El Hitler Obama, después de asesinar a Bin Laden, proclama el derecho de EEUU de invadir cualquier país


1. El presidente Barack Obama, con su carita risueña que pareciera que no hace mal a nadie, moviéndose con la maldad de un lobo disfrazado de oveja, es el presidente que ha expulsado de EEUU a muchos más millones de trabajadores migrantes y el que con mayor desfachatez ha arrojado mayor cantidad de bombas en Afganistán. Los yanquis han tenido gobiernos fascistas blancos pero nunca habían elegido al gobierno a un Hitler negro que se encargue de la defensa de los intereses armamentistas, petroleros y para impulsar la guerra donde ésta sea necesaria para los intereses yanquis. Después del asesinato de Bin Laden, el nuevo Hitler risueño lanzó su grito de victoria: “EEUU reivindica el derecho que tiene de lanzar un ataque en cualquier país sin autorización”. ¿Qué respondieron los gobiernos? Como esclavos, simplemente inclinaron la cerviz.

2. El asesinato de Ben Laden en Pakistán por el ejército yanqui ha dado un nuevo impulso al presidente Obama para proclamar el derecho que tienen los fascistas yanquis de intervenir en cualquier país sin autorización alguna. Aunque Bin Laden parece haber muerto desde hace 10 años por enfermedad renal, no se sabe por qué los gobiernos yanquis guardaron la noticia y mantuvieron el mito del “terrorista amenazador” por un decenio. Hasta hoy no hay pruebas creíbles sobre la muerte de guerrillero musulmán y lo que sí se ve es un simple montaje de fotografías que cualquier niño puede hacer por Internet. Pero al pobre pueblo de los EEUU –como ha sucedido en México- como si fuera imbécil, le hicieron cantar su himno nacional en los estadios, aplaudir, gritar de alegría, al anunciarles la muerte de Laden. Organizó el gobierno un gran espectáculo.

3. Por eso La Jornada publicó el día 3: “La información fragmentaria y a cuentagotas que se ha dado hasta ahora sobre el suceso, y la ausencia de fuentes independientes que permitan corroborar lo dicho por las autoridades del vecino país, hacen inevitable percibir el operativo de captura y muerte de Ben Laden no como un ejercicio de justicia ni como una acción de seguridad nacional y de combate al terrorismo -como afirmó el propio Barak Obama-, sino como un despliegue propagandístico cuya veracidad, para colmo, no puede confirmarse: a más de 24 horas de que Obama dio a conocer el asesinato del supuesto cabecilla de Al Qaeda, aún no hay datos que confirmen que éste haya sido muerto en el lugar y la hora en que sostienen las autoridades de Washington…” ¿No es una maniobra electoral que Obama quiere vender al mundo?

4. Sin embargo lo importante no es si los yanquis mataron a Ben Laden el primero de mayo o falleció hace una década; lo realmente trascendente y preocupante es que el gobierno de los EEUU está reafirmando en estos momentos sus amenazas al mundo, su derecho a invadir cualquier nación en nombre de la persecución a los “terroristas” que busquen vengarse por la muerte del líder de Al Qaeda. Por eso Obama ha lanzado una “alerta mundial y nacional frente a las amenazas de ataques contra objetivos estadounidenses” y un llamado para “permanecer atentos tanto en casa como en el extranjero”. Pareciera que con el anunciado asesinato se busca esconder la venta de mayores cantidades de armas, justificar alguna invasión real a algún país o simplemente reafirmar su liderazgo mundial. Pronto sabremos que está tras tan anunciada muerte.

5. ¿Reafirmar el liderazgo como una amenaza al mundo en un momento en que parece desplomarse ante la potencialidad de China, India, Europa? ¿Puede olvidarse acaso –como dice el profesor inglés Blackett- que las explosiones de las bombas atómicas de EEUU en 1945 en el Japón no fueron el último acto militar de la guerra mundial sino el primer acto de la guerra fría diplomática contra Rusia marxista y demás países? EEUU no empleó las bombas atómicas contra objetivos militares, sino contra la pacífica población civil de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. La prensa, la radio y los políticos de entonces levantaron increíble alboroto tratando de intimidar al mundo con el arma atómica. Se exigía que todos los países y pueblos del globo terráqueo capitulasen ante el dictado de los EEUU.

6. Los EEUU aunque tengan una moneda que cada día se devalúa más, aunque sus reservas para respaldar el dólar sean casi inexistentes y aunque en la competencia comercial y los mercados esté perdiendo frente a otros países, no puede olvidarse que posee los ejércitos, las fábricas de armas, las bombas nucleares y las bases militares más grandes y poderosos del mundo, además es acreedor de los países más endeudados del orbe. Por eso Reagan, los Bush, Clinton, Obama, pueden gritar al mundo que tienen el derecho de invadir –sin autorización- a cualquier país del mundo. El asesinato de Obama no sería el fin de las persecuciones contra “los terroristas” seleccionados por ellos sino el principio de una persecución mundial mejor planeada con el objetivo de consolidar más su poder orbital.

7. No hay que dejarse engañar más –como sucedió recientemente en el norte africano- con la finta de “la rebelión de los pueblos contra los dictadores”, al estilo Gaddafi. Son indiscutiblemente dictadores, pero el imperialismo yanqui los ha creado y apoyado; sólo cuando ya no le sirven o cuando se han aliado a otras fuerzas y no pueden controlarlos es cuando buscan derrocarlos contratando a mercenarios. El enemigo principal de los pueblos del mundo son los EEUU y sólo asegurando su derrumbamiento las cosas pueden componerse en el planeta. En tanto EEUU siga manteniendo su imperio ningún país podrá vivir en paz y con seguridad. Por eso causa alarma la terrible amenaza de Obama al proclamar que tiene derecho –sin necesidad de autorización alguna- de invadir a cualquier país que se le antoje.

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Pedro Echeverría V


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