La mafia del complejo militar, industrial y comunicacional, junto a su relacionista público, quedaron en paños menores y a la vista del mundo entero con la buena faena que les hizo el esgrimista de la geopolítica internacional Vladimir V. Putin, Presidente de la Federación Rusa, quien cual boxeador estilista se movió en el ring internacional y con magistral habilidad desarmó al guerrerista “Premio Nobel de la paz” dejándolo en evidencia ante el desinformado pueblo norteamericano, que seguramente, luego de leer esa carta abierta del presidente ruso, tomará mayor conciencia a cerca de quienes le engañan y someten a toda clase de conflictos y le exponen al odio mundial, sin justificación alguna.
La jugada de Putin para evitar la criminal carnicería que en contra del pueblo Sirio, tenía planificada el Pentágono, fue sensacional y dejó al descubierto los temerarios planes de Estados Unidos de Norteamérica y sus lacayos europeos, contra el Medio Oriente y la paz mundial, con el único fin de buscar una salida a la brutal depresión que les mantiene al borde del abismo y cuya solución no es la guerra sino la rectificación de errores e insertarse en el cambio de épocas.
El primer golpe aplicado por Putin a Barack Hussein Obama y su sed de sangre, fue la propuesta hecha al presidente Bashard Al Assad, quien de inmediato aceptó la mediación y como dice la sentencia popular, “Quien no la debe no la teme”, no puso ninguna objeción en colocar su arsenal químico bajo custodia internacional, pero advirtiendo que no es por la amenaza imperial, sino por la buena voluntad de su par ruso.
Con esa jugada comenzó a patinar Obama y su patota. Como de costumbre recurrieron a la canalla mediática internacional, para con falacias y retórica tratar de convencer al mundo, que el crimen planeado se justifica y en esa tónica salieron alineados desde John Kerry, Obama, hasta el derrotado gobierno inglés, que el congreso le dijo no hay mas locuras como la de Irak.
Frente a esta campaña que ya les había dado resultado con Libia, Irak y Afganistan, Putin decidió jugarse la carta que traía en la manga y tras acorralar al imperio y sus lacayos en la reunión del G20, decidió dar la pelea en el plano de la guerra de IV Generación y se lanzó a la batalla de las ideas con su artículos en The New York Times: “Un llamado a la precaución desde Rusia”. Este fue el gancho al hígado que envió a la lona a la patota guerrerista imperial.
Sin retóricas y sin engaños el líder de la federación rusa, explicó al pueblo norteamericano y del mundo, el peligro que no solo para Siria, representa un ataque norteamericano fuera del marco legal de la comunidad internacional. Putin señala, que de haber de nuevo un ataque a un país de la comunidad, desdeñando la autoridad del Consejo de Seguridad de la ONU, esta instancia internacional, creada luego de la II Guerra Mundial, como garante de que no se repita de nuevo un holocausto contra la humanidad, corre el riesgo de seguir la misma suerte de la Liga de Naciones, que despareció por no tener sustento.
Explica Putin, que un ataque a Siria, por parte de Estados Unidos, pese a la oposición de varios países y de los principales líderes políticos y religiosos, incluyendo al Papa Francisco, dará lugar a más víctimas y a la extensión del conflicto más allá de las fronteras de Siria. Un ataque de esa naturaleza, aumentaría la violencia y desencadenaría una ola de terrorismo. En esta ola de terrorismo avizorada por Putin, por supuesto el blanco principal pudiera ser USA y así lo ha entendido el pueblo norteamericano, que ha aplaudido la oposición del dirigente ruso.
Putin sostiene que Siria, no está en presencia de una batalla común, sino que está frente a una oposición armada que lucha contra el gobierno. Enfatiza, que aquí hay pocos defensores de la democracia, pero sobran combatientes de Al Qaeda y extremistas de todas las tendencias que luchan contra el gobierno.
En otras palabras el triunfo de estas facciones, que ya han mostrado su lado criminal al utilizar armas químicas, como ha quedado demostrado ante el mundo, incluso por testimonios de los propios mercenarios que acusaron a Arabia Saudita de haberles proporcionado las armas, sin información, ni entrenamiento para su uso, pudiera representar el mayor peligro para la estabilidad del Medio Oriente y del Mundo, porque allí si pudiera surgir la exportación de terrorismo.
Lo cierto es que el mensaje de Putin ha llegado a su destino y miles de norteamericano han sido liberados de la venda de la manipulación mediática.
Ahora el relacionista del Pentágono, inquilino de la Casa Blanca, que en este circo bufo hace de Tio Tom, ha quedado al descubierto junto a sus cómplices europeos, que no tienen explicación válida al mundo para convencerle de lo necesario de la masacre contra el noble, luchador, patriota y rebelde, hermano pueblo sirio. Definitivamente con los buenos oficios de la diplomacia rusa y la tenacidad de su líder, la amenaza contra Siria y el mundo, por ahora se detiene, gracias a que Putín aplicó gancho al hígado a Obama.