Ya en pleno desarrollo de la ciencia de los alimentos, cuesta creer que más de mil millones de seres humanos pasen hambre hasta la desnutrición mientras miles en occidente se hartan de comidas artificiales que causan terribles enfermedades. Viven más pero se enferma más. Como ellos, los occidentales, no disfrutan de los paisajes de la tierra poco les importa verla morir. Para ver imágenes bonitas el cine de Hollywood se las ingenia con los programas de diseño.
Obama se dirige hacia su segundo 20 de enero, mitad de período, que es como decir que le queda un año para hacer algo que le demuestre a los amigos afro Danny Glover y Harry Belafonte que valió la pena llorar el día que el negro ganó las elecciones. Obama tiene sus eneros contados.
Irak y Afganistán, lejanos pueblos para nosotros, vienen dando una lección de dignidad y resistencia integra en la recién ida década. Bush le dejo el fracaso a Obama que parecía levantar cabeza con esto y Guantánamo. Irak y Afganistán seguirán tumbando presidentes de EEUU y muy pronto tendrán gobiernos dignos de su soberanía. Los pueblos oprimidos son como los ríos que parecen secarse crecen y arrasan con los obstáculos de su cause. Eso ha de pasar en Honduras, y en varios países de América, Asia, Europa y Asia donde las derechas son grandes piedras río abajo que el agua clara despejará.
En esta nueva década, seguirán desapareciendo los símbolos del viejo sistema. La ONU definitivamente entrará en crisis. El edificio en remodelación y los galpones provisionales del Consejo de Seguridad anuncian el reemplazo de esa elite de diplomáticos aburguesados en Nueva York, fabricantes de resoluciones de papel que lo que hacen es acabar con el bosque maderero. La OEA también dirá “hasta la vista”, y la Unión Europea o corre o se encarama. Hasta el pavoso Premio Nobel quedara olvidado como los “meridianos de oro”. El mayor premio para los hombres y mujeres de paz, ciencias y creatividad lo constituirá el aprecio y el recuerdo perenne de los pueblos.
Es la segunda década de este siglo XXI, la Tierra nos reclama salvarla o morir con ella.
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