"El niño es realista, el muchacho idealista,
el hombre escéptico y el viejo místico. "
Wolfgang Von Goethe
Un buen amigo, se me acercó para preguntarme sobre el examen prostático, sabiendo, que ya pasé por esa consulta, porque el paso de los años es inclemente con el ser humano. Todo lo va deteriorando, incluso la risa se va perdiendo, algo tan vital en la vida. Hace 8 años, asistí a una consulta médica, chequeó o análisis de la próstata. Desde ese momento son varios los exámenes realizados. Cuando hago referencia sobre esta necesidad, la reacción es de risa, juego o alguna chanza de amigos. Mi actitud ha sido siempre preguntarles la edad, para tratar de ayudarlos. Perdí la cuenta de los interrogados, incluso a varios familiares los he precisado a través del hilo telefónico, por supuesto no les he visto la expresión del rostro, pero la sonrisa los delata.
Algunos amigos, cuando los veo en la calle les averiguo la edad, se quedan sorprendidos. Si, responden más de cuarenta, pregunto por el examen prostático. Las reacciones difieren de acuerdo al nivel de cultura, las condiciones económicas y estado de ánimo. Este estudio, que debería ser algo normal en cualquier hombre, es uno de los que más problemáticos, y a la vez el más comentado. Se presta para todo, menos para tomarlo en serio, porque todavía algunos de manera prepotente, presumen estar hechos de "piedra".
Las respuestas de los interrogados han sido muy variadas. Un primo hermano me respondió a través del teléfono: "ya me lo hice con el láser" parece estar muy adelantado. Un amigo, presumiendo estar al tanto no se hizo esperar para responder: "En la compañía me lo pidieron y rápidamente me lo hice por la sangre". Un señor, cliente de un taller donde siempre voy; con el cabello totalmente blanco, serio como una estatua del indio Guaicaipuro, al hacerle la pregunta de manera atrevida, respondió 67; le hice hincapié por el estudio prostático, dejando escapar una carcajada, como si le estaban haciendo cosquillas: "tres veces y por eso estoy vivo, porque andaba mal". Otro, con ínfulas de galán de televisión, respondió algo resignado, con la cara un poco escondida y la voz muy calladita: "¿Qué más? ¡tendré que hacérmelo!".
Este examen tan necesario en el hombre con más de cuarenta años, sirve para no tener complicaciones más adelante. Sin embargo, el que escribe, aun al lado de una Doctora –hasta ese momento me creía de piedra– me lo hice con 22 años de retardo: descuido acompañado de machismo. El resultado es haber pasado por el quirófano con un buen pronóstico; para seguir con un tratamiento y chequeó rutinario, deteniendo algo que estaba comenzando a encenderse por el paso inclemente de los años: la próstata. El avance de la medicina, con ayuda de los inventos tecnológicos ha servido para frenar muertes prematuras. Son muchos los sorprendidos, cuando se "convencen" de acudir al especialista sin "ningún" síntoma de la enfermedad y se encuentran con la desagradable noticia de tener, que pasar por un quirófano por no haber tomado las medidas preventivas a tiempo. Los casos se presentan cada momento.
Las razones son muchas para no acudir al especialista. Pero lo cierto del caso, es que la edad se convierte en una luz roja. Después de los cuarenta todo hombre está en la obligación de hacerse este análisis, rápido como tomar agua y "sencillo" como meterse la mano en el bolsillo para pagar la consulta. El especialista sugiere el procedimiento a seguir de acuerdo a sus posibilidades económicas y manera de pensar, para que el examen sea menos traumático. Con el láser no conozco el método. La prueba de sangre (antígeno prostático) es un recurso complementario, así, como lo es, el, que usted, está pensando, ¡hágase el examen! deje el "tabú", es por su salud.
Yo, llevado como un niño me lo hice y no sigo escribiendo para continuar indagando la edad de algunos amigos. Espero que digan la verdad, porque he conseguido algunos, que dicen tener 39 y unos días para cumplir los cuarenta ¡tremendo frenazo! para eludir la recomendación de los Galenos. Insisto en el estudio, porque la canción de Rubén Blades (Pedro Navaja) lo dice muy claro: ¡sorpresas te da la vida! Dejemos lo testarudo a un lado. Se nace para aprender, tanto la mujer, como el hombre deben estar atentos y vigilantes de la salud, para llegar a una edad avanzada con deseo de sonreírle a la vida, el cual podemos complementar con el buen humor, Lo dijo Lope de Vega: "Si humor gastar pudiera, con más salud sospecho que viviera".