Santos, que bolas, un malentendido…

Definitivamente el presidente de Colombia, asume que nosotros, los venezolanos, somos pendejos y como tal tenemos que calarnos todo lo que desde la “hermana república” salga hacia acá; así, igual piensan, que debemos aceptar que ellos saquen lo que les dé la bien perra gana, de aquí para allá.

J M Santos, su presidente, habiendo manifestando que su reunión con Radonsky fue un malentendido, por supuesto, de nuestra parte, lo que nos está aseverando es que debimos bienentender, puesto que a ellos ni les va ni les viene, lo que hayamos creído con respecto a los acuerdos pautados en 2010, en la Santa Marta donde se consumó el magnicidio contra El Libertador, entre él, quien fuera su auspiciador y nuestro Comandante Supremo, procurando mantener la Paz en la región; además, Santo, al reconocer que de las “buenas relaciones” entre ambos gobiernos, son los colombianos los más beneficiados económicamente hablando, indica que este entendido no es más que la puesta en práctica de una continuidad de la política colombiana que se ha caracterizado por la historia de agresión permanente, empezada por la conspiración que acabó con la vida del Hombre de América, Simón Bolívar.

Los gobiernos de Colombia, nada dicen ni han hecho para reconocer y enmendar el daño que nos causa, fundamentalmente desde el punto de vista económico y social, el desplazamiento de sus connacionales hacia nuestro territorio para instalarse en nuestras comunidades, empujados por violencia y la miseria contra su pueblo, impuestas por la oligarquía neogranadina, en ocasión de la merma de nuestros presupuestos de salud, educación, vivienda, trabajo y más, desde hace medio siglo. Se suma a esto, además del despojo de territorio, todo lo negativo que acompaña desde Colombia, esta terrible y dramática situación de agresión contra Venezuela: Drogas en todas las especies, violencia y delincuencia en todas las modalidades, prostitución en todas sus formas; mientras ellos se llevan de nuestra Patria, de paso en contrabando, alimento de todo tipo, gasolina y demás productos energéticos, cemento, cabillas y cualquier cantidad y baratísimos de bienes que tanta falta nos hace a los venezolanos, para devolvérnoslos en baratija que les deja inmensas riquezas a unos pocos oligarcas.

Afortunadamente en Colombia existen movimientos políticos y sociales que realmente quieren y están comprometidos con los postulados de El Libertador, los cuales se están pronunciando y movilizando no solo para que se logre derrotar la violencia llegada y profundizada desde el asesinato de Eliezer Gaitán, si no para que no haya tensiones y conflictos entre los pueblos venezolano y colombiano, sin embargo, eso no se logrará mientras en aquel país la oligarquía, la que encarna J M Santos, esté en el gobierno.


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Gustavo C. Vásquez


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