Fragmentos de la realidad actual

Los microbios patógenos, las defensas inmunológicas y el coronavirus gripal o nCoV-19

Es recomendable que ante la inevitable aparición de microbios patógenos como parásitos, bacterias y virus que atraviesan procesos internos de mutación/recombinación/modificación como parte de sus milenarias dinámicas evolutivas y de subsistencia como micro-organismos dentro y entre los animales y seres humanos, lo cual los convierte en elementos desconocidos y peligrosos para los sistemas inmunológicos o defensas humanas adquiridas durante nuestros ciclos vitales, procedamos a recuperar y practicar hábitos/costumbres ya conocidas para fortalecer todo nuestro sistema inmunológico o defensivo corporal. Esto es válido para apertrecharse/prepararse frente a la actual amenaza universal/global/mundial de esta nueva y desconocida cepa del coronavirus (cuyas cepas ya conocidas por nuestro organismo, nos atacan y ocasionan cuadros gripales superables y menos mortales), así como otras enfermedades que circulan entre los animales y humanos. En este sentido recomendamos recuperar y asumir con disciplina rutinaria hábitos de asepsia/limpieza en nuestros hogares, ambientes laborales y sociales, vestimentas y en el tratamiento/manipulación de alimentos y bebidas. Estos riesgos aumentan en la medida en que los humanos colonizamos nuevos espacios o hábitats poblados milenariamente por animales, con la finalidad de explotar diversos recursos naturales, desarrollar proyectos de vialidad, adelantar procesos de poblamiento y utilización de espacios vírgenes. También las grandes concentraciones de cría de animales, se convierten en escenarios propicios para el desarrollo de nuevas cepas entre los parásitos, bacterias y virus que viven entre estos seres vivos, de allí que sea necesario mantener políticas muy estrictas de control sanitario y prevención en estos negocios.

Asimismo es MUY importante e indispensable para enfrentar este coronavirus modificado y muchas otras amenazas de agentes patógenos que circulan por el mundo actual, recuperar las prácticas milenarias y centenarias de nuestros antepasados, cultivando con métodos orgánicos productos en pequeños espacios de terreno, una variedad de productos alimenticios y nutricionales que nos aportan una gran diversidad de nutrientes, vitaminas, minerales, protectores de las células y el organismo humano en general. La cúrcuma y el jengibre, por ejemplo, son plantas con una gran cantidad de rizomas o raíces cargadas de vida, nutrientes, antioxidantes, bactericidas, anti-inflamatorios y protectores celulares que fácilmente pueden ser cultivados y cosechados en jardines o huertos caseros. Igualmente, se pueden cultivar una gran variedad de plantas cargadas de nutrientes y protectores humanos como el semeruco, mangos, guayabas, limones, lechozas, granadas, ajíes picantes, cilantro, perejil, albahaca, brócolis, zanahorias, tomates peritas y cherry, piras/amarantos/bledos o yerba Caracas y muchas plantas más. Las grandes industrias de los medicamentos copian de la naturaleza los compuestos nutricionales y sanadores de las plantas y la naturaleza en general, reproduciendo en laboratorios de manera sintética y por millones las medicinas patentadas, que luego son vendidas por altos precios en el comercio mundial. Algunos poderosos accionistas de estas grandes empresas son también accionistas/inversionistas de las empresas de alimentos, bebidas y envasados, productos y semillas transgénicas, tecnologías para la salud y cosmetología. Estos son grandes conglomerados industriales transnacionales, económicos y financieros que logran encadenar todas estas actividades para garantizar las demandas de sus productos en cada eslabón.

Se trata hoy de avanzar en la recuperación, por parte de los seres humanos particulares y desde sus comunidades más inmediatas y cercanas, de prácticas culturales que durante miles de años han estado entre los grupos humanos para superar dificultades y sobrevivir en medios que en el pasado fueron más hostiles y menos conocidos por la cultura humana. Las enfermedades que en los siglos anteriores diezmaron poblaciones enteras como la peste negra o bubónica/neumónica, el cólera, la malaria o paludismo, la pandemia de gripe de 1918-1919, la fiebre amarilla o vómito negro, el dengue, la anquilostomiasis, el tifus, el sarampión y la viruela causaron graves daños de morbilidad y mortalidad entre nuestros antepasados. En el caso específico de enfermedades que adquirían gravísimas características epidémicas como la viruela y el sarampión, existen una diversidad de estudios realizados por investigadores de los EEUU, Europa y América Latina que demuestran que entre comienzos del siglo XVI y finales del XVII, estas y otras enfermedades traídas por los europeos conquistadores/colonizadores a "suelo virgen" exterminaron cerca del 80 % de las poblaciones de toda la actual América (Norte, Centro, Caribe y Sur). Estas patologías causaron mayor daño que las agresivas acciones de exterminio bélico desplegadas por los europeos españoles y portugueses en estos territorios, donde utilizaron espadas, cuchillos, arcabuces, lanzas, estacas, ahogamientos, sogas, fuego y perros entrenados para asesinar a los hombres, mujeres y niños de las poblaciones originarias. Hoy existen muchos conocimientos y avances para enfrentar, controlar y erradicar muchas de estas enfermedades. Por ello es recomendable mantener el control de las emociones y evitar dejarse llevar por el miedo que históricamente siempre ha sido utilizado como un gran instrumento de manipulación/alienación y debilitamiento de la Conciencia Crítica o Espíritu Crítico. Desde la inoculación eficaz del miedo, se pueden obtener provechosos beneficios económicos, políticos, publicitarios, religiosos, militares y en particular de consumismo nervioso e innecesario. En este momento todavía NO existe ninguna vacuna específica contra esta nueva y desconocida cepa del coronavirus (nCoV-19), por tanto lo que conviene es aplicar medidas preventivas y FORTALECER el sistema inmunológico para resistir con mayores posibilidades el ataque de cualquier microbio patógeno peligroso como éste.

Quiero culminar haciendo referencia y reconocimiento a un eminente y destacado médico venezolano que logró conformar un gran equipo de profesionales, técnicos, empleados y obreros/rociadores/fumigadores entre los años 1936 y 1959 para construir la División/Dirección de Malariología y Endemia Rurales, logrando que Venezuela se ubicara en 1961 solamente detrás de los Estados Unidos y la Unión Soviética en lograr la mayor cantidad de territorio liberado del ataque de los parásitos plasmodium que producen la enfermedad del paludismo (pantanos) o malaria (mal aire), estamos hablando de 169.000 kms2 en Venezuela. El Doctor Arnoldo Gabaldón se graduó de médico en la UCV en 1930, luego realizó una especialidad en malaria en Hamburgo (Alemania), posteriormente realizó un Doctorado en los EEUU en Ciencias de la Higiene con mención en Protozoología. Desde 1936, cuando Venezuela era gobernada por un Presidente designado por el Congreso Gomecista, el General Eleazar López Contreras, pasando luego por el gobierno de otro General designado por el Congreso, Isaías Medina Angarita, luego por la Junta de Gobierno que derrocó con un Golpe de Estado a Medina, siendo electo posteriormente en un proceso electoral el Presidente Rómulo Gallegos. En 1948 un grupo de oficiales militares derroca con un Golpe de Estado al presidente Gallegos y asume el gobierno una Junta Militar que luego será sustituida por una dictadura militar presidida por el general Marcos Pérez Jiménez hasta que un movimiento cívico-militar lo derriba en enero de 1958. Allí se conforma un gobierno de transición presidido por el Vicealmirante Wolfang Larrazabal hasta la elección popular del presidente Rómulo Betancourt. Durante todos esos años el Doctor Arnoldo Gabaldón liderizó la exitosa gestión antimalárica y de saneamiento ambiental en toda Venezuela. Jamás se le ocurrió desconocer los tan variados y algunos nada populares Gobiernos y las instituciones del Estado Venezolano durante los cuales ejerció su productivo liderazgo sanitario. No se dedicó a solicitar que no le compraran petróleo u otros productos a la Nación, tampoco hacer diligencias en organismos internacionales y gobiernos para pedir que no le presten apoyo financiero y de insumos alimenticios al país. Por supuesto no se asoció con gobernantes y políticos de otras naciones para agredir y ahorcar en lo económico, financiero y diplomático a Venezuela. Menos aún participar en acciones para agredir militar y policialmente a esta Nación denominada VENEZUELA. Tampoco llegó a pedir que no le vendan o suministren insumos médicos, repuestos para las hidrológicas, el sistema eléctrico, el transporte múltiple o insecticidas y todo cuanto el Estado, la Nación y la Sociedad Venezolana requieren para atender las necesidades de su población. Por cierto, el Doctor Arnoldo Gabaldón protagonizó un duro encontronazo científico/diplomático VENEZOLANISTA y de HOMBRE DE ESTADO frente a las autoridades de los EEUU que pretendían que un crédito aprobado por ellos a favor de Venezuela en el área de la malariología y el saneamiento ambiental se utilizara para fumigar solamente los territorios de Venezuela donde existían plantaciones de caucho y sin habitantes. Fue firme en sus posturas a favor de la salud de los pobladores de la Nación y su derecho a la salud, logrando finalmente que las fumigaciones y otras acciones contra los zancudos o mosquitos transmisores de la enfermedad del paludismo o malaria se aplicaran donde estaban los mayores índices de población enferma. Que falta nos hacen Ciudadanos de Estado que tengan la sustentabilidad de la Nación y sus habitantes como el centro de sus preocupaciones y acciones, más allá de sus aspiraciones e inclinaciones frente al Poder Público para acceder a sus privilegios.

 



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Germán Yépez Colmenares

Historiador - Profesor de la UCV

 germilio.yeco@gmail.com

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