Cuba: Chávez acabó con el bloqueo mental

“Dicen los libros que una isla es un desierto, arrinconada por las vueltas de las aguas. Pero la historia ha demostrado que unos pocos, pueden cambiar la geografía solitaria.”

Hablar de la hermana Cuba, el caimán heroico de nuestro caribe, implica siempre denunciar el imperdonable bloqueo económico con el que la castiga, desde entonces, Estados Unidos. Eso no se puede discutir, que un imperio imponga a todas las naciones del mundo no comprar ningún producto o materia prima a un pequeño país como Cuba, y que tampoco le vendan nada a riesgo de quedar fuera del mercado norteamericano no puede menos que entenderse como un genocidio. Muy larga debe ser la lista de compatriotas cubanos que en estos 52 años de revolución perdieron la vida por no poder brindárseles un medicamento o tratamiento que no estuvo al alcance por estar inhumanas medidas.

Cuba, insolente y digna, jamás perdió su arrojo y dignidad. La respuesta a este bloqueo fue el ingenio y el sacrifico de todo un pueblo. Es y será siempre la memoria de rabia hacia lo que Estados Unidos representa: el capitalismo que aun castiga bajo su esclavitud a muchos otros pueblos del mundo. Siempre estaré contra este bloqueo sin dejar de encontrar igualmente, en su brutalidad, el trampolín sobre el que los cubanos hubieron de saltar a sus propias habilidades y destrezas, hacia su capacitación y educación, hacia su libertad e independencia.

Quiero que veamos otro bloqueo del que poco se habló, el bloqueo mental igualmente impuesto por el mismo imperio. Cuba quedó sentenciada a la soledad continental, la mayor cantidad de países rompieron relaciones diplomáticas con Cuba bajo el pretexto de ser un país comunista. El mismo patrón con el que se le pretende castigar nuevamente: Cuba el país donde se comen a los niños, donde se fusila a cualquiera, donde todos viven bajo el terror de un fusil que le apunta la nuca. Fueron años de soledad, de aislamiento de sus países hermanos. Hablar de Cuba era hablar de un infierno.

Cuando nuestro comandante Chávez hablaba de Fidel, muchos criticaban su simpatía por él y su revolución, sesudos analistas dijeron que le podía costar el mando porque el pueblo de Venezuela odiaba el comunismo fidelista. Chávez nunca se detuvo, más habló de Cuba, trajo a Fidel no solo a Venezuela sino a las patrias de nuestra América y con su insistente verbo comenzó a realizar alianzas que abrían de par en par las puertas por tantos años clausuradas por el bloqueo mental impuesto junto al económico. Chávez fue más allá de la retórica medio izquierdista que había tenido Carlos Andrés Pérez en su coronación como presidente a la cual invitó a Fidel por sobre las críticas mundiales, Fidel fue la vedette, como lo fue cien veces cada vez que Chávez lo acercó de nuevo a su continente, es y será para siempre el comandante Fidel Castro, padre de la revolución nuestro americana.

Hugo Chávez rompió el bloqueo mental que pesaba sobre nuestra hermana Cuba, nuestros pueblos pudieron comenzar a compartir con las misiones de médicos que comenzaron a implementar la lucha por la salud, se dieron cuenta de la gran farsa a la que se les había sometido, Cuba no era ese monstruo que le habían metido a todos en la cabeza.

Si bastante daño realiza el bloqueo económico no deja, sin embargo, de haber mantenido protegida a su gente de la invasión de la sociedad de consumo. De la contaminación ambiental por monóxido de carbono, de largas colas y tráficos infernales, de la invasión cultural y la dominación mediática. Ahora ese tiempo parece llegar a su fin, se abren las puertas de nuestra amada Cuba no solo para todo el sur de nuestra América sino para el mismo imperio. ¡Que vengan todas y todos a nuestra hermosa Cuba! Luego quisiera ver que dicen los que vuelven, luego quisiera las cuentas de niños desnutridos, de hombres o mujeres fusilados en la vía pública, la cuenta de ese supuesto pueblo oprimido. ¡Que va mis camaradas! Esa Cuba que dibujan en sus relatos de terror los gusanos desde Miami, esa Cuba es una ficción. La verdad de la Cuba que se encontrará cualquiera de los que viajen –hagan la prueba, sin miedo- será la de una raza de seres sencillos y amorosos, felices aunque no muy ricos, iguales, eso si en todo. Un pueblo que ama su patria y la defiende. Una isla por la que podrán viajar sin encontrar policía como en cualquiera de nuestras autopistas, en la que podrán estacionarse donde quieran y conversar hasta con el último de los cubanos y donde siempre la gran mayoría amará a su revolución y sus líderes. Cuba ha roto el hielo y el mundo entero podrá enamorarse de ella.

Estados Unidos será obligado a liberar a los cinco, será obligado a restituir los derechos económicos al pueblo cubano y nada, absolutamente nada, cambiará el destino de ese pueblo conciente, grande y preparado.

¡Viva nuestra Cuba socialista!!


brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho


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