1. Colapso de la política exterior de Chávez
Los acontecimientos
de las últimas semanas han revelado una terrible verdad: que el gobierno
venezolano ha perdido su capacidad estratégica-operativa global, incluyendo
su potencial estratégico de defensa ideológica y política. Este peligroso
debilitamiento ocurre en un escenario de poder, en el cual los neofranquistas
de Aznar ganarán el próximo año las elecciones en España; en que
la “Bruja del Capitolio” Ros-Lethinen califica la agresión contra
PdVSA como solo “el primer pequeño paso”
--“just the first step
and more must be done”; en que los cónclaves de la derecha mundial
neofascista en Miami se intensifican y se vuelven más violentos, en
contubernio con la Casa Blanca; y en que la penetración de los medios
de comunicación del Estado en la población venezolana no trasciende
el 5% (¡!). Todo esto sobre un ambiente interno de inoperatividad del
PSUV y de la desorganización de las masas.
La incapacidad
defensiva del Estado venezolano y de sus aparatos ideológicos se mostró
a las claras en la última agresión de Washington contra PdVSA. La
única respuesta que el Presidente y su grupo de poder (Maduro, Ramírez,
Izarra, Cabello, et.al.) supieron dar, fue que “somos hijos de Bolívar”.
Han pasado los tiempos en que los Presidentes gringos olían a azufre,
eran borrachos y tontos y se llamaban Mr. Danger.
2. Fin del progresismo de Chávez
Esa pérdida
de la capacidad estratégica-operativa del gobierno venezolano es el
resultado directo de su nueva política de appeasement (reconciliación).
Al ayudarle a Obama y su cabeza de lanza, Juan Manuel Santos, a reintroducir
la Doctrina Monroe en la Patria Grande, Chávez ha perdido la esencia
ética de su proyecto y, con esto, el norte político. La cadena de
eventos que reveló su pérdida de capacidad estratégica autónoma,
se inició con la extradición de Joaquín Becerra. Se clarificó más
con la censura comunicativa del caso y quedó fuera de duda con la destitución
de la directora de la Radio del Sur. Su culminación fue el reciente
despido de cinco trabajadores de la radio y la rehabilitación del régimen
golpista de Honduras a través de su planeada readmisión a la OEA,
mediante el Acuerdo para la Reconciliación Nacional y la Consolidación
del Sistema Democrático en la República de Honduras.
3. El retorno del Tio Sam
Ese proyecto
de Washington, instrumentado por los gobiernos de Colombia y Venezuela,
encubre un régimen asesino, en el cual se aplica la habitual política
post-golpista de la CIA, llamada en un Reporte de Amnistía Internacional
sobre Guatemala: “A government policy of political murder”
-- una política gubernamental de asesinatos políticos de los cuadros
de la resistencia civil.
En un espectáculo
desmoralizante de la clase política criolla, la única posición
ética frente a esta cínica legitimación del terrorismo de Estado
oligárquico-imperial ---y de pragmática política de autodefensa y
sobrevivencia--- fue la que asumió el Presidente ecuatoriano, Rafael
Correa. El mensaje imperial para las oligarquías de América Latina,
ahora es inconfundible: hagan golpes de Estado cuando quieran, maten
al pueblo y nosotros garantizamos su impunidad. Todos pueden ser Posadas
y Pinochets. Nadie va a la cárcel. Y Zelaya se convirtió de víctima
de la violencia en su comparsa. Pulverizó todo el capital moral-político
que había adquirido, en una burla de los martires del pueblo que dieron
la vida por él. Estamos a años de luz de diferencia con Salvador
Allende.
El agradecimiento
del Uncle Sam y de Santos por los favores prestados por el Palacio
de Miraflores, se produjo de inmediato: la agresión estadounidense
contra PdVSA y el despliegue de más tropas colombianas en la frontera
con Venezuela.
4. La ilusión de la reunificación bolivariana
Algunos comentaristas
han expresado la ilusión, de que la agresión de Washington ha llevado
a una reunificación del movimiento bolivariano, dentro y fuera de Venezuela.
Al asumir esa posición, caen en la propaganda de la cúpula que, junto
con el Presidente, manejan el PSUV. No quieren entender que la nueva
política del gobierno no se basa en “errores”, sino en el cambio
cualitativo y deliberado de su proyecto político: de una posición
burgués antiimperialista a una posición pro-Doctrina Monroe. Chávez
ha regresado ya a la Cuarta República, donde se encuentra con la oposición
burguesa, que nunca ha salido de ella.
No va a haber
una reunificación del “bolivarianismo”, porque, como me escribió
un amigo revolucionario bolivariano de Venezuela hace algunos días:
“La esperanza de que Venezuela podría representar un modelo de inspiración,
ya se perdió.” Y “La izquierda sigue fragmentada y sin norte.”
Efectivamente.
5. La profundidad de la ruptura de Chávez
Hay que entender
la profundidad de la ruptura con su propio pasado progresista, que el
gobierno de Chávez ha llevado a cabo. La fase antiimperialista del
gobierno ha terminado y con eso ha perdido su plataforma de actuación
estratégica, su base moral y la mística de la Revolución. Lo que
queda es administrar y sobrevivir. Para ilustrar la profundidad de la
ruptura, recuerdo el siguiente diálogo con el Presidente. Cuando Chávez
llamó públicamente por primera vez a Bush “borracho” y “tonto”,
lo hizo desde una tarima, ante unos 400.000 venezolanos, allá por el
2006. Cuando bajó del podio le dije: “Esta es la ruptura definitiva
con los gringos”. “Nunca te lo van a perdonar”. Se rió y dijo:
“Bueno, pero alguna vez tenía que ser, verdad?” Esta es la medida
de la profundidad del cambio.
6. La única salida
La posición
de fuerza que tenía Chávez dentro y fuera del país entre el 2004
y el 2010, nunca va a volver. La tarea ahora es, por el bien de la gente,
tratar de impedir el colapso del gobierno de ahí al 2012. El debilitamiento
externo de Chávez es extremo: la quiebra de su autoridad moral por
el sometimiento a Obama y Santos; la impune destrucción de Gadafi;
las restricciones de la alianza estratégica con China y Rusia; la presidencia
colombiana de la UNASUR; la crisis paralizante de Cuba y la falta de
Caracas, de haber logrado la unidad política de acción con
sus aliados latinoamericanos, tal como se muestra en el rechazo de Correa
a la dictadura hondureña, y la felicitación pública de Evo Morales
a Humberto Cholango (nuevo Presidente de la Conaie), cuando Cholango
y sus Mishus (asesores mestizos) son los peores enemigos de Correa.
Ante este abismal
deterioro de la correlación de fuerzas internacionales en detrimento
de Caracas, la única salvación que Chávez tiene, es una posición
de defensa común con Brasil y Argentina, secundada por China y Rusia.
Con su mermado poder de negociación, su mediocre y oportunista equipo
de gobierno, sus medios de comunicación sin impacto, su Partido no
más que un inerte anexo de sus inspiraciones políticas, las masas
desorganizadas y perdiendo la fe en la mística de la Revolución, las
probabilidades de salvación no dan mucho lugar, a ser optimista.
Excepto, por supuesto, para sus delirantes propagandistas oficiales que tratan de ocultar ante los pueblos una verdad histórica: que los gobiernos caen por sus errores estratégicos, no por la crítica revolucionaria a esos errores.