discusión de acuerdos de libre comercio similares, que (al igual que el TPP y el ALCA en su momento) se discuten bajo un completo hermetismo y sin la participación de los pueblos del mundo.

 
Por ejemplo, está el TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership, un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la mayor parte de los países de Europa occidental) y la propuesta de creación del TAFTA, la zona de libre comercio del Transatlántico, en la que nuevamente Estados Unidos tendría un rol protagónico sobre los países europeos.

 
Países que están discutiendo el Tafta
(el Alca europeo)

Estas propuestas tienen preocupados a millones de personas de todo el mundo. Yo quería enfocarme en el lado de la informática, algo que, si bien no es tan grave como el área de los medicamentos o la agricultura, es algo que enfrentamos día a día hasta cuando queremos ver un video o escuchar una canción. Pero que también afecta nuestro desarrollo científico, nuestro acceso a las tecnologías y nuestro avance como pueblos.

VLC y las patentes de software

Y es que, contrario a todas aquellas empresas y corporaciones que pujan por la privatización del conocimiento, los movimientos de software libre han trabajado por unos veinte años para lograr software cuyo código fuente (y todo el conocimiento que implica) esté disponible para todo el mundo. Queremos que el software libre sea cada vez más fácil de usar, que más gente intervenga en su desarrollo y que logre evadir las limitaciones impuestas por las transnacionales. 

Vamos a presentar un ejemplo, y quien lo da es nada más y nada menos que uno de los programadores del popular reproductor de videos VLC, quien reside en Francia. 
 

VLC es capaz de reproducir casi cualquier formato de video existente

¿Qué es VLC? Muchos lo conocen por su símbolo, un cono anaranjado de tránsito. Es un software libre capaz de reproducir prácticamente cualquiera de los cientos de formatos de video y de audio existentes en el mercado, y que funciona en Linux, Windows, Mac y Android.

El pasado mes de julio, la revista web OCS-Mag publicó una entrevista a Jean-Baptiste Kempf, ingeniero francés, programador y presidente de la Asociación VideoLAN, organización sin fines de lucro que desarrolla VLC. La entrevista fue realizada por Paul Brown, y en ella Kempf conversa un poco sobre los principales problemas de desarrollo que han tenido con VLC [4].

Jean-Baptiste Kempf

¿Dinero? ¿Crisis? No. El principal problema han sido las leyes de patentes de software, que les han dificultado el desarrollo de VLC en países como Estados Unidos. Y es que VLC permite la reproducción de videos y sonidos en innumerables formatos, incluso algunos supuestamente patentados. También permite la reproducción de DVDs originales, incluso de zonas distintas a aquella donde tú vives, algo que normalmente requeriría pagos de costosas licencias y regalías.

Para ello, los desarrolladores de VLC han creado la biblioteca “libdvdcss”, que facilita crear aplicaciones que puedan reproducir DVDs comerciales (originales). Estos DVDs son cifrados por los fabricantes con un código llamado Content Scrambling System (CSS), creado por las transnacionales con el fin de evitar la duplicación ilegal de discos, o que puedan reproducirse en una zona distinta a aquella donde vives. Inicialmente, el software libre no podían reproducir DVDs comerciales porque requerían este código (de la misma manera que hoy es muy difícil reproducir Blu-Rays comerciales), y las transnacionales sólo lo entregaban a empresas reconocidas dispuestas a comprarlo por una altísima suma. Con el tiempo, este código CSS fue “hackeado” e incorporado a la biblioteca libdvdcss, que permite que software libre como VLC pueda reproducir DVDs comerciales.

“Las leyes de propiedad intelectual de Estados Unidos son una locura”

Pero leamos lo que Jean-Baptiste Kempf, ingeniero, matemático y desarrollador de la excelente aplicación de software VLC tiene que decir sobre las leyes de propiedad intelectual estadounidenses y la forma como le afectan en su desarrollo. Algo que nos afecta a nosotros a pesar de que no vivamos en países que hayan firmado tratados de libre comercio.

Paul Brown (PB): Tú también mantienes las bibliotecas de funciones libdvdcss

Jean-Baptiste Kempf (JBK): Así es.

PB: Interesante. ¿Esa biblioteca no es controversial, en términos legales?

JBK: Para nada. A menos que tú vivas en un país desquiciado.

PB: ¿Qué país es desquiciado? ¿Los Estados Unidos?

JBK: Así es. ¡Sus leyes de propiedad intelectual son una locura!

PB: Lo son. Es una lástima que un montón de países en Europa quieran seguir su “ejemplo”.

JBK: Así es, con el TTIP, TAFTA y otros acuerdos. Y no me refiero a la presión por las Patentes de Software en Europa...

PB: ¿Pero esas propuestas aún siguen con vida? ¿La votación que hubo en 2005 en el Parlamento Europeo no fue suficiente para acabar con estas propuestas?

JBK: Aún siguen activas. Regularmente, ellos presionan para legalizar las patentes, una y otra vez. Y la Oficina Europea de Patentes aún acepta Patentes de Software.

PB: Lo sé. Es como si vivieran en un universo paralelo donde las leyes del mundo no les aplicaran. ¿Cómo afectan las patentes de software a VLC?

JBK: Recibimos numerosos ataques cada mes. Hasta ahora, les hemos dicho que las patentes no nos aplican porque estamos en Europa. Pero, en las “tiendas de aplicaciones”, es una historia distinta.

PB: ¿Puedes contarme de un caso en el cual hayan sido atacados recientemente?

JBK: Dolby y DTS son los atacantes usuales.

(Recordemos que Dolby y DTS son los consorcios empresariales detrás de importantes estándares de audio para películas y televisión; igualmente, mantienen patentes y cobran regalías para que una película pueda tener seis pistas de audio y percibamos que el sonido proviene de todas las direcciones; también cobran costosas regalías a las salas de cine para poder tener la certificación Dolby).

PB: Pero ustedes son una asociación sin fines de lucro, ¿verdad? ¿Qué es lo que ellos quieren' ¿Quieren cerrarlos?

JBK: Sí. Ellos no entienden nada sobre Código Abierto, Software Libre, sin fines de lucro o voluntariado. Ellos no pueden entender que la gente hace eso (...) Ellos quieren que todo el mundo les pague porque, si alguno deja de pagar, ellos no pueden cobrarle a los demás.

Los temores de Kempf están muy justificados. Unas semanas después de esta entrevista, tras publicarse a través de Wikileaks algunos fragmentos del TPP, fue posible descubrir que los países firmantes tendrán que darle atribuciones a los jueces para "ordenar la destrucción de equipos y dispositivos usados para romper llaves digitales", lo cual podría incluir el destruir computadores que tengan instalados programas como VLC o el software libre de ripeo de DVDs Handbrake, según indicó el experto en derecho digital Vivek Krishnamurthy, quien trabaja en el Centro Berkman para Internet y Sociedad en Harvard [9]. El TPP también interferirá con el trabajo de expertos en seguridad informática cuyo trabajo es el de descubrir vulnerabilidades.

Problemas y soluciones

Debido a que numerosas aplicaciones de software libre se desarrollan en Estados Unidos y Europa, estas absurdas leyes de propiedad intelectual promovidas por transnacionales nos afectan a todos, así no vivamos en esos países. Cuando usted descarga una imagen de distribuciones populares como Debian GNU/Linux o Fedora desde servidores estadounidenses, debe saber que dichas distribuciones tienen que cumplir con las leyes del país donde son creadas, por lo que no incluyen software libre que pueda tener problemas con patentes.

Por ejemplo:

  • Si descargas e instalas Debian pero intentas usarlo para ver determinados formatos de audio y video, te dará un error. No es que Debian sea malo, es que los desarrolladores de Debian tienen que protegerse para evitar ser demandados.
  •  Lo mismo ocurre con el popular software de edición Audacity: si lo descargas e instalas, te darás cuenta de que, inicialmente, no puedes exportar audio a MP3. ¿Por qué? Porque el Instituto Fraunhofer en Alemania exige que cualquier aparato, equipo o aplicación que exporte a formato MP3 tiene que pagarle regalías por concepto de patentes de software, en particular en los Estados Unidos. 
En la página de Audacity hay un enlace externo a una página
argentina, desde donde puede descargarse el convertidor a MP3
   
  • Los diseñadores de Ardour, reconocido software libre para estudios de grabación, decidieron que tampoco pueda exportar a MP3 por esta misma razón.
  • La distribución de software libre Fedora también tomó decisiones similares: tiene una página en la que explica por qué no puede incluir ningún software que use formatos MP3 [5] ni tampoco puede reproducir DVDs de ningún tipo, ni siquiera los que no están encriptados [6].
  • Fedora también dejó de distribuir un juego en software libre llamado “Frets on Firey varios otros juegos parecidos (Stepmania, pydance, digiband) porque eran acusados de violar las patentes de software de Guitar Hero y de Dance Dance Revolution (DDR). Nótese que el problema no era por uso de canciones, sino porque, según los abogados de estas grandes empresas, no se podían crear juegos en apariencia similares a Guitar Hero o DDR sin pagar regalías por patentes. [7]
Frets on Fire ha sido acusado por su parecido a Guitar Hero
  • Hasta 2010, las distribuciones de software libre tenían problemas usando fuentes tipográficas TrueType por patentes de Apple que estaban vigentes, y que afectaban la calidad de las fuentes mostradas en pantalla. Esas patentes ya se vencieron, afortunadamente.
  • En esta página hay un listado detallado, pero en inglés, de aplicaciones de software libre que han tenido que excluirse, modificarse o eliminar porciones de su código por problemas con patentes de software en los Estados Unidos [8].


¿No se puede hacer nada? Por supuesto que sí. Para poder evadir los problemas con patentes de software, se han creado repositorios de software libre fuera de territorio estadounidense, en naciones donde las patentes de software no son válidas. En el caso de Debian, se creó el repositorio “Deb-Multimedia” en Francia, desde el cual es posible instalar numerosas aplicaciones, drivers y codecs que sí son software libre, pero son considerados “ilegales” en Estados Unidos por “violar patentes de software”. Al estar en territorio francés, no hay ningún problema (por ahora).

En el caso de Audacity para Windows, el módulo necesario para que pueda guardar archivos en formato MP3 se puede descargar desde un servidor ubicado en Argentina, país en el que no existen patentes de software por los momentos (a menos que Macri gane la presidencia, en cuyo caso seguramente decidirá apoyar el TPP). Si usas Audacity bajo Debian, sólo hay que instalar la biblioteca liblame, que requiere el repositorio francés Deb-Multimedia.

También existen distribuciones de software libre, como LinuxMint, que se descargan desde servidores ubicados en otros países distintos a Estados Unidos, y viene con los codecs y módulos preinstalados para poder ver videos y audios. LinuxMint mantiene sus servidores en Inglaterra, país donde, por los momentos, no están vigentes las patentes de software.

¿Y en Latinoamérica?

La  mayoría de los países latinoamericanos, por ahora, están desprovistos de legislaciones que obliguen a acatar las patentes de software. Por ello, una de las recomendaciones que siempre haremos a quienes crean distribuciones de software libre en Venezuela y Latinoamérica, es que siempre incluyan y preinstalen todos los codecs y paquetes que permitan que cualquier video y audio pueda reproducirse sin problemas. Y que aplicaciones como Audacity tengan todos sus módulos preinstalados, para que también puedan exportar en MP3. No hay ningún impedimento legal al respecto, por lo que no tenemos que hacerle la vida difícil a los usuarios finales. No tiene sentido mantener en nuestro país las limitaciones que existen en “países desquiciados”, como Estados Unidos.

Igualmente, algo que podemos hacer desde Latinoamérica es apoyar la lucha de desarrolladores de software libre, como  Jean-Baptiste Kempf y el equipo de VLC, entre muchísimos otros. La mayoría son desarrolladores con muy pocos ingresos, son personas que están en contra de los abusos de las corporaciones y son parte de los movimientos sociales afectados por el capitalismo depredador en todo el mundo.

Uno ve que el gobierno bolivariano firma constantemente contratos multimillonarios con China y Rusia, y yo sé que algunos casos son necesarios. Pero en lo personal, preferiría que el gobierno bolivariano hiciera convenios con este tipo de movimientos sociales: que formen a muchachos venezolanos como desarrolladores de mayor nivel, para que desarrollen mejoras en proyectos de software libre, como VLC, Gimp, Gnome, Kdenlive, PostgreSQL y tantísimas aplicaciones que usamos en Venezuela y en el resto del planeta.

Sería genial que nuestro país ganara reconocimiento como una nación que contribuye en el desarrollo de software libre usado por cientos de millones de personas de todo el mundo (muy en particular en países en desarrollo), y en mi humilde opinión, nuestro país ganaría mucho más prestigio del que ganamos por apoyar a corredores de Fórmula 1, y con mucha menos inversión.

Ojalá y la Administración Pública venezolana, en vez de decir “tengo que comprar Photoshop porque Gimp no tiene tal cosa”, más bien diga “nos hemos coordinado con los desarrolladores de Gimp y vamos a contratar un programador venezolano para que desarrolle tales cosas que le hacen falta”. Con la existencia de Fonacit, eso no debería ser tan difícil.

Porque, de la forma en la que estamos trabajando, los venezolanos parecemos los propios “chulos” o vividores: nos descargamos software libre de Internet, lo instalamos, lo usamos de gratis, pero somos incapaces como nación de suministrar mano de obra o recursos para mejorar los programas. Peor aún: tenemos que soportar a numerosas figuras del chavismo hablando mal del software libre, diciendo que “no sirve” o “es malísimo”, demostrando su ignorancia al desconocer la lucha que hay detrás de esto.

Lo cual es más o menos lo mismo que decir que las semillas tradicionales y los alimentos orgánicos "no sirven", porque supuestamente no producen tanto como las semillas genéticamente modificadas de Monsanto.

Hace diez años Chávez, Lula, Kirchner y otros líderes latinoamericanos nos salvaron del Alca. Pero nuestro deber no es sólo recordarlos, ¡es continuar su lucha!

No dejemos que su lucha sea inútil. ¡Continúemosla!

Referencias

[1] TPP: el acuerdo de libre comercio más agresivo de la historia
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204340

[2] Los secretos del TPP, por Sandra Russo
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204812

[3] TPP otorga monopolios farmacéuticos por más de 50 años
http://www.arsenalterapeutico.com/2015/10/15/tpp-otorga-monopolios-farmaceuticos-por-mas-de-50-anos/

[4] VLC: An Interview with Jean-Baptiste Kempf
http://www.ocsmag.com/2015/07/17/vlc-an-interview-with-jean-baptiste-kempf/

[5] http://fedoraproject.org/wiki/Multimedia/MP3

[6] https://fedoraproject.org/wiki/Multimedia/DVD

[7] https://lists.debian.org/debian-legal/2008/01/msg00156.html

[8] Free software projects harmed by software patents
http://en.swpat.org/wiki/Free_software_projects_harmed_by_software_patents

[9] TPP requires countries to destroy security-testing tools (and your laptop) http://boingboing.net/2015/10/13/tpp-requires-countries-to-seiz.html 



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Luigino Bracci

Estrecho colaborador y antiguo miembro del equipo editor de Aporrea. Bracci es un celoso defensor del Software Libre y de la libertad de expresión.

 lbracci@gmail.com      @lubrio

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