Nuestras reflexiones sobre el golpe militar en Chile: En recuerdo a Salvador Allende

Desde el Chile profundo, Pablo Neruda y Salvador Allende fueron luchadores de toda la vida por la liberación nacional y el socialismo. Salvador Allende patriota chileno, mártir de nuestro procerato civil y militar de la patria grande. Víctima del terrorismo de Estado practicado desde siempre por los Estados Unidos; que históricamente ha sido un Estado bárbaro, invasor e interventor de todos los gobiernos independientes y nacionalistas que ha tenido América Latina y el Caribe y mas allá de la región. Históricamente está suficientemente demostrada la injerencia directa del gobierno de Richard Nixon y su participación activa en el golpe militar de 1973.

El imperialismo yanqui aunque sigue siendo el enemigo principal de los pueblos y naciones del mundo, está en plena descomposición ideológica y política. Ha entrado en crisis terminal como consecuencia de haber perdido la dominación sobre muchos territorios, poblaciones y mercados desde 1917; esto pese a su poderío militar, el control de la economía internacional a través del dólar y la dictadura mediática mundial que ejerce. Aún así, no podrá resolver su crisis estructural con el fundamentalismo neoliberal, ni con la pretendida invasión a Siria.

Las circunstancias históricas del presidente Allende en los años 70 del siglo pasado, quien ganó la presidencia chilena con el voto popular y desarrolló durante tres años un programa nacionalista, popular y antiimperialista que tenía un horizonte socialista, en medio de una ofensiva fascista y conspirativa apoyada por la oligarquía local y financiada abiertamente por los Estado Unidos y las empresas transnacionales que operaban en Chile. Ello en función de desarrollar una política de desestabilización y aislamiento del país, lo cual permitió al fascismo una alianza sólida de la ultraderecha con los medios privados de información, la jerarquía eclesiástica, la dirección de la democracia cristiana y la estructura del ejército levantando el fantasma del comunismo; hasta que aquella mañana del 11 de septiembre de 1973 derrocaron al gobierno democrático y popular del presidente Allende, en forma violenta, con poca resistencia organizada y masacrando al pueblo chileno, al cual cantaba el poeta camarada Víctor Jara.

Hay que decir que, el Movimiento Popular y los partidos de izquierda no lograron definir una estrategia de resistencia unitaria y de mando único capaz de revertir la situación planteada, con la suficiente antelación. Tampoco lograron la articulación con los movimientos progresistas de la Región, los cuales por lo demás estaban en una situación difícil, compleja y de división. En síntesis, sufrimos una derrota estratégica; pero aún así, hubo grupos en la resistencia que perseveraron. De esta manera, en la práctica quedaban cerrados los procesos de cambio y de transformación tanto por la vía armada como por la vía pacífica, democrática y representativa.

En el caso de la Revolución Bolivariana, el liderazgo del Comandante Chávez supo entender la experiencia de la Unidad Popular chilena y las causas de su derrota. El claramente comprendió la larga coyuntura política venezolana iniciada con los acontecimiento del 27 y 28 de Febrero de 1989 y los del 4 de Febrero de 1992; siendo capaz de definir una política integral para cabalgar con la Revolución Bolivariana, a partir del análisis de los elementos esenciales que demandaba la coyuntura nacional y mundial.

Con una revolución victoriosa, no exenta de dificultades y limitaciones, el Comandante murió en la cima del poder el 5 de marzo del 2013, producto de una voluntad nacional, popular con orientaciones socialistas, rompiendo con toda una tradición histórica del movimiento popular venezolano y un destino distinto al del valeroso Guaicapuro, el Libertador Simón Bolívar, el general de Hombres Libres Ezequiel Zamora y el Precursor Generalísimo Francisco Miranda; quienes murieron asesinados, exilados o expulsados de la Patria.

Vivimos la era post-Chávez en Venezuela, una era que abre nuevos horizontes en la crisis de poder que está planteada en la región y el sistema internacional. Se trata de una confrontación entre el imperio Yanqui, los pueblos, sus movimientos de vanguardia y la humanidad.

Ahora, los legados históricos de Allende y Chávez nos siguen acompañando en las circunstancias maravillosas de hoy, llenas de posibilidades para construir otro mundo posible. Finalizo, una vez más debemos levantar las banderas de la unidad, lucha, batalla y victoria que en sí, expresan los niveles de unidad de la nación, unidad del pueblo y unidad de la clase obrera para alcanzar el objetivo histórico de enfrentar y derrotar al imperialismo globalmente.

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Fernando Soto Rojas


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