Mi palabra

Elon Musk títere de un títere del imperialismo

"Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías;

breve y eficaz por medio de ejemplos"

Lucio Anneo Séneca

La oposición venezolana definitivamente buscar aliados sin mirar a quién y por eso les salen estos monstruos, que parecen recogidos en el vertedero de basura de Hollywood y por mucho maquillaje, para ver si los pueden pasar camuflados, se les hace una tarea casi imposible, a pesar del apabullante poder mediático para presentarlos. Ni el mismo Elon Musk, dueño de X, ha podido pasar la barrera, porque el currículo lejos de ayudarlo, lo delata en cada salida, cuando trata de imponer sus proyectos bajo una montaña de dólares y, para darse a conocer, como una persona ejemplar para la sociedad; como ha sucedido con el ex–candidato presidencial, Edmundo Urrutia, quien llegó con un prontuario más oscuro, que cualquier delincuente encarcelado. La diferencia entre uno y otro es el dinero, que no es cualquier cosa.

Elon Musk, incursionó, hasta el final de la campaña electoral recientemente finalizada en Venezuela, de manera descarada, aprovechando, desde X hasta la Z para poner al servicio de la inhabilitada y su sustituto, el arsenal de veneno a través de su aplicación, con una estrategia muy parapeteada al atacar al presidente Nicolás Maduro, desde esa trampa montada ON LINE, como si fuera un angelito mandado del cielo, para impartir lecciones de moralidad y buenas costumbres, premeditadamente pensando en la cantidad de usuarios de las redes, que muchas veces se levantan de la cama y antes del aseo personal, son atrapados por estas aplicaciones y continúan durante el día totalmente embelesados.

El pajarito volantón comprado por Elon Musk –Twitter– lo transformó en X para emprender un vuelo extremadamente ambicioso y, para esto, este inmoral magnate, aflojó la frijolera de 44 mil millones de dólares –increíble– y curiosamente uno de sus anhelos narcisistas de magnate influyente, es darse a conocer en todo el mundo, con una personalidad religiosa y un padre ejemplar, como si todo se puede ocultar de la noche a la mañana. En primer lugar, aparece y parece un inofensivo predicador, ejemplo para todo el mundo, con el rostro muy lavado, totalmente inmaculado y del pasado, como dicen los interesados borrón y cuenta nueva. Lo que demuestra una vez más, con el dinero se puede tratar de hacer todo, menos detener la muerte, cuando está llega sin mirar a quién.

Ahora, en momentos de grandes convulsiones creadas por las comunicaciones a través de las aplicaciones –redes– lo que hoy es, mañana ni siquiera el recuerdo queda. De pronto se apareció, quien ha dejado todo en la más absoluta claridad, como alumbrada por un sol radiante en pleno mediodía, como ha pasado con una "hija" de este amo y señor de las redes; quien se presentó resentida y sin guardarse nada, lo ha desenmascarado desde el punto de vista moral a su padre biológico, con quien ha entrado en profundas contradicciones por no querer aceptar su comportamiento transgénero, al devolverle la pelota cuestionándole su careta angelical de sus últimos años al presentarse, como un consumado católico, cuando –ella dice –que nunca ha visitado una iglesia y lo único, que quiere es reconstruir su pasado mundano, en el cual ha tenido 12 hijos de tres mujeres diferentes.

Lo que parece una pelea de familia, aprovechada por otra aplicación de la competencia la podemos dejar a un lado para no seguir regando el chisme; pero las rayas de este multimillonario, no se quedan ahí, ya que, las demandas les llueven a cántaros, desde el mismo momento de haber adquirido Twitter, precisamente por mala paga; sus antiguos socios reclaman pagos que nunca llegan y a esto se han sumado obreros reclamando demandas laborales y la respuesta ha sido el despido. Ahora, para representar el propio títere del imperialismo, ha ofrecido 45 millones de dólares mensuales para la campaña de otro angelito: Donald Trump, quien no puede o no tiene nada que esconder, ya que, con la montaña de billetes verdes le sobra y le basta para sentirse protegido para aspirar nuevamente a la presidencia de los Estados Unidos y, hacer lo que le viene en gana, como ha quedado demostrado al evadir la justicia con sentencias cuestionadas. Trump y Elon se parecen tanto, que andan en la misma onda: sostén del imperialismo con las alforjas repletas.



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Narciso Torrealba


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