La dificil decisión de UNASUR

La decisión de los presidentes  y la presidenta de postergar la designación del nuevo secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, que reemplace al recién fallecido Hector Kicskner, es una demostración, no debilidad de la nobel organización estatal y menos, de la existencia de contradicciones insalvables entre quienes participan en la reunión de Georgetown, capital de la República Cooperativa de Guyana, sino, más bien, manifestación inequívoca de  la importancia que ellos y ella le dan al consenso sobre una materia, aparentemente trivial, pero que en las circunstancias actuales, tiene la mayor importancia para el curso del desarrollo de esta organización, llamada a convertirse en e uno de los polos de poder internacional de mayor peso geopolítico  del planeta Tierra.

La construcción de una organización supranacional en una región históricamente fracturada por los conflictos limítrofes, las diferencias ideológicas y las contradicciones entre sus diversas fracciones burguesas en el control del poder del Estado,  es una tarea por demás difícil, sobre todo si tomamos en cuenta que en ella hoy concurren, además de los elementos anteriores, la presencia contradictoria de  una corriente soberanista, de dignidad e independencia nacional frente al imperialismo norteamericano, junto a otra corriente representada por gobiernos claramente alineados con las posiciones el dominio de los Estados Unidos de América sobre la región; lo cual representa una fuente permanente de tensiones que dificulta los acuerdos pero que, con esfuerzo de unos y conciliación pragmática de estos, terminan haciendo avanzar el proyecto de integración y unidad regional.

En estas circunstancias, dos visiones de la construcción y desarrollo de UNASUR parecieran entar expresándose en relación con la figura que debe darle continuación a la obra inacabada del argentino Néstor Kicskner: quienes piensan que la organización necesita un operador político, constructor de consensos, generador de equilibrios y conector con los otros polos de poder mundial y, quienes, entienden que lo conveniente es una figura discreta, que no tenga tanta relevancia política, a tal punto de sobresalir sobre el peso especifico del conjunto de quienes representan a los Estados miembros de la Unión; consideraciones que hacen difícil acordar la persona adecuada para ello, por cuanto, si bien es cierto no constituye un hecho político irreconciliable ambos criterios, sí constitiye una apuesta sobre el rol que debe jugar la organización y, específicamente, su secretario general.
Así las cosas, la ausencia del consenso estatutario sobre el nombramiento del nuevo secretario general de UNASUR que, en este momento parece confrontar las figuras del todavía presidente Lui Inacio Lula Da Silva, de la República Federativa de Brasil y, el ex presidente de la República Oriental del Uruguay, Tabaré Vásquez, manifiesta ya, no solo un debate sobre figuras destacadas de la región sino sobre visiones acerca del desarrollo de este proyecto de unión política (por ahora) de los países de Suramérica y del papel que cada uno de los países debe jugar en la presente coyuntura histórica, caracterizada por la continuación de la crisis sistémica del Capitalismo, en su etapa neoliberal y global, y las amenazas del imperialismo por revertir del crisis, mediante una conflagración bélica planetaria.

Sin embargo, contrario a los augurios de los gacetilleros imperiales en la región y las empresas capitalistas de la información internacional, los mandatarios y la mandataria  de UNASUR han asumido este debate con discreción, mesura y responsabilidad de Estado, permitiéndose el tiempo necesario para las consultas y conciliaciones y, muy seguramente, en poco tiempo, sin estridencias ni mucho menos laceraciones, designaran a un o a una estadista que pueda consensar las visiones que se vienen expresando en el proceso de construcción de esta  organización regional que tanto preocupa al gobierno de los Estados Unidos de América, dada su potencia política, fortaleza económica, inmensidad poblacional y capacidad científica y tecnológica de presente y futuro.


yoelpmarcano@yahoo.com



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Yoel Pérez Marcano


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