Mar del Plata, Argentina, 5 nov (PL) Los nuevos vientos que soplan del sur del Río Bravo hasta la Patagonia, claramente perceptibles en la III Cumbre de los Pueblos, alcanzaron con cierta fuerza a la IV Cumbre de las Américas.
Al conocerse hoy los resultados de la reunión de dignatarios de 34 países del continente es imposible soslayar que el movimiento social creciente en pro de la búsqueda de alternativas a la integración regional logró influir positivamente en ellos.
La batalla contra el proyecto estadounidense de imponer un modelo único mediante el acuerdo para el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que tuvo su máxima expresión en el foro de los pueblos, logró que Washington no pudiera resucitar las negociaciones estancadas hace 20 meses.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, vino a Mar del Plata para forzar la reapertura de esas pláticas, exhibiendo como carta de triunfo una aparente mayoría de 24 países a favor de esa posición, pero fracasó en su intento.
Los jefes de estado de los países del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) a los cuales se unió Venezuela, mostraron cohesión en medio de sus diferencias de enfoque sobre el tema e impidieron la maniobra.
La potencia hegemónica amenazó con el fracaso de la Cumbre, al insistir en su exigencia de incluir el tema en la Declaración Final y en el Plan de Acción o, de lo contrario, no habría esos documentos.
Así lo filtraron sus portavoces a los medios de difusión, sobre todo los más poderosos que le son afines, y desde las primeras horas de la tarde se adelantaron a anunciar el revés de Mar del Plata, una situación incómoda para el estado anfitrión.
Después limaron el tono y hablaron de severas dificultades para el consenso y finalmente debieron desdecirse ante la evidencia de que habría los dos documentos finales.
Argentina, que como país anfitrión había presentado como lema de esta cumbre “Crear trabajo decente para combatir la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática”, defendió a ultranza su colocación en el centro del análisis y rechazó insertar el ALCA por ser ajeno a los propósitos de la reunión.
En la Declaración de Mar del Plata finalmente aprobada apareció un precedente que tal vez sea de utilidad en las futuras, o sea, soslayar la práctica del consenso para las decisiones e insertar la posibilidad de disentir.
De esa forma, el texto incluye un párrafo en el que los partidarios del ALCA plantearon su posición y otro en el cual los que no aceptan ese proyecto estadounidense también lo hacen y explican el por qué: el contenido actual de sus preceptos muestra que aún no están dadas las condiciones para que sea aceptable.
A esta aparente solución salomónica se unió una propuesta de Colombia, incluida en el texto, para que en correspondencia con los resultados de la reunión en Hong Kong en diciembre de la Ronda Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se reúnan plenipotenciarios de los 34 países para revisar el asunto.
El objetivo es apreciar si hay cambios en las posiciones de los países ricos en cuanto a subsidios agrícolas, otras medidas proteccionistas y los asuntos relacionados con la actividad laboral (trabajo informal, formación profesional, entre otros) que satisfagan las exigencias necesarias para una integración.
Por eso, como explicó el canciller argentino, Rafael Bielsa, en conferencia de prensa, el ALCA puede estar muerto y al mismo tiempo no.
“Si un tratado carece de lo que nuestros países exigen, ese tratado esta muerto. Si el tratado posee lo que nuestros países exigen seguiremos negociando”, explicó textualmente al abordar el tema.
Añadió que desde hace 20 meses no hay conversaciones sobre el ALCA, lo cual es muestra de que algo está pasando y Argentina ansía que se den las condiciones para retomar el diálogo en los términos demandados por los países del MERCOSUR y Venezuela
Si no se dan esos requerimientos, seguirá ampliándose el período de estancamiento, pero si se logran, lo cual no hay que descartarlo porque para eso se negocia, continuarán las tratativas, dijo.
Como será muy difícil que Estados Unidos y sus socios del club de los ricos renuncien a sus privilegios y a las medidas que han impuesto para el manejo económico- y no sólo- del mundo, el ALCA está muerto y sepultado, pero como no se puede excluir que ocurra un “milagro”, entonces se debe esperar a después de Hong Kong. Una exhumación.
En cuanto al lema de Argentina, fue debatido, consensuado y debidamente reflejado en los dos documentos centrales, sobre todo con acciones concretas contenidas en el Plan de Acción, con lo cual se dio un paso importante hacia el combate al desempleo y a acciones corruptas de los empleadores nacionales y transnacionales.
Siempre estas cumbres se analizan en términos de ganadores y perdedores y ese enfoque no es del todo desacertado, aunque resulta incompleto o deficiente.
Pero montado en esa cuerda, no es arriesgado decir que el gran derrotado aquí fue Bush, quien no pudo obtener su objetivo y, además recibió un repudio gigantesco por parte de la población, de los cinco mil delegados de todo el continente a la Cumbre de los Pueblos y de una marcha de unas 50 mil personas.
El otro fracasado en su papel de altavoz y caballo de Troya de Estados Unidos fue el mandatario de México, Vicente Fox, quien nada logró con sus loas al ALCA, presiones sobre Argentina al respecto y la amenaza de que quien no se sume queda rezagado.
Una versión ridícula de la tenebrosa sentencia del patrón: “Quien no está con nosotros es un enemigo”.
Los ataques gratuitos al presidente venezolano Hugo Chávez por pronunciar un discurso de altos kilates en la “otra” cumbre y al astro del fútbol e ídolo de los argentinos Diego Armando Maradona- minimizándolo al decir que es una lástima que tan buen deportista sea tan mal político- fueron de una ridiculez proverbial.
Fue tan desatinado e irrespetuoso con el país anfitrión que bien pudiera cualquiera apenarse, parodiándolo, de que tan gran gerente de la Coca- Cola, sea tan enano como gobernante.
pgh/Rmh
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