Desde Caracas.- Ahora sí es verdad que llegó la dictadura, Roberto.- dice Cinthya Machado Zuloaga. Está sentada en una de las sillas del cafetín del Centro San Ignacio y parece, como siempre, una diosa del deseo.
La gente que pasa a nuestro lado va sonriente. Va feliz. Cada uno de ellos lleva bolsas en la mano. Regalos. Y uno que otro lleva una botella de whisky. Y se dicen entre ellos mismos. “Menos mal que no estamos viviendo en Estados Unidos, porque con ese crisis que tienen allá, quién puede vivir”.
Cinthya los ve pasar y toma la palabra. “Así no se puede vivir, esta gente que va llena de cachivaches, no sabe que el gobierno los está vigilando. No saben que cada día son más controlados por tu Presidente. Ahora con ese satélite en el cielo no se salva nadie. Si antes sabían todo lo que hablábamos ahora nos van a ver hasta la cédula con ese satélite, y la oposición mientras tanto evadiendo el tema y presentando esos candidatos tan malos, que no vale la pena votar por ninguna de ellos”.
El mesonero se acerca. Se detiene frente a la silla de Cinthya y la ve con admiración. Deja la botellita de agua Evian sobre la mesa y coloca el café negro a mi lado. El mesonero suspira. Un suspiro que da a entender que nunca tendrá en sus brazos una mujer así, como esa que tiene tan cerca, tan bella, tan buena, tan rica.
Cinthya vuelve al ataque. “Este gobierno ha ido demasiado lejos. Con ese satélite Simón Bolívar, desconocido por todos los medios de comunicación privados, no vamos a ganar más nunca una elección. Todo va a estar controlado.
Un país que necesita tanto y tu Presidente lanza un satélite. Menos mal que nuestros voceros no cayeron en la provocación y se olvidaron de esa noticia. Pero es bueno que sepamos que ahora más que nunca vamos a estar vigilados y controlados, porque ese satélite está llamando a control”.
Hay alegría en el ambiente. La gente pasa abrazada y feliz. Miles de personas se acercan a una exposición de vehículos que está en la plaza descubierta del Centro San Ignacio. Audi, BMW, son las dos marcas que están exponiendo. La crisis está lejos.
- Míralos, Roberto, pobrecitos, no saben que los están viendo desde el cielo, no saben que están siendo controlados, no saben que ya no serán los mismos.
Se lleva la botellita de agua a la boca y se detiene de repente. “Mejor me peino y sonrío, para que desde el satélite me miren bella”.- dice y se ríe.
robertomalaver@cantv.net
