uando se habla del alma colonialista que embriaga a muchos países del mundo. Se piensa en las características de muchos pueblos, que tienen como objetivo primordial en su desarrollo personal, una vida que le permita tener todos los recursos para vivir como un Rey o como una Reina. Y cuando se lee en los medios noticiosos, que el Rey de España tiene una fortuna personal de más de l.700 millones de euros, obligatoriamente lleva a reflexionar, sobre las razones que han motivado a muchas personas a arriesgar y sacrificar vida, con el objeto de llenar las arcas del Rey.
Fueron muchos las familias que por diversas formas han saqueado los recursos naturales de los pueblos, en complicidad con los naturales; unos recibiendo migajas y otros que se sentían orgullosos de contar en su entorno, con la benevolencia de su majestad. El reinado de España, no es la excepción. Ellos proporcionaban las facilidades y los sin esperanzas, pusieron la fuerza física y se consolido la aventura. A fuerza, fuego, engaño saquearon toda la América.
Ahora, en pleno Siglo XXI se observa; como los pueblos de América han sido explotados hasta la saciedad y se pretende seguir en esas prácticas históricas. El hecho, no es criticar y ni calificar esos actos. Sino, en analizar en sentido especifico el comportamiento de muchos venezolanos. Esto me lleva a inferir, que existe una minoría precaria que quieren ser Rey o al menos sentir en su entorno alguien para rendirle pleitesía de benevolencia majestuosa.
El pueblo venezolano ha demostrado a través de su historia, que ha libertado a países; sin saquear y sin despojar. Más ha sido injustamente despojado de territorios e inclusive, todavía tiene tierras que conciliar. Lo que importa, es ver como hermanos, que se prestó a tener beneficios, aprovechando la antipatía de los que quieren despojar a los pueblos débiles, de su dignidad y de su soberanía. Cualquiera, con la sagacidad del natural, puede afirmar que fueron los gobiernos de turno. Sin embargo, cada país tiene la misma personalidad que tienen los pueblos.
Cuesta creer, que a muchos compatriotas «sin tener que dirigirse a ellos con despectivos; porque de ellos son muy cercanos » se prestan a actuar a la espalda de su pueblo. No se pretende reclamarle su condición de patriotas, porque la mayoría de los venezolanos tienen ascendencia foránea. Lo que se pretende es reclamar a todos aquellos, que eligieron a Venezuela no como su segunda patria, sino, en un lugar para su desarrollo personal. Al tener plena libertad, en vez de aflorar sus mejores pensamientos, se aprovecharon en detrimento del local, para formar una pretendida clase dominante, para adueñarse del país. Y no cesa en el intento, sin pensar en quien se lleva por delante.
Han tenido todas las facilidades que otros países no le dan. Trabajo, educación gratis para él y sus descendientes. Tampoco se pretende criticar por la inmensa fortuna que han acumulado, adueñándose de los medios de comunicación y de muchas otras empresas estratégicas. Lo que se pretende es reclamarle la falta de agradecimiento a esta tierra que le abrió los brazos como hermano. Ahora, con la pretendida intención de ser un Rey, quiere enfrentarse al statu, que le sigue los pasos y no está dispuesto a permitir que siga explotando el sudor de los trabajadores, con sueltos míseros, mediante el lloriqueo y la declaración fraudulenta de los impuestos.
Basta leer los medios de comunicación, ver como se expresan del extraordinario logro que ha tenido los pueblos desde rio grande hasta la Patagonia, al conformar la estructura institucional “Celac” Con su conducta, pareciese que muchos pueblos latinoamericano desde la colonia han sufrido un proceso invasivo, por medio de una inmigración silenciosa; que su comportamiento evidencia. Donde cada intención administrativa, se plaga de individuos que en diferentes formas despojas al más débil del producto de sus esfuerzos y al más preparado, con la violencia.
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