Vender armas es uno de los grandes negocios de toda la historia de la humanidad. La pólvora fue inventada por los chinos para distraerse. De allí los fuegos artificiales que ahora son tan comunes. Pero las potencias imperiales europeas, en la primera parte de la edad media, le dieron un uso nada divertido. Transformaron el artificio en bolas de cañón, carga para arcabuces y más tarde en la mortífera dinamita que de manera irónica fue inventada por un hombre que daría su nombre al principal galardón de la paz “El Premio Nóbel”, un homenaje al químico Alfred Nóbel, que en honor a la verdad concibió el detonante para aligerar los trabajos de construcción y minería; mas al igual que le hicieron a los chinos, el invento de Alfred lo convirtieron en arma letal.
La pólvora permitió a los europeos imperiales ocupar y arrasar con los aborígenes de un continente al que bautizaron como América. La dinamita encendería las guerras de fines del siglo XIX y las grandes guerras del siglo XX.
Si antes los conflictos bélicos eran el medio para anexarse territorios, desde la guerra fría para acá es la justificación adecuada para mantener boyante a las fábricas de armas. Otro gran estimulador de esa empresa es la seguridad personal, oficial y el combate a la delincuencia (que también adquiere armas por vías ilegales) Es una industria de alta tecnología, reservada a pocos países y destinada a todos.
Un gran negocio es la venta de armas pequeñas. 95 países confeccionan revólveres, pistolas, fusiles y ametralladoras. Según las estadísticas de 1945 a 2000 se elaboraron unos 347 millones de armas pequeñas, el 75% de ellas fueron hechas en Estados Unidos, donde reside la mitad de las fábricas de armamentos livianos. China, Rusia, 20 países de Europa y Asia se reparten el 25% restante. Solo en 1997, EEUU exportó armas por un valor de 2 billones de dólares. Su principal mercado es su propia población civil y luego los países de América Latina.
Entre los grandes competidores de los fabricantes se encuentran constructores de armas ilegales en regiones como África y el sudeste de Asia. La industria bélica estadounidense invierte grandes sumas en investigación y tecnología a fin de mantenerse competitiva y no perder los mercados.
En otra rama, la construcción y venta de aviones de combate es una mina de oro. De las 100 primeras compañías fabricantes-vendedoras de las letales águilas de la guerra 41están en EEUU (doce de ellas en los primeros 20 lugares con cifras superiores a lo 600 millardos de dólares en ventas en el año 2002), 9 en Reino Unido, 8 en Francia, 6 en Rusia, Israel 5, el resto se lo reparten algunos países de Europa Occidental, Australia y Canadá. Aquí la búsqueda de clientes es mortífera. Construir una nave de combate sofisticada, con visión nocturna o teledirigida vale sus buenos cientos de millones de dólares.
En contrucción de vehículos armados o tanques, también EU lleva la delantera en ligeros, medios, destructores, artilleros, y pesados desde el M2A4, pasando por M18 hasta el súper pesado T28. Que decir, de los barcos, submarinos y portaviones, los venden en USA.
Por supuesto cuando surge la competencia el vendedor tradicional no le queda más que ir por el mundo “preocupado” si lo cambia por otro proveedor.
Pero así es el mercado que en el norte inventaron.
(Publicado en Ultimas Noticias, 21 de Mayo de 2005)